El día de Sat Esteve de 2004 quedó marcado por la gran tragedia que supuso el tsunami que arrasó con parte de los territorios con costa en el océano Índico, siente Indonesia el país más afectado. Este jueves se cumplen 20 años de este desastre natural que causó la muerte de más 220.000 personas. Dos décadas más tarde, la investigación sismológica y la cooperación científica transnacional ha avanzado, sin embargo, ante un fenómeno de esta magnitud, ¿estamos preparados?
Bernardo Aliaga, ninguno del Programa de Tsunamis de la agencia de la ONU para la educación, ciencia y cultura (Unesco), ha declarado a EFE que el mundo cuenta con mejores sistemas de alerta y unas redes de cooperación internacional mayores: "Después del 2004, hubo una marea de solidaridad con los países afectados y esta marea de solidaridad incluyó un montón de cooperación científica y técnica y de diplomacia científica". Sin embargo, reconoce que todavía queda trabajo para hacer.
En este sentido, muchos expertos creen que el mundo nunca ha estado mejor protegido ante los tsunamis. Estas son las herramientas con las cuales se cuenta en la actualidad para tratar de minimizar el impacto de un tsunami de esta magnitud:
Sismógrafos y boyas marinas
Desde que pasó el tsunami de 2004 hasta la actualidad, el número de boyas DART (Deep-Ocean Assesment and Reporting of Tsunami) que detectan tsunamis pasó de unas cuatro cerca de 40 en todo el mundo, mientras que actualmente hay unos 150 centros con sismógrafos en todo el planeta. Hace 20 años, solo había dos centros regionales de alerta de tsunami en el océano Pacífico y ahora también existen en el Índico, el Atlántico Norte, el Mediterráneo y el Caribe, mientras que el tiempo de respuesta ha bajado de hasta 50 minutos en 5 o 7.
Un centenar de comunidades en 34 países, entre ellos El Estado español, Costa Rica, Ecuador, Indonesia e India, están reconocidas por la Unesco por su preparación ante el riesgo de tsunamis, aunque todavía quedan centenares o miles de aldeas y poblaciones vulnerables en que no han sido adaptadas. Por ejemplo, en el Caribe hay unas 25 comunidades preparadas, pero el objetivo es llegar a 300 en el 2030.
Saber qué hacer
Aliaga ha subrayado que también es importante que la ciudadanía esté informada y sepa qué hacer ante un tsunami, incluso en sitios donde hace mucho que pasó uno, como en España, donde el último gran maremoto destructivo se dio a raíz del seísmo de Lisboa en 1755." No se trata tampoco de extender el pánico, sino de saber qué hacer, como hacerlo, cuando y donde", explica el experto.
"Tomar medidas básicas con la familia; como dónde nos reunimos, como nos comunicamos. Es decir, que el padre no vaya en coche a recoger a los niños que están cerca del mar en una escuela. Son los profesores los que tienen que tomar los niños y llevarlos hacia pisos superiores", ha ejemplarizado Aliaga.
El tsunami de 2004 en cifras
En las 7:58, hora de Indonesia, del 26 de diciembre del 2004, un poderoso terremoto de magnitud 9,1 sacudió el fondo marino a una profundidad de 30 kilómetros y con epicentro unos 120 kilómetros en el oeste de la isla de Sumatra, en Indonesia. El poderoso temblor, solo superado por los seísmos en Chile de 1960 (9,5) y Alaska en 1963 (9,2), provocó olas de hasta 30 metros que golpearon primero la costa indonesia y que viajaron a una velocidad de entre 500 y 1.000 kilómetros por hora, según el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico. El movimiento telúrico liberó una energía equivalente a 23.000 bombas nucleares como la lanzada sobre la ciudad japonesa de Nagasaki en 1945, según un informe Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, siglas en inglés).
El seísmo desató una serie de tsunamis que causaron la muerte de casi 228.000 personas a 14 países, siendo uno de los desastres naturales más mortales en la historia moderna, y provocó que unos 1,6 millones de personas se vieran desplazados de su casa, según datos de UNESCO. Indonesia fue el lugar con más muertos, 167.000, entre ellas unas 61.000 en la ciudad de Banda Aceh (norte de Sumatra), el 25% de los habitantes, según las cifras oficiales.
Se calculó que los daños materiales fueron de 14.000 millones de dólares (13.230 millones de euros al cambio actual), según un informe del Banco Mundial (BM). Indonesia, de nuevo, fue el país más impactado, donde más de 655.000 personas perdieron su casa en las más de 700 poblaciones que se vieron afectadas. Los daños económicos subieron a 4.500 millones de dólares (más de 4.260 millones de euros).