Junto al parque natural del Cadí – Moixeró, hay un pequeño municipio que ostenta el récord del pueblo con menos habitantes de Catalunya. Y es que solo viven allí 27 personas, según datos del Instituto de Estadística de Catalunya en el 2023. Este municipio se encuentra rodeado de un paisaje privilegiado, sobre todo durante los meses de invierno, cuando nieva. Te estamos hablando de Gisclareny, en la comarca del Berguedà, un pueblo que vale la pena descubrir, y no solo por el curioso título de ser el más pequeño de Catalunya.
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Un viaje por la historia y la naturaleza
Cuando recorremos las calles de Gisclareny, queda bien patente su rica historia. Protegido por imponentes montañas, el pueblo conserva vestigios de los siglos que nos ven pasar. La antigua iglesia de Sant Miquel, de estilo románico, es una parada obligada para aquellos que buscan sumergirse en el pasado.
Además, Gisclareny esá rodeada de pequeñas maravillas porque, además de 1.000 metros de altitud, encontraremos los escombros de Murcurols, una atracción turística muy preciada por los viajeros. Igualmente, y si somos amantes de las vistas, nos tenemos que marcar como parada obligatoria en el mirador Albert Arilla, que nos premia con vistas impresionantes en el imponente pico del Pedraforca, así como a los vecindarios de Berta y Roser.
Naturaleza en todas las alturas
La variada topografía de Gisclareny ofrece un entorno natural único. Pasear por las orillas de los ríos Saldes y Bastareny, cerca de la Fuente del Adou, una bonita cascada enclavada en un bello paraje natural, es una experiencia que conecta con la esencia de la región.
Desde los 800 metros de altitud de Gisclareny, se puede subir hasta los más de 2.500 metros alcanzados en la cima de Comabona en la Sierra del Cadí, el punto más alto del parque natural mayor de Catalunya. Aquí, las posibilidades de actividades son tan variadas como las estaciones del año.
Con la llegada de la nieve, andar con raquetas por los senderos cubiertos de blanco es la opción perfecta. En verano, estos mismos senderos se transforman en caminos rodeados de bosques verdes, ofreciendo una perspectiva completamente diferente de este paraíso natural.
Gisclareny, el pueblo menos poblado de Catalunya, se presenta como un destino que va más allá de la estadística demográfica. Es una ventana en el pasado, un portal a la naturaleza y un recordatorio que, a veces, las joyas más valiosas se encuentran en los lugares menos esperados. Si buscas una escapada tranquila y una conexión genuina con la naturaleza, Gisclareny te espera con los brazos abiertos.