El sueño es un factor esencial para la salud de cualquier persona. En el caso de los niños y jóvenes, un sueño insuficiente aumenta el riesgo de mayores problemas de salud mental, como depresión, ansiedad y comportamientos impulsivos, así como con dificultades cognitivas con la memoria, la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Insomnio infantil
Es importante destacar que el insomnio es el trastorno de sueño infantil más frecuente y puede afectar desde lactantes de 6 meses a niños de 5 años. Muchos padres asumen que su niño nunca ha dormido bien porque desde el primer día los despertares nocturnos han sido muy frecuentes.
Normalmente, las características de este insomnio tienen que ver con la dificultad para que el niño inicie el sueño solo y los frecuentes despertares durante la noche. En algunos casos se pueden producir de 5 a 15 veces despertares nocturnos. Y para desesperación de los padres, a los propios niños les cuesta volver a conciliar el sueño de forma espontánea y sin ayuda.
Malos hábitos prolongados
Además, esto provoca que se generen malos hábitos y son los niños los que crean sus propias normas, que deben seguir los padres para hacerlo dormir. Suelen pedir que les canten, quieren agua, dormir con los padres, dormir frente al televisor...
Muchos de estos problemas se alargan en el tiempo. La cuestión es que, a partir de los 6 años, cuando el sueño está más establecido, se considera que hasta la adolescencia los niños deben dormir de 9 a 12 horas por noche regularmente para tener una buena salud.
Un estudio publicado por The Lancet revela que los niños que no duermen lo suficiente tienen menos materia gris o un volumen más pequeño en ciertas áreas del cerebro responsables del control de la atención, la memoria y la inhibición en comparación con aquellos con un sueño saludable. Estas diferencias persisten después de dos años, por lo que se produce un daño a largo plazo. El problema es que un porcentaje considerable de los niños no duermen lo que se necesita. Y es un contratiempo que se prolonga en la adolescencia.
Cambio de hábitos
En ese sentido, los expertos alientan a los padres a promover buenos hábitos de sueño en sus hijos. La forma más adecuada es que dormir lo suficiente sea una prioridad para la familia, seguir una rutina de sueño regular, establecer un patrón de actividad física durante el día, limitar el tiempo de pantalla y eliminarlas por completo una hora antes de acostarse. Esto último es muy importante.
De hecho, una de las principales causas del insomnio está estrechamente relacionada con el uso de nuevas tecnologías, como las pantallas de móviles, ordenadores portátiles y tablets. Cuando se está constantemente conectado y expuesto a información no se puede dejar la mente en blanco. Cuando esto ocurre a la hora de dormir, suelen producirse pensamientos que impiden conciliar el sueño.