El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha conseguido asegurar una tregua. Un alto el fuego con el apoyo de los socios de coalición de la extrema derecha que necesita para mantenerse en el poder, pero es cierto que varios miembros de su gabinete no han estado del todo contentos con este acuerdo porque consideran que ya se han hecho suficientes concesiones en el grupo palestino.

El acuerdo entre Israel y Hamás, que llegó a primera hora de este miércoles, con la mediación también de Qatar, incluye una tregua de varios días y también la liberación de 50 rehenes retenidos en Gaza a cambio de 150 palestinos encarcelados por Israel, entre otras medidas, como la entrada de ayuda humanitaria.

La oposición al acuerdo por parte de algunos miembros, incluso se manifestó después del pacto. Es el caso de miembros como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que se ha mostrado profundamente en desacuerdo. "Hamás quería este tiempo de espera más que cualquier otra cosa", ha dicho a través de Twitter. Según habría informado la agencia DPA, él mismo habría dicho que Hamás utilizaría esta pausa para reformularse y reabastecerse. Ben-Gvir incluso ha dicho que Israel estaba repitiendo errores del pasado, refiriéndose a un acuerdo que se produjo en el 2011, donde más de 1.000 prisioneros palestinos fueron liberados a cambio del soldado Gilad Shalit, retenido por Hamás durante cinco años. A pesar de haberle dicho que era importante mostrar unidad, Ben-Gvir todavía habría añadido, según destaca Al Jazeera, que "no estamos unidos. Esta decisión nos causará dolor durante generaciones".

El acuerdo no implica acabar la guerra

Netanyahu, ante tantas diferencias, ya se ha apresurado a decir que el acuerdo no significa que la guerra se detenga y ha prometido que el ejército israelí continuará después de la pausa en los combates. El objetivo sigue siendo lo mismo: eliminar Hamás. Israel ha cortado el acceso a alimentos, combustible y electricidad a los más de 2,3 millones de residentes de Gaza y ha arrastrado barrios enteros a un ataque que, según las autoridades palestinas, ha matado además de 14.000 personas, entre ellas 5.600 niños.

A medida que las condiciones en Gaza han estado siendo cada vez más críticas —hay que recordar que los hospitales del norte de la franja ya no están operativos—, también ha aumentado la presión para que se hiciera una pausa en los combates y se permitiera la entrada de ayuda humanitaria. Algunos israelíes, tanto los que han perdido familiares como los que siguen esperando sus seres amados, han pedido al gobierno que dé prioridad al retorno de los rehenes.

El alto el fuego no se producirá antes del viernes

El esperado acuerdo, tanto para las familias como para la población civil de Gaza, sin embargo, se pondrá en marcha antes del viernes. Así lo han dicho funcionarios de Israel y de los EE.UU., frustrando las esperanzas de las familias que pensaban que los rehenes ya podrían empezar a ser liberados este mismo jueves. También se alarga el sufrimiento de los palestinos un día más, bajo bombardeos.

Varios medios han citado funcionarios israelíes confesando que el alto el fuego no entraría en vigor este jueves, tal como se esperaba. La portavoz de la Casa Blanca, Adrienne Watson, ha dicho que todavía se estaban atando cabos sobre la liberación de los rehenes. "Va por buen camino y tenemos la esperanza de que la implementación empiece el viernes por la mañana".

Se desconocen, sin embargo, las causas o los motivos por este retraso. Se esperaba que el acuerdo entrara en vigor a partir de este jueves mismo. De hecho, una fuente de seguridad egipcia habría dicho a Reuters que los mediadores habían pedido que la hora de inicio fuera a las 10 de la mañana.