Este lunes, 7 de octubre, se cumple el primer aniversario de la masacre que el grupo terrorista Hamás perpetró en el festival de música electrónica Supernova. Fue un ataque salvaje sin precedentes ejecutado por milicianos procedentes de Palestina que, previamente, habían sembrado el terror con el lanzamiento de miles de cohetes contra ciudades y pueblos del sur de Israel, muy cerca de la frontera con Gaza. El ataque sorpresa acabó con un balance de más de 1.300 muertos y 3.300 heridos. Aparte, los terroristas tomaron centenares de rehenes, muchos de los cuales ya han muerto, mientras que otros todavía no han podido ser rescatados.

Los hechos del 7 de octubre del 2023 fueron la chispa que encendió un conflicto que, desde entonces, no ha hecho más que empeorar, multiplicando los daños, los riesgos futuros y los frentes de guerra a los cuales se tiene que encarar Israel, hasta ahora en solitario. El estado judío declaraba la guerra contra Hamás aquel mismo día. El combate, sin embargo, al cabo de un año, se ha extendido por otros frentes que van mucho más allá de la Franja de Gaza, donde la mortífera intervención israelí ya ha causado más de 41.000 muertes, según el balance más reciente. La herida abierta en el Oriente Próximo amenaza ya en derivar en una guerra total, más todavía después de la última intervención de Irán y su ataque masivo con misiles de la última semana. El mundo espera ahora la reacción de Israel, mientras Irán amenaza con devolver golpe por golpe. La duda es si la escaldada conducirá finalmente a la guerra total y al uso de armas nucleares.

El mundo espera ahora la reacción de Israel, mientras Irán amenaza con devolver golpe por vez|golpe. La duda es si la escaldada conducirá finalmente a la guerra total y al uso de armas nucleares

ElNacional.cat repasa en este artículo cada uno de los frentes del conflicto desde que Hamás atacara Israel ahora hace un año, un recorrido panorámico para comprender la situación actual.

Guerra contra Hamás

La guerra contra Hamás arranca el mismo 7 de octubre del 2023. El ataque sorpresa hizo que el estado judío declarara formalmente la guerra contra el grupo suní, declaradamente yihadista, y que persigue convertir Palestina en un estado islamista que abrace a Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advertía que la respuesta de Israel sería en forma de "poderosa venganza", mientras los líderes militares del país avisaban que Hamás había "abierto las puertas del infierno". El ejército israelí implacable pone manso en la obra y ordena sus hombres y mujeres a proceder al "asedio completo" de Gaza como represalia al ataque del 7-O.

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Bombardeo en Gaza. Foto: Efe

Antes de este asedio, las tropas israelíes empezaron, en torno al 4 de diciembre, una invasión terrestre, periodo en el cual hubo un intercambio de prisioneros por rehenes mientras se permitía que entrara más ayuda humanitaria a la Franja. Posteriormente, la ofensiva contra Hamás continúa. Israel quiere llevar el conflicto hasta el final y dice que eso implica erradicar el grupo terrorista. Netanyahu asegura que para poder cumplir este objetivo hay que entrar en Rafah, la ciudad más en el sur de la Franja, donde un millón de palestinos se han refugiado desde que la ofensiva arrancó.

Israel quiere llevar|traer el conflicto hasta el final y dice que eso implica erradicar el grupo terrorista

A principios de 2024, bajo presión de los EE.UU., Israel empieza una retirada de tropas de la Franja, pero en marzo, se vive un nuevo capítulo intenso en la guerra contra Hamás: el bombardeo del hospital Al-Shifa de Gaza, el mayor de la ciudad. Israel asegura que Hamás había utilizado el hospital como centro de mando y también como lugar para esconder rehenes. La inteligencia de los EE.UU. determina que, efectivamente, el hospital era un escondite de los terroristas, pero que en el momento de la operación israelí ya se habían marchado de allí. En abril, tanto en el hospital Al-Shifa de Gaza como en el hospital Nasser de la ciudad Khan Younis, donde también se había atacado, se localizan dos fosas comunes con 300 cuerpos. Las Naciones Unidas reclaman una investigación independiente.

Los ataques contra hospitales y las imágenes de víctimas, sobre todo de niños y mujeres, hacen nacer movimientos de protesta en todo el mundo. Arrancan las acampadas universitarias en los Estados Unidos y en Europa que reclaman detener la guerra. La respuesta de Netanyahu a los hechos del 7 de octubre derivan en un escenario en que, si bien el origen del conflicto es un ataque atroz de Hamás contra el estado judío, la opinión pública internacional se polariza cada vez más y -a pesar de admitir el derecho de Israel a defenderse- difícilmente aprueba el coste en vidas humanas que tiene este conflicto.

El frente del Líbano: la batalla contra Hizbulá

Aunque el foco ha estado, a lo largo de la primera mitad del año, centrado en Gaza, a partir de julio empieza a tomar protagonismo el segundo de los frentes que Israel tiene abiertos: el Líbano. Las tensiones con el partido político y grupo paramilitar Hizbulá, que no habían cesado durante los primeros meses de guerra, van a más a partir de julio, cuando un ataque de esta organización mata a once personas en un pueblo bajo control israelí en los Altos del Golán. La represalia de Israel no se hace esperar y asesina a uno de los líderes de Hizbulá en Beirut. Hizbulá, como Hamás, persigue la retirada de Israel de las zonas ocupadas y, en sus textos fundacionales, establece también como objetivo la eliminación del estado judío. En su "Manifiesto", Hizbulá hace gala de su sintonía con la República Islámica de Irán, a quien considera "el estado central del mundo musulmán" y destaca que es "el estado que da apoyo a los movimientos de resistencia de nuestra región".

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Ciudadanos de Israel se protegen de los bombardeos. Foto: Europa Press

Hizbulá hace gala de su sintonía con la República Islámica de Irán, a quien considera "el estado central del mundo musulmán"

El frente del Líbano y contra Hizbulá abre una segunda fase de la guerra de Israel que sus dirigentes se apresuran a defender como una guerra por la "supervivencia" de su estado. Eso supone mantener un objetivo que no pasa ni por la búsqueda de un diálogo ni la convivencia, sino para ganar el conflicto por la fuerza ante unos enemigos que lo que quieren es su desaparición. En septiembre, Israel efectúa una sorprendente operación -considerada histórica- contra los militantes de Hizbulá, haciendo explotar de forma simultánea los aparatos buscapersonas y los walkie-talkies de la organización. Este episodio deja 39 personas muertas y 3.000 heridas. Esta era solo la antesala de una operación que dejaría Hizbulá mucho más tocada. Un bombardeo muy preciso de Israel consiguió impactar contra el búnker de Beirut, donde se escondía Hasan Nasrallah, el líder de la organización durante más de 30 años y aliado fiel de Irán. Los días posteriores, Israel sigue estrechando el círculo y consigue matar a otros dirigentes de la organización. Estas muertes abren la puerta a una nueva fase de la guerra, la más peligrosa: el enfrentamiento cuerpo en cuerpo entre Irán e Israel, todavía más cerca. 

Irán: ¿la hora de las armas nucleares?

Después de un año de la masacre del 7 de octubre está cada vez más cerca un posible conflicto abierto de guerra total que enfrente definitivamente Israel e Irán. Si bien los dos estados son viejos amigos, hasta ahora han evitado un enfrentamiento directo. Esta dinámica, sin embargo, estaría en las puertas de cambiar. Las muertes de los líderes de Hizbulá parecen haber precipitado la respuesta de la república islámica que juró que se vengaría y así lo hizo la semana pasada con una lluvia de cerca de 300 misiles contra Israel. Los proyectiles llegaron hasta Tel-Aviv y millones de israelíes se vieron obligados a buscar refugio. El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, en una intervención de excepción con ocasión de la plegaria del viernes en la mezquita del Imán Khomeini de Teherán. Todo eso mientras se espera la reacción de Israel al ataque con misiles balísticos. El gobierno de Netanyahu estaría estudiando tres posibilidades: atacar instalaciones nucleares, petroleras -afectando a la economía- o bien infraestructuras militares. El presidente de los EE.UU., Joe Biden, ha pedido en Israel que se busquen alternativas a posibles ataques contra centros petroleros.

La incógnita que sobrevuela este escenario es hasta qué punto las partes se verán empujadas a exhibir su poder destructor

Israel todavía tiene que afrontar dos frentes más, los rebeldes hutís del Yemen, también apoyados por Irán, que las últimas semanas también han atacado Israel con el lanzamiento de algún misil balístico, y los grupos resistentes de Cisjordania, donde se registran también hechos de violencia animada por el conflicto en toda la región. Los hutís, al lado de Hamás e Hizbulá, han sido llamadas por Irán a unirse para luchar contra Israel. El llamamiento no parece que permita, por ahora, ser optimistas con respecto al conflicto, donde ya hace semanas que nadie habla de tregua. De hecho, fuentes del diario The New York Times, aseguraban el viernes que el líder de Hamás, Yahya Sinwar, no confía en una resolución del conflicto y ha vetado la opción de una tregua. La retórica apunta, pues, en que todos los enemigos de Israel quieren hacer frente común para doblegar el estado judío. La incógnita que sobrevuela este escenario es hasta qué punto las partes se verán empujadas a exhibir su poder destructor y a nadie escapa que Irán es un actor que podría tener acceso, sea por producción propia o por suministro de Corea del Norte.