El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene la intención de convertir Gaza en una Riviera. Paralelamente, Israel ordena al ejército ir preparando un plan de "salida voluntaria" de Gaza. El alto el fuego empezó, oficialmente y con tres horas de retraso, el día 19 de enero. Las semanas avanzan y las fases del alto el fuego se tienen que ir negociando. Pero hoy por hoy, el foco parece estar puesto en los planes de Trump y Netanyahu para elaborar un resort turístico. "Durante las últimas semanas hemos visto menos sangre en Gaza, los palestinos han muerto a centenares cada semana y ahora lo hemos visto menos", explica el investigador en relaciones internacionales, Youssef Cherif. En conversación con ElNacional.cat, constata que "se ven muchas imágenes de palestinos volviendo a casa, pero el nivel de destrucción es increíble. Ahora viene el día de después y la necesidad de construcción, evitar epidemias... hay mucha concentración de gente viviendo en áreas muy concentradas, continúa mucho la incertidumbre".

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Gaza / Efe

Giro de guion en el alto el fuego y cambio de foco

Si hace unos días detallaba en una primera conversación que el alto el fuego era "débil" porque "en el lado israelí hay muchas ganas de colonización" y en el lado palestino "es posible que haya un llamamiento a la revancha", ahora la cosa ha cambiado. "Trump con sus comentarios ha sacado el foco del alto el fuego y lo ha puesto en los palestinos y su tierra. Haciendo eso está enviando señales de aceptar todo lo que quieran". En este sentido, destaca que "la operación de Israel y la administración de Trump es una capitulación de los palestinos. Lo que pasa en Cisjordania, no importa demasiado. Israel puede hacer lo que quiera porque nadie está comprobando nada, tiene luz verde. Y a la mente de los palestinos, ya han visto que ha pasado en Gaza".

De esta manera, Cherif asegura que el hecho de que no haya tanques en la frontera de Gaza, podría indicar que las cosas están calmadas. Ahora bien, constata que las palabras de Trump están afectando. "Los palestinos quizás lo pierden todo, si se les echa de su tierra", insiste. "Lo que pasa ahora, no es una guerra, es una transferencia de población".

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Gaza / Efe

"La idea de transferir población es política"

Preguntado por la situación de un nuevo gobierno y el término de 'el día después', constata que "la Autoridad Palestina es una administración muy dividida y débil y no es algo que funcione. No está conectada con la realidad. Hamás tenía más popularidad, pero no es un buen mánager para hacer funcionar la economía o la gente. El problema es que no hay una alternativa clara, no hay una fuerza creíble para hacerse cargo. Por lo tanto, es un problema, será impuesto de fuera, no escogido por los palestinos y estos procesos no duran demasiado, caen después de unos meses".

Hoy por hoy, constata que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, asegura que la población se tendrá que marchar porque en Gaza no se puede vivir. Unos cánticos en sintonía con los de Trump. "Es una idea que gusta a ambos, que dejen Gaza y colonizar estas tierras, por razones ideológicas, siempre han pensado que era de Israel, o incluso para hacer negocio, una zona para ricos o turismo. Trump también tiene muchas ganas". Por parte de los ciudadanos de Gaza, "volver a su casa también es una señal de defensa, no quieren marcharse de su tierra. Si la guerra no los ha echado, no les echará eso". Cherif subraya que una reconstrucción es posible sin dejar el territorio. "Ellos pueden reconstruir, mira alemana, después de la Segunda Guerra Mundial. La idea de echar una población porque su casa ha sido destruida es bestial. La gente intenta sobrevivir en su casa, solo hay que observar el caso de Haití, después del terremoto. No es una situación óptima, habrá muchas cosas y epidemias. La idea de transferir población es una idea política, y eso no es para su beneficio, sino para el beneficio de Israel y de alguna gente rica de Occidente", concluye.

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Gaza / Efe

El proyecto de Israel para convertir Gaza en un complejo turístico

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se convirtió el pasado 4 de febrero en el primer líder extranjero que ha visitado la Casa Blanca después del inicio del segundo mandato de Donald Trump. Una visita que ha simbolizado el incondicional apoyo de Donald Trump a Israel. Pero la visita no se ha quedado solo con un apretón de manos. Netanyahu le ha presentado un ambicioso plan de reconstrucción que ha dejado Trump con la boca abierta. Así, está decidido a hacer realidad el llamado plan Gaza 2035 para convertir la Franja en un resorte, la Riviera de Oriente Medio, como lo ha denominado el presidente norteamericano, una especie de Dubái, Emiratos Árabes o Singapur, con islas artificiales, rascacielos hipermodernos, viviendas de lujo, centros empresariales y zonas de libre comercio.

La idea, sin embargo, como no podría ser de otra manera al tratarse de este plan, no incluye palestinos. Por ahora, el reasentamiento de palestinos ha chocado con el rechazo de estos países y también de la comunidad internacional. La idea de reubicar a los palestinos en otros países se acerca más a la idea de una segunda Nakba que otra cosa, es decir, al desplazamiento forzoso de los palestinos en 1948 con la creación del Estado de Israel. En este sentido, la Autoridad Palestina ya ha pedido ayuda a los países árabes para hacer frente a esta idea. La Liga Árabe ya ha rechazado los planes de Trump y Netanyahu y los países árabes también han dicho que no acogerían a más refugiados palestinos con el fin de llevar a cabo los planes de los dos líderes de un reasentamiento de los palestinos.