Seguro que a estas alturas ya hay muchas localidades catalanas que ensayan y trabajan sin descanso para preparar la edición de la Pasión. La Pasión es la representación de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y su origen es muy antiguo, proviene de sencillos autos sacramentales que se hacían en las iglesias y que con los años han derivado en piezas teatrales espectaculares. La Pasión se representa desde los inicios de la Cuaresma hasta a principios de mayo, aunque se asocia a la Semana Santa. Son muchos los pueblos donde se celebra, por más que seguro que a todos los primeros que nos vienen a la cabeza son Olesa y Esparreguera, y cada uno tiene sus peculiaridades y tradiciones. ¿Pero de dónde viene esta tradición?
Pocas personas saben tanto del origen de la Pasión como el historiador experto en drama medieval e historia del teatro catalán como Francesc Massip, gracias al cual podemos saber muchas cosas sobre el nacimiento de esta tradición tan arraigada a la cultura catalana.

Catalunya, país de Pasiones
En su libro La passió. Ritu, tragèdia i representació de la violència, Massip ya asegura que no hay ningún otro país en Europa, ni ninguna otra cultura, que haya sabido conservar tan bien la tradición pasionística como han sabido hacerlo los catalanes. De hecho, cita al poeta e investigador rosellonés, Josep Sebastià Pons, que dijo: "Podemos considerar la Tragedia de la Pasión como la obra esencial del teatro catalán, tanto por su difusión como por su duración y por el tema que abraza".
Para hablar del origen de esta tradición nos tenemos que remontar a la edad media, cuando el drama de la Pasión de Cristo era la principal representación escénica por toda Europa. Massip recuerda que la Pasión de Cristo "reunía los condimentos de la tragedia según la definición aristotélica: un héroe de la más alta estirpe y comportamiento honorable, que después de ganarse la admiración de todo un pueblo, su suerte cambia en la contraria". En el caso de Jesús se refiere a la traición de Judas que lo lleva a morir en la cruz.

La evolución de la Pasión
El historiador explica en su libro que la Pasión adquirió configuración dramática en latín en el siglo XII y en romance, sobre los siglos XIII-XIV. Massip recuerda que, por más que ha pervivido hasta la actualidad, a lo largo de los siglos ha sufrido varias interrupciones y transformaciones de acuerdo con "los cambios estéticos del tiempo".
Las primeras escenificaciones de la Pasión en catalán de las que se tiene constancia son de entre los siglos XIII y XIV, y concretamente son del Reino de Mallorca: "La difusión y tradicionalidad de esta primera Pasión fue tan considerable que algunos de sus aspectos textuales y de escenificación pervivían todavía a principios del siglo XIX", dice el autor. La Pasión se hacía en la calle y era popular, el pueblo participaba actuando e incluso se hacía participar al público. Ahora bien, el año 1390, el Consejo municipal de València, prohibió hacer las representaciones de las Pasiones en la calle y las llevó al interior de los templos. El motivo por el cual había interés en llevar esta representación al interior de iglesias y catedrales, era porque así la iglesia podía controlar mejor la representación.
Con el control clerical, explica al experto, los textos pasan a ser más devotos y la puesta en escena más austera. Además, si cuando la Pasión se hacía en la calle, solo se representaba un solo día, normalmente el Domingo de Ramos, la Pasión eclesiástica "se fragmenta con el fin de acompañar adecuadamente los diversos momentos litúrgicos de cada jornada, y así se vuelve cíclica", indica el historiador Francesc Massip.

Hay pruebas que en los siglos XIV y XV se representaban uno o más episodios de la vida de Cristo en las catedrales de Tortosa, Vic, Barcelona, Elna, Lleida, Girona, Ciudad de Mallorca o Tarragona, y el primer ciclo conservado con texto íntegro hace referencia a una escenificación hecha en la iglesia de Santa Maria de Cervera en 1477. Este texto íntegro lo reescribieron a principios del siglo XVI Pere Pons y Baltasar Sansa. Después del Concilio de Trento (siglos XVI), el congreso ecuménico de la Iglesia católica que fue el inicio de la Contrarreforma y de la afirmación de la Iglesia católica, Apostólica y Romana enfrente del Protestantismo, la representación de la Pasión volvió a la calle y muy pronto ya encontraremos referencias de dos de las pasiones más grandes y conocidas de Catalunya: la Pasión de Olesa, cuya primera noticia documental se remonta a 1540, y la Pasión de Esparreguera, de la cual se sabe que ya se representaba en 1588.
Las pasiones más famosas de Catalunya
Las pasiones de Olesa y Esparreguera, "constituyen unos de los más impresionantes monumentos del teatro tradicional, y a pesar de las necesarias modernizaciones, conservan los elementos fundamentales del drama medieval: espectáculo de masas, teatro de escenógrafo e instrumento pedagógico", concluye el historiador Massip en un artículo en la revista Dovella. Ya lo dice Massip que las pasiones de Olesa y Esparreguera "son una clara constancia de la ininterrumpida continuidad de la vocación popular por el teatro y, sobre todo, la irrenunciable fidelidad del pueblo por la lengua propia contra la persecución y voluntad de arrinconamiento".
