Catalunya es tierra de comidas exquisitas. Nuestra cultura gastronómica es mundialmente conocida tanto por los restaurantes maravillosos que tenemos de alta cocina como por los manjares tradicionales que llenan las mesas de las catalanas y catalanes desde hace siglos. La cocina de calidad no es solo aquella repleta de esterificaciones y espumas, y es que en la cocina clásica también se encuentra la excelencia.
Hablemos de sopas, esta preparación culinaria que consiste en un caldo y alimentos sólidos cocidos en el mismo. La sopa tiene sus orígenes en el Paleolítico Superior y es un plato muy atado a la cultura catalana. A todos nos viene a la cabeza la 'escudella', pero esta no es la única sopa famosa en los hogares catalanes. En el libro Sent Soví, un recetario medieval de autor anónimo redactado en catalán, ya se encuentran varias recetas de sopas, muchas de las cuales seguro que se han perdido a lo largo de los años, pero, por suerte, en Catalunya, tenemos unos buenos guardianes y garantes de la tradición sopera: la Federació d'Escudelles, Ranxos i Sopes Històriques de Catalunya.
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La Federació d'Escudelles, Ranxos i Sopes Històriques de Catalunya es una asociación sin ánimo de lucro que tiene como objetivo principal agrupar las entidades históricas de Catalunya que tienen la finalidad principal de preservar su comida patrimonial local. Se fundó en noviembre de 2018 y son los encargados de organizar las fiestas más soperas de Catalunya, porque sí, por más que no sean muy conocidas, en Catalunya tenemos fiestas dedicadas a este sencillo pero delicioso plato. Por cierto, si se quiere formar parte de esta federación, se tiene que demostrar que hace más de 100 años que se hacen sopas, o en su defecto, tal como explica Joan Vilarrubla a El Nacional.cat, el vicepresidente de la Confraria de Sant Antoni de la Seu d'Urgell, "que te falte bien poquito para ser centenario".
'Escudelles', 'ranxos' y 'sopes'
Las celebraciones en torno a este plato se pueden encontrar en diferentes puntos del territorio, como por ejemplo en la Seu d'Urgell, donde cada año se celebra una calderada por Sant Antoni, en Capmany, donde se celebra el Ranxo, un acontecimiento lleno de actividades y propuestas culinarias, la Festa de la Sopa de Verges, que se suele celebrar el martes de Carnaval, igual que la fiesta de la escudella de Castellterçol. También encontramos una fiesta similar en Gelida, donde las cazuelas hierven por la Festa de Santa Llúcia, en diciembre, o en Vidreres, con el Ranxo de Carnaval.
En total hay 12 'colles' que forman parte de la Federació y que son las encargadas de organizar estas festividades, cada una con sus recetas. Además de las fiestas que organiza cada pueblo a escala individual, cada año, un socio de la Federació se encarga de preparar y acoger el encuentro anual, cuya última edición se celebró en la Seu d'Urgell, y este año es el turno de Gelida. Es precisamente en Gelida donde se organizó por primera vez el encuentro de estos amantes de la sopa, un 18 de diciembre de 2005, con motivo del 150 aniversario de la Confraria de Santa Lucía. Unos años más tarde, en 2013, Vidreres organizó el segundo encuentro y desde entonces solo se ha parado por culpa de la covid. Se espera que el encuentro de este 2025 sea igual o mayor que el del año pasado en la capital del Alt Urgell, que ya lo dice Joan Vilarrubla que "fue una burrada la cantidad de personas que vinieron".
Por cierto, esta tradición sopera no es exclusiva de Catalunya, hay otros países donde también se celebran encuentros en torno a este plato reconfortante, por ejemplo, en el encuentro de la Seu d'Urgell de 2024 se presentaron unos italianos con su sopa histórica. Por su parte, en Francia, en Lille, se celebra cada 1 de mayo La Louche d'Or, un encuentro gastronómico y cultural que gira en torno a la sopa y en Andorra, cada parroquia también tiene su tradición sopera particular. "En Europa, en general, se hace mucha sopa", afirma Joan Villarubla.
Cada sopa es única
Y es que no hay una sopa igual a otra, cada 'escudella' tiene sus peculiaridades y una receta única. Por más que todo acabe siendo una sopa, cada pueblo pone unos ingredientes diferentes en función de lo que dice la tradición de su zona. Ahora bien, sí que hay un elemento común, el que más llama la atención de estas fiestas: ¡todos utilizan cazuelas enormes y grandes calderos, unos recipientes antiguos que, en algunos casos, fechan del siglo XV!
Montse Armengol es de la Seu d'Urgell y es una experta en 'escudelles' porque su familia siempre ha sido miembro de la Confraria de Sant Antoni Abad (por cierto, todavía no se permite que las mujeres formen parte de la Confraria). Montse ha explicado a El Nacional.cat que esta tradición catalana no solo sorprende a los catalanes. Montse recuerda que hace unos años, unos cuantos 'escudellaires' viajaron a Copenhague, junto con un grupo de castellers, algún elemento del bestiario de la Patum de Berga y otras representaciones de la cultura catalana para promover nuestras tradiciones en el extranjero. "Alucinaron", explica.
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El relevo generacional
Tradicionalmente, la sopa era una comida que los señores feudales ofrecían a las personas más necesitadas, y este componente benéfico continúa muy presente en las sopas que cocinan los integrantes de la Federació, y en muchos casos se hace una recaudación en beneficio de entidades sociales. Normalmente, para probar estas sopas históricas se hace mediante una compra de tickets que permite hacer una degustación de las preparaciones de los diferentes participantes.
Por mala suerte, es fácil pensar que esta tradición sopera esté en riesgo de perderse, ya que la gente joven no acostumbra a mostrar mucho interés por participar en actividades culturales sin ánimo de lucro, pero, afortunadamente, parece que no hace falta sufrir. Hay pueblos donde esta tradición se trabaja ya en las escuelas y es común ver a gente joven y chiquillos en los encuentros. De hecho, Vilarrubla explica que unos 6 o 7 jóvenes se han apuntado recientemente al grupo de la Seu d'Urgell, y añade que son campesinos y charcuteros, "a demás de gente que no tiene nada que ver con el gremio, cosa que es muy buena noticia!". ¡Que las cazuelas catalanas no paren nunca de hervir!