La administración Biden cumple este jueves 100 días de mandato en unas circunstancias sin precedentes en la historia de los Estados Unidos. Por un lado, el presidente ha heredado uno de los peores panoramas epidemiológicos a escala mundial de su predecesor, Donald Trump. Por otro lado, la sociedad norteamericana se encuentra en un momento de polarización álgido después del golpe de estado fallido el pasado 6 de enero y los enfrentamientos en las calles en contra la brutalidad policial.
A pesar de su fama de moderado, y de tener una larga carrera como negociador y diplomático entre los dos polos políticos americanos, Biden ha enfrentado el inicio de su presidencia con un espíritu reformista, apostando por un cambio profundo en el país.
Los primeros 100 días
Biden, quien tiene como referente político el presidente Franklin D. Roosevelt, llegó a la Casa Blanca con la voluntad de acabar con la grieta que divide a la sociedad americana y transformar el país a largo plazo, de la misma manera que el New Deal de Roosevelt implementó un gran volumen de legislación por remediar la Gran Depresión en sus 100 primeros días de presidencia en los años 30.
En esta línea, el presidente ya ha aprobado un paquete de estímulo económico de mil novecientos millones de dólares que incluye medidas para reducir a la mitad la pobreza infantil. Esta legislación fue aprobada gracias a la escasa mayoría de los Demócratas en el Congreso. De hecho, se espera que uno de los principales obstáculos para las grandes reformas que Biden contempla sea la falta de mayorías claras de los demócratas en el Senado y en la Cámara Baja.
La conspiración
Con respecto a la pandemia, Biden ha conseguido movilizar un "esfuerzo de guerra, de escala completa" y crear una de las campañas de vacunación masivas más efectivas del mundo. Hasta ahora, más del 50% de los adultos y el 80% de más de 65 años han recibido al menos una dosis. La semana pasada, Biden cumplió su propósito de administrar 200 millones de vacunas en sus primeros 100 días como presidente.
A pesar de eso, con la administración Biden vuelve a tropezarse, en este ámbito también, con las consecuencias de una sociedad crispada y dividida: llegados a este punto en la campaña de vacunación, el problema es convencer en la población de que todavía no se quiere vacunar. Desgraciadamente, el virus del negacionismo también se ha arraigado en el país, conjuntamente con un corriente conspiranoico y escéptico con la democracia y el statu quo que Trump animó durante su legislatura, y que culminó finalmente con el asalto al Capitolio de los llamados QAnon. De hecho, según las encuestas, aunque un 72% de los ciudadanos aprueban su política de vacunación, su popularidad en sus primeros 100 días se sitúa por término medio entre el 52 y el 59%. Todavía más revelador: un 65% de los Republicanos no creen que Biden fuera escogido "legítimamente", según un estudio del NORC Center for Public Affairs.
Los retos
Aunque el contexto político no haya acompañado las ganas de transformación del nuevo presidente, Biden todavía tiene esperanzas de implementar su agenda Build Back Better (Reconstruimos Mejor), enfocada a invertir miles de millones de dólares en la infraestructura del país y en la reestructuración del sistema de impuestos.
Por otra parte, el Demócrata también rompe con su predecesor en materia medioambiental: hace escasos días que Biden presentó su plan para reducir las emisiones de CO₂ a la mitad antes del 2030.
Con respecto a las relaciones internacionales, Biden ya ha recibido amenazas de Kim Jong-un en forma de misiles enviados desde Pyongyang. Además, el presidente ruso, Vladimir Putin, ya ha puesto a prueba al norteamericano en una demostración de poder militar en la frontera con Crimea. De la misma manera, Biden se ha visto envuelto en las negociaciones para reanudar el pacto nuclear con Irán, que Trump rompió al llegar al poder, y que de momento no parece avanzar de manera constructiva.
Aun así, todo apunta que Biden tendrá que luchar contra la resistencia mayor en su propio país. El reto, una vez superados estos 100 días, será contrarrestar la animosidad de los no-convencidos y reunificar una sociedad profundamente fracturada desde el centro.