Portugal está de fiesta y celebra los 50 años de la Revolución de los Claveles. El 25 de abril de 1974, un levantamiento militar ha puesto fin al régimen dictatorial conocido como Estado novo, fundado en 1932 por António de Oliveira Salazar. El general António de Spínola se convirtió en presidente de una Junta de Salvación Nacional encargada de llevar la democracia al país. Y con el final de la dictadura también llegó la independencia de las últimas colonias portuguesas al África.

Grândola Vila Morena y un clavel son los símbolos de la revolución. La canción sonaba de madrugada a la radio. Y era la señal para que empezara en los cuarteles la sublevación de los militares de izquierdas. Y de las escopetas salían claveles rojos, que llevaban los ciudadanos para festejar el fin del régimen. A diferencia de España, el ejército contaba en sus filas con un número importante de oficiales con ideología de izquierdas. Y el papel de estos fue decisivo para tumbar el gobierno de Marcelo Caetano, que había sustituido en Salazar.

Portugal y los años de transición

En 1975 se convocaron elecciones y se dio la independencia en las colonias de Angola, Mozambique, Guinea-Bisáu, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe. A pesar del aire de romanticismo por haber puesto punto final a una dictadura, los primeros años de la transición no fueron fáciles. Había una batalla continua y tensiones entre los sectores más radicales de izquierda y los que eran más moderados. Los que, finalmente, consiguieron imponerse. El año 1976, con la constitución, se confirmó el rumbo democrático de la nación. El camino, sin embargo, no fue fácil, ya que se esquivó de puntillas una guerra civil.

Efe

¿Cómo se ideó el plan?

Evidentemente, que sonara la Grândola, no fue casualidad. El capitán Carlos de Almada Contreiras estuvo detrás de la elección de la canción. "Había estado en Madrid días antes, durante la Pascua de 1974 y un antiguo que fraile que se había exiliado desde Chile me regaló un libro ya editado por la dictadura de Pinochet", explicaba a Efe. Era el Libro blanco del cambio de Gobierno en Chile, y en sus páginas se mencionaba un sistema que habían preparado las fuerzas democráticas anteriores a 1973 para avisar a las tropas con transmisión radiofónica de una serie de canciones de cantautores. Tal como señala la agencia de noticias, este capitán y otros militares diseñaron el plan. Poco antes de las 11 de la noche, del día 24, la canción que representó Portugal aquel año en Eurovisión E Depois do Adeus, de Paulo Carvalho.

Pasada la medianoche llegaría a Radio Renascença la segunda señal, aunque la elección inicial no fue Grândola sino otra pieza de Zeca Afonso, Venham mais Cinco. Almada Contreiras quedó el 22 de abril con el periodista Álvaro Guerra bajo el célebre Elevador de Santa Justa, en Lisboa, para darle las últimas instrucciones. Pero surgió un contratiempo, destaca Efe, porque Guerra lo informó de que Venham mais Cinco era una melodía prohibida. El capitán tuvo que improvisar y allí, y sin consultar a los compañeros que planeaban con él la conspiración, tomó una decisión que grabaría para siempre una canción a la historia de Portugal: Grândola.

Manifestación para conmemorar la Revolución de los Claveles / Efe

¿Aire fresco para España?

La Revolución de los Claveles fue también un poco de oxígeno y aire fresco para los españoles. Tanto para los que lo vivieron cerca de Portugal como desde España, que siguieron con atención los pasos que daba el país vecino con la esperanza de conseguir la misma libertad. Inocencio Arias, diplomático español, explicaba a Efe que después de ver los avances de los militares había solicitado el traslado a Portugal. "Era un país que recuperaba la democracia mientras nosotros no la teníamos. Es cierto que el régimen de Franco ya era una 'dictablanda', pero no era democrático. Entonces, para un profesional, diplomático y español era apasionante". Después de abril de 1974, los españoles "iban en masa" a ciudades como Lisboa, Oporto y Elvas por ver qué pasaba porque querían "el contagio".

Dictadura: el 20% de los portugueses cree hubo más cosas positivas que negativas

Uno de cada cinco portugueses cree que la dictadura (1926-1974) tuvo más aspectos positivos que negativos, aunque el 50% opina lo contrario, según un sondeo divulgado la semana pasada. Una encuesta que muestra que el 57% de los encuestados están satisfechos con la democracia. El sondeo, realizado por el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa y el Instituto Universitario de Lisboa bajo coordinación del investigador Pedro Magalhães, analiza las opiniones de los portugueses al 50.º aniversario de la Revolución de los Claveles y fue presentado a la Fundación Gulbenkian de Lisboa. El 20% de los encuestados considera que la dictadura fue un periodo con más aspectos positivos que negativos, otro 26% cree que tuvo "tantas cosas positivas como negativas" y un 50% que fue negativa.