La autoestima es una de las bases del desarrollo del niño y si no crece con ella, le va a acarrear problemas en el futuro. A día de hoy, desde la pedagogía se tiene claro que la autoestima forma parte de la educación emocional que debe recibir un niño, tanto en el hogar como el colegio.
Un poco de historia
En los años 90, los profesores Peter Salovey de la Universidad de Yale y John Mayer de la Universidad de New Hamsphire explicaron que la inteligencia emocional incluye las habilidades para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; para acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; para comprender la emoción y el conocimiento emocional y para habilidad para promover el crecimiento emocional e intelectual.
Antes que ellos, el psicólogo Daniel Goleman publicó su bestseller “Inteligencia Emocional” en el que hablaba de que, además de los conocimientos, habilidades como el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia, la capacidad para motivarse a uno mismo o la habilidad para relacionarnos eran fundamentales. Todas eran fundamentales para alcanzar el éxito personal y profesional.
Los padres juegan un papel muy importante a la hora de desarrollar la autoestima de sus hijos. En primer lugar, ofreciéndoles desde que nacen gestos de amor y de cariño que les hagan sentirse seguros y queridos. De esta forma, se contribuye a que tengan una buena percepción de sí mismos. Pero la escuela también juega un papel fundamental. En muchos países se llevan a cabo desde hace años programas de educación emocional en los colegios con criterios científicos y con una posterior evaluación.
Cómo fomentar la autoestima
En este sentido, el Gobierno aprobó el pasado mes de febrero un real decreto en el que se regulan las enseñanzas mínimas de la etapa de Educación Infantil, donde se contemplan una serie de competencias clave como el fomento de la autoestima. Pero, ¿cómo se puede ayudar a desarrollarla? Estos son algunos consejos.
- Mejorar el autoconocimiento
Los niños deben conocer sus habilidades y debilidades, sus aptitudes y sus emociones.
- Ayudarles a expresar y comprender sus emociones
Para ello, hay que invitarles a hablar de las mismas de una forma sencilla y positiva. Si son muy pequeños, se puede hacer a través del juego.
- Potenciar la regulación emocional
Para ello, deben entender cómo pueden controlar sus impulsos y así controlar determinadas reacciones que pueden dificultad su adaptación a la vida social.
- Fomentar su flexibilidad
La flexibilidad le permite a un niño desarrollar su resiliencia y saber adaptarse a las diferentes situaciones cuando estas cambian sin causarle frustración y sufrimiento.
- Promover la seguridad
Hay que fomentar la generación de un clima de seguridad en el hogar y en la escuela.
- Utilizar lenguaje positivo
Si nos dirigimos a los niños con un lenguaje positivo, les ayudaremos a sentirse mejor con ellos mismos.