El 7 de octubre del 2023 Hamás sorprendió a Israel con un ataque que supuso la muerte de 1.200 personas y el secuestro de 250. La operación de la organización terrorista supuso un golpe muy duro para el estado de Israel, no solo por las víctimas, sino porque la inteligencia del país no fue capaz de detectarla. El ejército hebreo respondió de manera muy agresiva y, 15 meses después, el conflicto ha llegado a cobrarse más de 45.338 vidas en la Franja de Gaza y ha desplazado más de 1,9 millones de palestinos, según estimaciones de la ONU. La última noticia es que Israel y Hamás han llegado a un acuerdo de alto el fuego que tendrá varias fases. Este paso supone un cambio de dirección en el transcurso del conflicto. El acuerdo se ha producido en Doha después de meses de intentos de cesar las hostilidades con la mediación de Qatar, Egipto y los Estados Unidos.

La cronología de los hechos en estos 15 meses muestra una transformación total de la Franja de Gaza. La operación de la organización terrorista bautizada como Inundación de Al-Aqsa derivó en el inicio de una campaña militar liderada por el primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, en que el ejército ha descargado todo su potencial militar por tierra, mar y aire contra un territorio de tan solo 365 kilómetros cuadrados, poblado entonces por 2,2 millones de personas y que sufría un bloqueo desde el 2007. Los bombardeos de las Fuerzas Armadas de Israel han destrozado gran parte del paisaje palestino y algunas organizaciones internacionales (como Amnistía Internacional o el Tribunal Internacional de Justicia) acusan al estado hebreo de haber perpetrado un genocidio. Israel, por su parte, justifica sus operaciones al decir que se ha centrado en la liberación de los rehenes y la eliminación de los líderes de Hamás.

El ejército ha bombardeado hospitales, escuelas y otras infraestructuras civiles. Destacan las operaciones en el hospital Al-Ahli, con 500 muertos, o la "masacre de la harina", con más de 100 muertos durante un reparto de ayuda humanitaria. En este sentido, Israel también ha cortado el suministro de agua, electricidad y combustible, provocando una crisis, que ha derivado en alto niveles de hambruna y la extensión de enfermedades. Organizaciones como Oxfam Intermón han acusado a Israel de utilizar el agua como arma de guerra, ya que ha reducido el suministro en un 94%. A la vez, varios informes de la ONU han advertido que estas medidas podrían constituir crímenes de guerra por las graves consecuencias sobre la población civil.

El papel de Netanyahu

Netanyahu ha sido la figura central de la gestión del conflicto con Hamás. El primer ministro ha defendido las acciones militares del ejército y las ha calificado de "necesarias" para la seguridad nacional de Israel. Pero no todo el mundo compra el relato del mandatario. El 21 de noviembre de 2024, el Tribunal Penal Internacional (TPI) emitió una orden de detención contra Netanyahu y el exministro de Defensa, Yoav Gallant, acusándolos de crímenes de guerra y contra la humanidad en la Franja de Gaza, incluyendo el uso de la hambruna como método de guerra y ataques intencionados contra la población civil.

Sin embargo, las acusaciones del TPI y de otras entidades internacionales no han provocado un cambio en el relato de Netanyahu, el cual nunca ha dejado de defender las acciones de Israel. Uno de sus discursos más conocidos fue el que dio en el Congreso de los Estados Unidos. El mandatario fue recibido con aplausos en una cámara con muchos escaños vacíos. Muchos diputados norteamericanos no estaban de acuerdo con el recibimiento al primer ministro, un hecho que evidenció las divisiones políticas en el país. En su intervención, Netanyahu justificó la continuidad de la ofensiva militar hasta conseguir una "victoria total" y acusó a Irán de ser el principal instigador de las tensiones regionales.

La sombra de una guerra regional ha cernido sobre Oriente Medio durante todos estos meses. Israel ha intensificado sus operaciones en el Líbano, dirigidas contra Hizbulá, causando el asesinato de su líder, Hassan Nasrallah, y una invasión del territorio libanés. Paralelamente, los hutíes de Yemen han incrementado sus actividades en el mar Rojo, amenazando la seguridad marítima y complicando las rutas comerciales internacionales. La complejidad del conflicto ha dificultado los esfuerzos diplomáticos por establecer un alto el fuego duradero, ya que las potencias regionales e internacionales han intentado equilibrar sus intereses en un escenario cada vez más volátil.

Meses de intentos para parar el conflicto

Los Estados Unidos han llegado a vetar hasta tres veces las resoluciones de la ONU que reclamaban un acuerdo de estas características. Por su parte, Sudáfrica, uno de los opositores más firmes a Israel, vio en febrero del 2024 cómo la Corte Internacional de Justicia no oía su petición formal de pedir un alto el fuego y se centraba en exigir al país hebreo que hiciera todo el posible para evitar actos genocidas en Gaza. Poco después, el 22 de marzo, la Unión Europea pidió por primera vez un alto el fuego, después de los ataques de Israel en Rafah. La decisión de la UE llevó a la ONU a pedir un acuerdo de las mismas características, el 25 de marzo, a pesar de la continua oposición de los EE.UU. Finalmente, el 11 de junio se aprobó también una resolución presentada por la Casa Blanca para un alto el fuego en Gaza. Ahora, después de meses de trabas y dificultades, llega el acuerdo entre Israel y Hamás.