La cal del agua, el jabón y la corrosión del vidrio son tres de las grandes causas que provocan una pérdida de brillo en la vajilla de casa. Muchas veces señalamos el lavaplatos, pero no siempre tiene la culpa: también nos toca asumir parte de la responsabilidad. Y es que hay muchas maneras de conseguir que los vasos preserven su tono original. Si ya vas tarde porque tienes los vasos desgastados, ¡no te preocupes porque te traemos un truco con el cual recuperarán todo el brillo en un abrir y cerrar de ojos!
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El truco para conseguir que los vasos recuperen todo el brillo
Si quieres que tu vajilla se vea como nueva y recupere su color original, tienes que saber que hay un truco muy sencillo para conseguirlo y que, además, no requiere mucho tiempo. Solo necesitas tener bicarbonato de sodio, sal y agua caliente. Mezcla dos cucharadas de bicarbonato y una de sal dentro del vaso que quieres limpiar, incorporando agua caliente. Deja reponer la mezcla unos 10 minutos y limpia el vaso, como lo haces de habitual, pero intentando que la mezcla se adhiera a la esponja. Enjuágalo y deja que se seque.
En caso de que se trate de una vajilla muy amplia, el procedimiento se puede hacer pesado y largo. Por eso, una alternativa útil es hacer la mezcla de bicarbonato con sal dentro de una palangana, donde podrás sumergir los vasos, ahorrando mucho tiempo. Una vez los vasos estén secos, podrás apreciar un notable cambio (¡y con el mínimo esfuerzo!).
Aplicar este truco, sin embargo, tiene que ser el último recurso para que los vasos recuperen el brillo. Hay otras acciones que pueden ayudar a prevenir el deterioro de la vajilla y que, si las pones en práctica, seguro que notas cómo se conservan en perfecto estado durante más tiempo. Por ejemplo, si acostumbras a lavar los vasos al lavaplatos, tienes que saber que para que queden impecables se recomienda enjuagarlos antes si han contenido líquidos como vino. También es importante utilizar la cantidad necesaria de detergente y abrillantador si queremos que mantengan sus cualidades.
Cuando se trata de piezas de vajilla más delicadas, con decoraciones de oro o plata, la mejor opción es olvidarnos del lavaplatos y limpiarlas con cuidado a mano, con la ayuda de una esponja y el detergente adecuado. Aquí es clave enjuagarlo con agua limpia y abundante. Si vemos que no han quedado tan limpias como esperábamos, también podemos limpiarlas con agua tibia y limón.