Llega el verano y el calor, y con este tiempo entran ganas de un buen chapuzón para refrescarse. También con las vacaciones hay más horas y días libres para disfrutar y apetece un paseo por el campo, para estar fresquito y moverse un poco después de tanta oficina y espacios de trabajo cerrados. Si no eres mucho de playa porque te molesta la arena o te dan miedo las medusas, y quizás la piscina no es para ti —a nadie le gusta la masificación de niños chillones, aquí lo que se busca es la tranquilidad—, hay una tercera opción: una piscina natural o un lago en el que poder bañarse después de una excursión. Desde La Tumbona queremos que disfrute al máximo de estos meses de verano y por eso te descubrimos una piscina para que te refresques durante los días de más calor.

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Bien cerca de Barcelona hay una muy buena opción para disfrutar: las playas de la capital catalana están llenas de guiris, carteristas y suciedad por ahí perdida, como latas o plásticos, y nadie osaría de mojarse en el río Llobregat —si no quiere salir lleno de barro y quizás con tres ojos como el famoso pececillo de los Simpson—. ¿Qué opción queda? Pues un precioso pozo natural, a tan solo 20 o 30 minutos en coche de la ciudad o mucho menos si eres del maravilloso Baix Llobregat, una parte de Catalunya muy bonita y muy poco reivindicada.

El pozo de la Mola, situado entre Corbera de Llobregat y Sant Andreu de la Baca, es una excursión que vale mucho la pena. Se trata de un caminito sencillo y no muy largo —en torno a una hora, unos 2 kilómetros ida y vuelta— que se puede disfrutar con niños y perros y que va a parar a un paisaje bucólico: una cascada y una riera en la cual poder bañarse. Se puede llegar a los alrededores fácilmente en ferrocarriles —y a una estación de FGC muy cerca, en Sant Andreu de la Barca— o en coche y aparcar antes de llegar en la zona boscosa. Es cierto, sin embargo, que puede estar muy concurrido dependiendo de la época del año y del día, sobre todo si es fin de semana y en verano.

Como recomendaciones de La Tumbona: llevar protección solar y agua para beber —no hay fuentes y en ciertas zonas del camino no hay demasiada sombra—, repelente para los mosquitos y sobre todo mucho cuidado con las piedras en torno a los saltos de agua, porque resbalan mucho y no hay vallas ni protecciones, es un espacio natural. También imprescindible, mucho respecto con el entorno y nada de dejar latas, plásticos o cualquier tipo de basura.