En la edad infantil, la rutina juega un papel fundamental a la hora de proporcionarle seguridad en su vida diaria al niño. Además, le ayudan a orientarse, a crear un orden en su mente y les permiten ir desarrollando su autonomía, porque adquieren hábitos que les indican qué es lo que deben hacer en cada momento.
Las rutinas en Waldorf
En la metodología Waldorf se da mucha importancia a seguir una rutina bien estructurada, por eso en las clases se suelen repetir determinadas actividades para que los niños aprendan que existe un momento específico para cada actividad. Una de las herramientas que utilizan es un reloj de la rutina, que pueden fabricar los padres para que sus hijos sepan en qué momento del día se encuentran y qué es lo que toca hacer, si comer, jugar o bañarse, por poner algunos ejemplos.
El reloj de la rutina
Se puede hacer de manera muy sencilla, con un reloj de los de cocina, cartulinas de colores, tijeras, pegamento, folios. En primer lugar, se desmonta el reloj y en la misma esfera se pegan cartulinas de cuatro colores diferentes que representen cuatro momentos del día: mañana, mediodía, tarde y noche. Después, o bien con dibujos del propio niño o con imágenes, se ponen en cada cartulina las actividades que se deben desarrollar en esos momentos.
Por ejemplo, por la mañana puede ser levantarse, desayunar, lavarse los dientes e ir al colegio. Al mediodía es la comida y la siesta, o la lectura. Por la tarde se vuelve del colegio, se merienda, se hacen los deberes y se juega en el parque y por la noche, cenar, leer, acostarse… cada familia debe establecer cuál es la rutina que quiere inculcarle y pegarla en la sección del reloj que corresponda.
Es una actividad que se puede realizar hasta los nueve o diez años, sustituyendo las rutinas a medida que crece el niño. En lugar de dibujos, cuando van creciendo se puede hacer por escrito, siendo los propios menores los que escriban lo que tienen que hacer en esos momentos del día.
Una de las personas que más ha estudiado la importancia de las rutinas en los niños es el psiquiatra americano Rudolf Dreikurs, que aseguraba que “las rutinas diarias son para los niños lo que las paredes son para una casa, les dan fronteras y dimensión a la vida. Ningún niño se siente cómodo en una situación en la que no sabe qué esperar. La rutina da una sensación de seguridad, un sentido de orden del cual nace la libertad”.
Además de ayudarle a organizarse en el día a día, pueden ser muy importante para su vida adulta, porque generalmente les permiten ser de adultos personas más constantes y perseverantes, puesto que están acostumbrados a realizar actividades a diario, siempre a la misma hora y sus cerebros crean automatismos desde niños. Además suelen favorecer mucho la vida en familia y evitan las discusiones innecesarias cuando al niño no le gusta hacer alguna actividad, como puede ser bañarse o lavarse los dientes.