Los cambios que se han producido en la sociedad entre la generación de los que ahora son padres y sus hijos han sido tan importantes a todos los niveles que, una de las dudas que tienen ahora a la hora de elegir colegio y afrontar su educación, es qué tipo de habilidades tienen que desarrollar los niños para prepararse para el futuro más o menos cercano que tienen por delante.
Se ha definido este nuevo contexto como la sociedad del conocimiento o de la información, en la que las nuevas tecnologías están en la base principal de este cambio que obliga a todo el mundo a adaptarse y que en los próximos años se desarrollará aún más con la expansión de la Inteligencia Artificial, puesto que las transformaciones serán mucho más profundas.
A esto se une una mayor consciencia acerca del entorno que nos rodea y por este motivo la ONU se propuso una Agenda 2030 con una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible que impregna también el futuro que tenemos por delante. Por este motivo, se ha debatido mucho sobre las habilidades que deben desarrollar los niños y adolescentes en su formación.
Cómo desarrollar las habilidades de los niños
El Foro Económico Mundial llevó a cabo un estudio al respecto llamado Nueva visión para la educación en el que se destacan una serie de competencias y habilidades. En primer lugar, desarrollar el pensamiento crítico y la solución de problemas, creando un feedback constructivo que permita al niño sentirse escuchado y comprender que sus opiniones cuentan y son importantes. En segundo lugar, el fomento de la creatividad: ofrecerle oportunidades para crear e innovar, la autoestima necesaria para sentir que lo que hace es importante y la autonomía para que lo haga por sí mismo.
La importancia de tener unas buenas capacidades de comunicación, crear debates, permitirle hablar en público y fomentar el empleo de la escritura para mejorar su redacción, también es importante, así como fomentar el trabajo en grupo y enseñarle el respeto que debe mantener ante los trabajos y las opiniones de sus compañeros. Realizar actividades en equipo con un objetivo común, donde tenga cada uno tenga un papel y todos los esfuerzos sean necesarios.
Desarrollar su curiosidad, hacerle preguntas, ofreciéndole antes los contenidos que necesita para que el tema le interese y resolviendo sus dudas. Proveerle de material multisensorial que le permita una exploración a través de sus sentidos y promover contradicciones que le lleven a cuestionarse lo aprendido es también otro de los puntos a destacar.
Además, promover su iniciativa e involucrarle en proyectos de largo recorrido, individual y en grupo, en los que tenga que proponer ideas de forma continua y que tengan un propósito bien definido. Hay que procurar no dejar que los errores hundan su autoestima sino que le sirvan para aprender de ellos y continuar con su trabajo y su esfuerzo. Ofrecerle un premio cuando realice un trabajo bien desarrollado y darle las herramientas necesarias para solventar los conflictos que se le presenten por delante, tanto en su trabajo como con los demás.
Por último, fomentar la adaptabilidad, abordando con el niño la cuestión de las emociones que le producen los acontecimientos y los cambios y desarrollar su flexibilidad, desarrollar su capacidad negociadora y trabajar con su empatía, ofrecerle incentivos para liderar un grupo y fomentar el trabajo con los demás como vía de conseguir sus metas y su conciencia social, medioambiental y cultural son habilidades globales necesarias para esta sociedad en la que nos hemos adentrado.