Catalunya tiene una inmensa riqueza geológica, ecológica y cultural, y ello hace que por todo el país tengamos no solo paisajes y lugares de increíble belleza, sino también paisajes y lugares extrañísimos, que parecen el escenario de una película de ciencia ficción. Ya te presentamos estos seis en este artículo:
🪐 6 paisajes de Catalunya que parecen de otro planeta
Pero hoy vamos a profundizar en uno de ellos (en todos los sentidos), porque lo tienes a poco más de una hora de Barcelona, y su extrañeza es tan exagerada que te va a costar recordar que todavía estás en Catalunya, o siquiera en el planeta Tierra. Prepara tu escafandra, que salimos al exterior alienígena.
El diapiro de sal de Cardona: como si un pedazo de otro planeta hubiera caído en Catalunya
Puede que hayas oído hablar de “la montaña de sal de Cardona”, pero si nunca has ido a verla, no te estás haciendo la idea correcta de cómo es. Quizá pienses que es una montaña ordinaria en la que hay la entrada de una mina vulgar y corriente. O quizá la imagines como una especie de cantera, en la que en vez de mármol u otra roca, se extrae sal de la misma manera.
Pues bien, coge el tren o el bus que sea, o tu coche por la C-16 y luego la C-55, y acércate a Cardona, desde Barcelona en coche es 1 hora y 20 minutos aproximadamente. Cuando llegues al Parque Cultural de la Montaña de Sal de Cardona vas a llevarte la primera sorpresa. Porque vas a ver algo que no parece natural ahí en medio, como si alguien lo hubiera dejado caer.
Pero no es que haya caído del cielo. Más bien ha sido al revés, porque la montaña de sal de Cardona es lo que se conoce como un diapiro, es decir, una intrusión de un material menos denso, que ha sido cubierto por otras capas de tierra, y finalmente se ha abierto paso entre ellas para escapar al exterior.
Disfruta un rato del exterior y haz buenas fotos, y luego procede a la visita, que te va a dejar todavía más en shock, ya que parecerá que desciendes a una mina en otro planeta.
El alucinante interior de las minas de sal de Cardona
Los terrenos en los que se encuentra el diapiro pertenecían al duque de Medicaneli, quien los vendió en 1923 a la Unión Española de Explosivos para la extracción de sales potásicas. Con algún cambio de manos, estas minas se siguieron explotando hasta 1990, cuando ya era complicado trabajar en el interior: se había descendido hasta más de 1.300 metros de profundidad, el calor era excesivo, y ya se habían extraído más de 37 millones de toneladas de mineral.
Fue una sorpresa cuando, en 2003, volvieron a abrirse las minas, pero como atracción turística. Tenían buenas razones para ello: el interior tiene todo lo interesante de una mina (maquinaria de extracción, etc.) y la magia única de los minerales salinos al reaccionar con el agua que se filtra con las lluvias. No son las estalactitas, estalagmitas y demás que se suelen encontrar en las cuevas ordinarias, ¿verdad?
Así que si quieres ver entornos sorprendentes, alienígenas, como extraídos de otro planeta o de una peli de ciencia ficción, ya has visto que no te pilla muy lejos: visita la montaña de sal de Cardona, y déjate atrapar por la sensación extraterrestre de sus formas y sus túneles.