Hace casi 20 días que la Agencia de Seguridad Interna (ABW, de sus siglas en polaco; Agencja Bezpieczeństwa Wewnętrznego) detuvo al periodista vasco, corresponsal de varios medios, Pablo González. Fue arrestado el 28 de febrero acusado de espionaje favorable al régimen de Vladímir Putin y desde entonces está en la prisión en Polonia.

El hombre, que tiene pasaporte español y ruso, ya había sido acusado por los servicios secretos ucranianos de colaborar con Rusia, e incluso fue retenido en una comisaría donde, según denunció él, le hicieron una copia de su terminal móvil. Después de salir de Ucrania e instalarse en la zona de frontera, en Przemyśl, fue detenido por el ABW -una agencia parecida al CNI español-, y hasta hoy. Su abogado, Gonzalo Boye, ha asegurado que la defensa ni su familia han podido verlo.

"Las autoridades polacas lo están privando de sus derechos fundamentales por razones que desconocemos, pero intuimos", asegura Boye. Según el letrado, "las autoridades polacas establecieron unos requisitos para que pudiera visitarlo como abogado; una semana después de entregarles toda la documentación, traducida al polaco, ahora requieren que sea con traducción jurada cuando ya son documentos válidos en toda la Unión Europea", insiste Boye, en que asegura que la situación es una "incomunicación fáctica" que ya se ha alargado más de 18 días. Boye cree que Polonia no acepta las normas de la Unión Europea "para ganar tiempo", y apunta que aunque "desconocemos los motivos, todos los podemos imaginar".

Ayuda consular, según el ministro Albares

Partidos políticos como Podemos y Bildu se han mostrado muy críticos con la detención del periodista en Polonia y han pedido movimientos por parte del ministerio de Asuntos Exteriores con el fin de conseguir su puesta en libertad, un hecho que, hoy por hoy, todavía no se ha conseguido, y ni su defensa se ha podido reunir con él. Las autoridades polacas han confirmado que acusan al corresponsal Pablo González, un periodista con larga experiencia en el conflicto postsoviético, de ser un agente de la inteligencia militar a las órdenes del Kremlin, un extremo que conoce al ministro José Manuel Albares, pero que no ha querido confirmar.

El periodista fue arrestado en Polonia, después de ser acusado de espionaje a las órdenes de Rusia / Cedida

En una entrevista en La Sexta, el ministro socialista ha evitado dar detalles de las causas que tiene abiertas el periodista en Polonia y ha asegurado que el cónsul español allí se ha podido reunir con él y el detenido ha podido hablar con su pareja y su abogado. Albares también ha explicado que ha podido contactar con el ministro de Asuntos Exterior polaco para hablar de la detención de Pablo González.

Visitas del CNI en torno al periodista

Cuando el periodista todavía no estaba detenido y estaba en Ucrania, agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) hicieron tres "visitas" en torno al periodista. En casa de la mujer del periodista en Gernika, en casa de la madre en la zona de Barcelona y en casa de un amigo del periodista, en la misma capital catalana. Según ha relatado la familia de Pablo González, unos ocho agentes secretos se presentaron en los tres lugares e hicieron preguntas y explicaron qué conocían sobre los movimientos en la zona del conflicto, del periodista. Sin embargo, y según detalla La Vanguardia, no registraron nada ni se llevaron ningún documento relacionado con el corresponsal acusado de espionaje ruso.

Días más tarde, la madrugada del 28 de febrero, mientras estaba cubriendo por varios medios la huida de los refugiados de la guerra, fue arrestado. La ministra Margarita Robles, titular de Defensa, ha confirmado las "visitas" del CNI, pero no ha querido dar más detalles sobre la investigación que estaban haciendo los servicios secretos españoles al núcleo próximo al periodista Pablo González.