El opositor ruso Alekséi Navalni, muerto este viernes por circunstancias que todavía no se saben, cumplía condena en una de las prisiones más remotas y aisladas de Rusia. Apareció el diciembre pasado, después de desaparecer durante semanas, en una prisión cerca de la cordillera de los Urales, en el círculo polar Ártico. Se trata de la prisión IK-3 a la localidad de Kharp, en el distrito autónomo de Yamalo-Nénets.
Y es que Navalni llegó a la colonia penitenciaria del Ártico, a unos 2.000 kilómetros en el nordeste de Moscú, a finales de diciembre pasado. El aliado de Navalni, Ivan Zhdanov, tildó entonces el IK-3, que fue fundado en 1961 en el lugar de un antiguo campo de trabajos forzados gulag soviético, "una de las colonias penitenciarias más septentrionales y remotas" de Rusia.
"Las condiciones [en las colonias de régimen especial] son bastante terribles, claro está que se trata de detención en aislamiento máximo", explicaba el defensor de los derechos humanos Igor Kalyapin en el The Moscow Times. "Creo que Navalni fue enviado tan lejos precisamente para garantizar el máximo aislamiento físico posible, de manera que incluso viajar sería un problema".
"IK-3 siempre ha funcionado como una colonia para reincidentes especialmente peligrosos", dijo el periodista ruso Leonid Nikitinsky, que visitó Kharp en el 2006, en un artículo para el diario independiente Novaya Gazeta, añadiendo que la zona sufre duras condiciones climáticas, destaca el mismo diario. Ivan Vostrikov, excoordinador regional de Navalni en Tyumen, que también visitó Kharp, dijo que "es casi imposible escaparse: hay centenares de kilómetros de tundra en un lado y las montañas de los Urales polares en el otro".
A pesar del aislamiento físico de la colonia, IK-3 está conectado al servicio de correo electrónico Zonatelecom, habría dicho una periodista del diario Farida Rustamova, y destaca el mismo portal. Por otra parte, los relatos de prisioneros IK-3 actuales y anteriores describen un ambiente particularmente duro con condiciones de vida básicas junto con brutalidad física y psicológica.
Las duras condiciones de la prisión
La colonia penal IK-3 Polar Wolf había sido un gulag anteriormente, establecido para trabajadores penitenciarios que construían un ferrocarril a través del Ártico ruso, ordenado por Stalin a la década de los sesenta, pero que nunca se acabó del todo. Tal como destacaba RTVE, se encuentra entre las prisiones más dura y remota de Rusia y los reclusos soportan largos, oscuros y fríos inviernos con temperaturas que pueden llegar a los 28 grados bajo cero. La mayoría de los prisioneros han sido condenados por delitos graves. Llegar a la prisión es difícil, pero no imposible. Se puede llegar en un tren llamado Flecha polar, que sale de Moscú cada dos días y tarda 44 horas en llegar.