¿Quién tiene siete piernas, solo se deja ver unos días contados al año y le gusta más el bacalao que a los portugueses?. Esta adivinanza que seguro que han hecho a los más pequeños en las escuelas solo permite una respuesta clara: la Vieja Cuaresma. Estamos en época de Cuaresma, este periodo que los cristianos practicaban (algunos seguro que todavía lo hacen) el ayuno y la abstinencia, y alimentos como la carne y los huevos no estaban permitidos. De hecho, antes del inicio de esta época, se compensaba el ayuno que tenía que venir con la fiesta del Jueves lardero, el día de llenar la barriga y atiborrarse antes de las restricciones, con alimentos como la tortilla, la coca de chicharrones o la butifarra de huevo.

Así pues, estamos en época de austeridad e, igual que hay un personaje que representa el desenfreno del Carnaval, el rey Carnaval, hay un personaje que representa la época de Cuaresma. Los más pequeños seguro que en la escuela han hablado de este personaje, pero para quien todavía no la conozca, presentamos a la Vieja Cuaresma.

El símbolo de la penitencia

La Vieja Cuaresma es un personaje tradicional de la cultura catalana y de otras regiones de Europa que simboliza el periodo de Cuaresma, los 40 días de ayuno y abstinencia entre el Carnaval y la Pascua. Su origen se encuentra en la tradición cristiana medieval y en costumbres paganas anteriores relacionadas con los ciclos agrícolas y el paso del tiempo. En contraposición al exceso y el desenfreno del Carnaval, que representa la fiesta y el pecado, la Vieja Cuaresma simboliza la penitencia, la contención y la abstinencia.

Esta figura a menudo se representa como una mujer vieja y arrugada, con un pañuelo en la cabeza y un bacalao o un cesto de verduras en la mano, elementos que recuerdan las comidas de Cuaresma, cuando se prohibía comer carne. Uno de sus rasgos más característicos son las siete piernas, que representan las siete semanas de la Cuaresma. Cada semana se le corta una pierna hasta llegar a la Pascua.

la vieja cuaresma
La Vieja Cuaresma

Las primeras apariciones de la Vieja Cuaresma

Las primeras representaciones de la Vieja Cuaresma se remontan a la Edad Media, concretamente en los siglos XIV y XV, cuando ya aparecen referencias iconográficas y literarias de una figura que simboliza la penitencia de la Cuaresma. Ya en el siglo XV se encuentran las primeras representaciones de figuras relacionadas con la Cuaresma en ilustraciones de manuscritos y retablos religiosos. En este periodo se consolida la contraposición entre Carnaval y Cuaresma, a menudo representados como personajes enfrentados en una lucha simbólica.

Si nos remontamos a la Alemania de 1540, aproximadamente, y nos fijamos en obras como la del artista Pieter Brueghel el Viejo, podemos ver la representación visual de la batalla entre Carnaval y Cuaresma (por ejemplo, en su cuadro La lucha entre el Carnaval y la Cuaresma, de 1559), donde la Cuaresma se representa como una vieja austera y delgada.

la lucha del carnaval y la cuaresma, cuadro de Pieter Brueghel el viejo Wikimedia
El cuadro de Pieter Brueghel el Viejol / Wikimedia

La relación con la cultura catalana

Entre los siglos XVII y XVIII, en la península Ibérica, se documentan referencias a la Vieja Cuaresma como una figura popular, sobre todo en Catalunya, Baleares y el País Valencià. Son especialmente conocidas las representaciones con siete piernas que se utilizaban como calendario para marcar el paso de la Cuaresma. Y ya de cara a los siglos XIX-XX, se populariza su imagen en láminas impresas y en tradiciones escolares. A partir del siglo XX, la figura de la Vieja Cuaresma se convierte en una herramienta pedagógica para los niños, para que aprendan el significado y el porqué de la Cuaresma.

Este personaje se encuentra en diferentes culturas con variaciones: por ejemplo, en Mallorca y Menorca se la conoce como Sa Jaia Corema, y en otros países europeos aparecen figuras similares, como la Careme en Francia o la Vecchia en Italia. En algunas tradiciones, la Vieja Cuaresma también se ha representado como una figura grotesca para asustar a los niños y recordarles el tiempo de privación y penitencia. Actualmente, sin embargo, se utiliza de manera lúdica en las escuelas y en fiestas populares como una forma de enseñar el calendario cuaresmal a los más pequeños.