Con el comienzo del curso, uno de los retos de los padres es conseguir que los hijos adquieran el hábito de estudio y trabajo, y lo consoliden a lo largo del curso para lograr unos buenos resultados en el colegio. Como ocurre con otros ámbitos de la vida, establecer unas condiciones adecuadas y fomentar la continuidad son básicos para la gestión de los hábitos.
Además, nunca es tarde para empezar a enseñar a los hijos una rutina de estudio que les sea eficaz, les ayude a concentrarse más fácilmente y les permita también un descanso adecuado. Estos son algunos trucos que merecen la pena.
Estudiar en un lugar tranquilo
Un ambiente tranquilo puede ayudar al niño a concentrarse y evitar distracciones. Si es posible, hay que establecer un espacio de estudio fijo en casa, preferentemente en su habitación. Si no se puede y tiene que ser en el salón, hay que procurar que no haya ruidos o actividades a su alrededor que le puedan distraer, así como proporcionarle todo el material escolar que necesite para que no tenga que levantarse cada poco.
Establecer un horario
Una de las mejores maneras de ayudar a un hijo a desarrollar una rutina de estudio efectiva es sentarse con él y elaborar un horario estableciendo qué es lo que va a estudiar cada día y por cuánto tiempo. Esto le ayudará a saber exactamente lo que hay que hacer y será más productivo.
Dependiendo de la edad del niño y de su capacidad de concentrarse, se establecen tiempos. Si son más pequeños, puede ser 20 minutos de trabajo y cinco de descanso, empezando por la tarea de dificultad media, siguiendo por la más complicada y terminando por la sencilla. Según vayan creciendo se añade más tiempo, hasta un máximo de 45-50 seguido de diez minutos de descanso.
Hacer un buen descanso
El descanso debe ser un tiempo para que el niño pueda apartar sus pensamientos del trabajo distrayéndose con otra actividad. Puede ser un momento para merendar, para andar por la casa, hablar con otra persona. La clave es encontrar un equilibrio que funcione para ellos: demasiados descansos tampoco son buenos porque no favorecen la concentración.
Tener un espacio cómodo
Si el niño está tratando de estudiar en una posición incómoda, o en un ambiente demasiado cálido o demasiado frío, no podrá concentrarse adecuadamente en lo que está haciendo. Por eso hay que asegurarse de que el espacio de estudio sea confortable y tenga a mano lo que necesite.
Quitar las distracciones
Cuando el niño está estudiando, es importante que tenga la menor cantidad de distracciones posible. Por ejemplo, apagar el televisor, guardar el teléfono y cualquier otra cosa que pueda distraer su atención de sus estudios. Si pueden concentrarse únicamente en su trabajo, podrán retener más información y sacar más provecho de sus estudios.