Alemania está en situación de "punto de quiebra" migratorio, según ha diagnosticado el presidente alemán, al socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, en tanto que en 2022, el estado germánico recibió 1,2 millones de personas y en lo que llevamos de 2023 se han presentado más de 200.000 nuevas solicitudes de asilo, un 77% más que en el mismo periodo del año anterior. Además, a esta cifra se suma el poco más de un millón de ucranianos acogidos a estas alturas a Alemania, refugiados a causa de la invasión rusa. Ante este contexto, el líder de la oposición y presidente de la democristiana CDU, Friedrich Merz, ha pedido al canciller Olaf Scholz un gran pacto de estado en política migratoria para "hacer frente la inmigración ilegal y modificar el sistema de asilo".
Alemania e Italia, unidas para cambiar la política migratoria europea
El presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, ya pidió este jueves que los países de la Unión Europea hagan un "esfuerzo común" para abordar el fenómeno migratorio y calificó de "prehistóricas" las reglas actuales de asilo al lado de su homólogo alemán Frank-Walter Steinmeier, con el cual trató la cuestión. "Las reglas del Convenio de Dublín son prehistoria, era otro mundo, no había una migración en masa. Es como dar un salto en otra era histórica", afirmó Mattarella en una infrecuente declaración política con la cual se alejó de su habitual neutralidad.
Los jefes de estado italiano y alemán hablaron sobre la inmigración durante una rueda de prensa después de la visita del presidente alemán en la isla de Sicilia, la región de Italia más expuesta al fenómeno migratorio, y días después de la visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al enclave de Lampedusa, donde en unos pocos días llegaron varios millares de migrantes. Steinmeier pidió poner el foco en los países de origen y no en el reparto de migrantes entre estados comunitarios. "Hablamos de migración y de reforzar la cooperación con los países de origen. Tenemos que trabajar para garantizar que el número de llegadas disminuya y necesitamos soluciones europeas", subrayó el presidente alemán.
Desaceleración económica
Alemania se encuentra en un contexto económicamente complejo, que se suma a la crisis migratoria. La elevada inflación, la subida de los tipos de interés y la debilidad de la demanda exterior frenan el desarrollo económico alemán, lo cual se ve reflejada también en el mercado laboral, con oportunidades de empleo para los parados tan reducidas como en tiempo de la pandemia del coronavirus. Así se desprende del pronóstico para 2023 y 2024 del Instituto de Investigación del Mercado Laboral y el Empleo (IAB), que estima que la cifra de parados aumentará este año en 190.000 y lo que viene en 60.000.
Al mismo tiempo, la desocupación de larga duración se sitúa notablemente por encima de los niveles anteriores a la pandemia. En general, los expertos prevén para 2023 una reducción del producto interior bruto (PIB) real del 0,6% y para 2024. "La ralentización económica se ha establecido en Alemania. Eso también se hace notar en el mercado laboral, pero mesurado con respecto a la debilidad de la economía, se mantiene comparativamente bien" según Enzo Weber, responsable del área de investigación "Previsiones y análisis macroeconómicos" del IAB.
Scholz pierde apoyos
Las previsiones económicas y la gestión migratoria han desgastado al ejecutivo del socialdemócrata Olaf Scholz y el Gobierno tripartito alemán de SPD, verdes y liberales ha perdido gran parte de la confianza ciudadana de la cual disfrutaba cuando empezó su legislatura, hace ahora dos años, según una encuesta. Si un 60% de los ciudadanos creía que la coalición liderada por Olaf Scholz tenía "voluntad de renovación" en otoño de 2021, ahora solo lo hace un 30%, de acuerdo con un sondeo del instituto demoscópico Allensbach para el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
A mediados de legislatura, solo un 25% de los encuestados cree que el Ejecutivo tiene "objetivos a largo plazo para el país", enfrente del 51% inicial, y solo un 7% piensa que disponen de "posturas claras", apenas un tercio del 23% que lo hacía hace dos años. Además, después de una etapa marcada por las disputas entre los tres socios de Gobierno, un 67% de los ciudadanos piensa que la coalición alberga objetivos e intereses divergentes y un 69% ve debilidad a la hora de tomar decisiones.
La ultraderechista AfD, segunda fuerza
Ante este momento de relativa crisis multifactorial en Alemania, la ultraderecha aprovecha el descontento y está en auge. El partido populista y de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido una puntuación récord en el "Politbarometer" difundido por la televisión pública ZDF, considerado uno de los barómetros políticos más fiables del país, y se sitúa en segundo lugar en intención de voto, por detrás de la CDU. Así, según la encuesta del instituto demoscópico "Forschungsgruppe Wahlen", si se celebraran elecciones generales ahora, AfD sumaria hasta el 21% de apoyos, a solo cinco puntos por debajo de los conservadores CDU-CSU, que se mantiene como primera fuerza y repite con el 26%, y por encima de los socialdemócratas que ahora gobiernan.