Un contingente formado por 400 soldados keniatas ha llegado este martes al aeropuerto Toussaint Louverture de Puerto Príncipe, la capital de Haití, para sumarse a la policía nacional en un intento de frenar la violencia en el país. El país caribeño, que hace años que sufre la total impunidad de las bandas armadas, espera 2.500 efectivos exteriores para poner fin al terror de los civiles. Estos efectivos keniatas son una parte del millar de agentes de seguridad que Kenia se ha comprometido a trasladar al país en el marco de una misión multinacional autorizada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los agentes provienen de varias unidades policiales y han sido entrenados en varios ámbitos, también idiomas. Según el presidente de Kenia, William Ruto, su presencia "aliviará a mujeres, hombres y niños cuyas vidas han sido destrozadas por la violencia de los grupos armados".
La llegada se produce un año y medio después de que el primer ministro haitiano, Garry Conille, pidiera ayuda a otros países para controlar a los grupos criminales. El año pasado, la violencia de las bandas armadas causó 8.000 víctimas mortales en Haití, y la ONU calcula que han llegado a controlar el 80% de la capital, aparte de otras zonas del país. Además, la misma organización apunta que unos 200.000 haitianos se han visto obligados a abandonar sus hogares entre en marzo y mayo de este año.
El primer ministro haitiano agradece el gesto a Kenia
A través de un mensaje en X, el primer ministro haitiano, Garry Conille, ha elogiado la predisposición del gobierno keniata y ha dado la bienvenida a los soldados. "Saludo la determinación del gobierno de Kenia y su pueblo de dar apoyo a Haití en la lucha contra la inseguridad que corroe la sociedad", ha escrito al tuit. El mandatario ha añadido que espera que esta misión multinacional "sea la última que ayude a la estabilización para la renovación del personal político y el retorno a la democracia efectiva". La solidaridad del gobierno keniata ha sorprendido teniendo en cuenta que Nairobi está viviendo una revuelta civil sin precedentes, donde parece ser que los agentes de seguridad no son capaces de frenar a los insurrectos.