En lo tocante a seguridad e imprevistos, existen dos grandes tipos de viajeros: los que se van de vacaciones a pecho descubierto, y los que se marchan con un buen seguro de viajes bajo el brazo. ¿Cuál de los dos viajeros está más acertado? ¿Son necesarios estos seguros? ¿Qué tipos de seguros de viaje hay y para qué sirven exactamente?
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Veamos los entresijos de estos seguros y en qué escenarios pueden ser útiles.
Pagar por si todo va mal
El asunto con los seguros de viaje es el mismo que con cualquier otro seguro: que pagas para estar cubierto cuando las cosas vayan muy mal. Y eso no es lo normal. Los accidentes y los problemas ocurren de forma excepcional o, al menos, ocasional, mientras que lo cotidiano es la normalidad, cuando todo va bien.
Pese a ello, pagamos muchos seguros sin rechistar. No nos lo cuestionamos con el seguro de la casa, o el del vehículo. Sabemos que los accidentes son raros, pero sabemos que ocurren, y como la casa o el vehículo son nuestros y los tenemos todo el tiempo, es cuestión de tiempo que ocurra ese accidente. Pagar un seguro nos parece, por tanto, razonable. Porque lo es.
Ahora bien, de viaje no estamos siempre, solo unos pocos días. Tan pocos, que apetece jugársela. Si los accidentes o imprevistos serios son raros, y te vas pocos días, lo normal es que no ocurra nada y nunca te haga falta ningún seguro. Pagar por un seguro de viaje parece un exceso paranoide. Sin embargo, hay que desgranar bien este asunto y buscarle todos los matices.
Qué tipos de seguros de viaje hay y qué coberturas se ofrecen
La cuestión con los seguros de viaje es que hay mil cosas independientes que pueden salir mal: se puede cancelar un viaje, puedes sufrir un retraso importante, puedes romper algo importante en el país que visitas, tener un accidente, ponerte enfermo, que te roben el equipaje, que te rompan el móvil o el ordenador, que alguien en casa se ponga enfermo o incluso muera… ¿cómo cubrir todo eso?
En algunos casos, puedes buscar coberturas individuales. Las compañías sanitarias ofrecen seguros de asistencia sanitaria en el extranjero, y las compañías aéreas o ferroviarias ofrecen seguros de cancelación del viaje. Pero eso, claro, es insuficiente e ineficaz; de ahí que nacieran los seguros de viaje que vienen a cubrirlo todo de forma centralizada.
Las principales coberturas de los seguros de viaje suelen ser las siguientes:
Asistencia médica
La más importante: que puedan atenderte si te pones enfermo o tienes un accidente, y que ello no te suponga la ruina, incluso si hay que operar u hospitalizar.
Anulación
Las anulaciones de un viaje siempre son dolorosas, por el viaje anulado, y porque habitualmente el dinero se pierde. Los seguros de anulación no te pueden devolver el viaje perdido, pero sí cubren los costes de las reservas anuladas.
Responsabilidad civil
Este seguro te proporciona cobertura en caso de que causes daños personales o materiales de forma involuntaria.
Repatriación y regreso anticipado
Esta cobertura sirve para los casos realmente malos, en los que debes volver antes de tiempo por algún problema grave en casa, o para tu traslado en caso de enfermedad, accidente o fallecimiento.
Equipajes
El seguro básico para cubrirse en caso de que te pierdan o dañen el equipaje.
Otras coberturas
Estas son las coberturas o tipos de seguros de viaje principales, pero hay otras como la cobertura de desplazamiento de un familiar, seguros por robo, de equipamiento electrónico, por cambios o pérdidas de servicios y actividades, e incluso otros tipos de seguros de viaje más específicos, como seguros para deportes de aventura, o para cruceros.
¿Cuándo resulta razonable contratar alguno de estos tipos de seguros de viaje?
Es una cuestión de probabilidades: cuanto mejores para ti, menos necesidad de un seguro.
Por ejemplo: si vas a viajar por España, no tienes que preocuparte por muchas de las coberturas del seguro, como la de asistencia sanitaria. Tu único incentivo viene a ser el seguro de anulación, y puedes atreverte a jugártela y viajar sin seguro.
Si viajas por la Unión Europea sigues teniendo buenas coberturas civiles, y con la Tarjeta Sanitaria Europea te atenderán igual que atienden a sus propios ciudadanos. Aunque ojo: eso significa que, si ellos tienen copago, tú también. ¡Algo tan tonto como romperse una pierna puede costarte un buen pico! Un seguro te cubriría esto, aunque estamos en el límite en el que aún puede uno jugársela si son pocos días.
Si nos vamos más allá, sin embargo, la cosa se complica. Si has de viajar a Estados Unidos, solo por la cobertura sanitaria ya te interesa un buen seguro de viaje, porque ya sabes cómo funciona allí la cosa: una apendicitis te deja hipotecado como si te hubieras comprado un apartamento en Torrevieja.
Y esa vendría a ser la línea de lo razonable en cuanto a contratación de los distintos tipos de seguros de viaje: cuanto más lejos, más días, y más desconocido el idioma y el entorno, más necesarios son. Romper accidentalmente una pieza en un museo español es una cosa, hacerlo en un museo turco o tailandés es otra. Necesitas alguien que te ayude en tu idioma a solventar el problema según las leyes del país en el que estés. Y es absurdo no disponer de ello, porque además en general los precios de los seguros de viaje tampoco son disparatados.
Ahora que ya conoces los tipos de seguros de viaje que hay y los diversos escenarios posibles, ¿qué vas a hacer? ¿Te la juegas? ¿O te cubres las espaldas en tu próximo viaje?