Entre las muchas consecuencias que tiene la caída del régimen de Bashar al-Assad está la liberación de miles de presos por todo el país. Sin embargo, todos los ojos se concentran en una prisión: Sednaya. Durante años, este centro penitenciario ha sido el símbolo de la represión del régimen de Al-Asad y de la violación de los derechos humanos de este. Muchos presos políticos han acabado en esta prisión, que ha sido tildada de "matadero humano". Sin embargo, es justo ahora, con la toma de Damasco y la liberación de los presos políticos, que se empieza a saber la magnitud de los horrores que han tenido lugar entre las paredes de aquel recinto. Si bien era conocida la violencia que se ejercía, el secretismo del régimen hacía que no se supiera a ciencia cierta el número de presos ni que se les hacían. Ahora, sala a sala, estos horrores salen a la luz.
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Centenares de personas están peregrinando hasta Sednaya para encontrar a sus familiares represaliados, vivos o muertos. Además, las fuerzas rebeldes también se han desplazado y tratan de ir abriendo puertas, edificios y alas del recinto penitenciario que los carceleros han dejado cerrados con cerradura y cerrojo. Desde el comienzo de la crisis en Siria en el 2011, la prisión se había convertido en el destino final tanto de opositores pacíficos a las autoridades como de militares sospechosos de oponerse al régimen. En esta prisión, que habría albergado entre 10.000 y 20.000 detenidos, según estimaciones de Amnistía Internacional, el uso de tortura y fuerza excesiva salió a la luz después de un motín de presos en el 2008. Aun con el levantamiento de los presos, estas prácticas han continuado.
¿Celdas escondidas?
Las personas que están accediendo a Sednaya van a tientas. El secretismo en torno a esta prisión incluye el número de presos, las torturas que sufrían, el número de personas que han sido ejecutadas extrajudicialmente e, incluso, la morfología del mismo edificio. Varios medios se hacen eco de la posibilidad de que hay más celdas subterráneas a las cuales todavía no se ha podido acceder. "Hay tres desaparecidos de mi familia. Nos dijeron que hay cuatro niveles bajo tierra y que la gente se está ahogando dentro, pero no sabemos dónde está", declara desesperado un hombre a The Guardian. Sin embargo, la Defensa Civil siria, conocida como los cascos blancos, han afirmado en un comunicado que, se han inspeccionado "todas las entradas, salidas, conductos de ventilación, sistemas de alcantarillado, cañerías de agua, cableado eléctrico y cables de cámara de vigilancia" de la prisión, pero "no se encontraron pruebas de celdas secretas o sótanos no descubiertos".
Todo es caos, confusión y urgencia para saber qué ha pasado a los seres queridos que los centenares de personas que se han desplazado a la prisión buscan desesperadamente. Las personas que ya han sido liberadas están en muy malas condiciones físicas, por malnutrición y torturas. Los testigos describen celdas abarrotadas, sucias y sin ventilación. Según detalla el diario británico, la prisión habría sido construida para que diera la sensación de ser un lugar completamente aislado y abandonado de la mano de dios. En su centro hay una escalera de caracol que desde la planta baja parece interminable. La escalera está rodeada por rejas metálicas y, más allá de ellas, grandes puertas de vuelta idénticas, a través de las cuales se encuentran las tres alas de la instalación. Según los combatientes rebeldes, cada ala se especializó en una forma diferente de tortura. No hay ventanas en el mundo exterior.
Los primeros liberados relatan maltratas y torturas constantes por partes de los guardias que incluían violaciones, descargas eléctricas y más. Muchos fueron torturados hasta la muerte hasta justo antes de que cayera el régimen de Al-Asad, ya que los primeros rebeldes y familiares han encontrado los cuerpos sin vida de varios presos.