Todo el mundo lo recuerda. Hace 20 años, el 11 de septiembre de 2001 una serie de atentados paralizaron el planeta. Dos aviones impactaron contra las Torres Gemelas de Nueva York, al epicentro del World Trade Center. En total, 19 terroristas secuestraron 4 aviones comerciales llevando a cabo 4 atentados suicidas. Dos de ellos, los más mediáticos y los que nos han quedado marcados en la retina, fueron los dos aparatos que impactaron contra las dos grandes estructuras, a las 14:46 y a las 15:03 hora catalana (8:46 y a las 9:03 hora americana).

Los atentados causaron un total de 2.996 muertos y 25.000 heridos

20 años atrás era un martes y, quién más quién menos, recuerda dónde estaba y qué hacía. Por eso, hemos salido a la calle para hacer un ejercicio de memoria y volver 20 años atrás para saber qué hacías en el momento en que unos atentados dejaron en choque un planeta entero que se volcó a seguir la actualidad por la pantalla en la gran mayoría de los casos.

Momento en que el segundo avión impactaba contra la torre sur / Fuente: Wikipedia

20 años de los atentados que todo lo cambiaron

El mediodía de aquel 11 de septiembre todo cambió. El mundo se volcaba a saber qué había pasado, quién había organizado y planeado aquellos atentados en las capitales americanas, mientras por televisión horas más tarde se podía ver en directo cómo se hundían las dos torres gemelas. Un derrumbe provocado por el impacto de los dos aparatos secuestrados, que afectó de lleno en la base estructural de los dos rascacielos.

¿Por qué recordamos dónde estábamos y qué hacíamos aquel 11-S?

Elisa Micciola, psicóloga forense, psicoterapeuta especializada en violencia, coordinadora de la UAVAT (Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo) y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya, explica que acontecimientos como estos contienen un fuerte contenido emocional que nos hacen cuestionar aspectos tan simples como nuestra persona, nuestra vida y nuestra cotidianidad. "El ser humano no está preparado para vivir situaciones traumáticas y peligrosas que pongan en riesgo nuestra homeostasis o equilibrio vital. Por eso, cuando presenciamos una situación que nos pone en peligro a nosotros, a las personas que nos rodean o que simplemente rompen nuestra concepción del mundo como un lugar seguro, nos genera un impacto, una conmoción que rompe, desestabiliza y se graba en la memoria de una forma particular". De esta particularidad, destaca la experta, que recordamos dónde estábamos aquel día, con quién y, sobre todo, qué sentimos.

"La intensidad de las emociones vinculadas a la vivencia, en este caso unos atentados, los sentimientos de escalofrío, de miedo, de estupor y de choque, son factores que condicionan el recuerdo, quedándose grabados en aquello que denominamos memorias traumáticas," apunta Micciola. La coordinadora de la UAVAT, expone como algunos estudios concluyen que estos tipos de memorias se registran y se almacenan de forma diferente a cualquier otro recuerdo cotidiano, denominándolas memorias vívidas, y se caracteriza por la capacidad de recordarlas de forma vívida y con todo lujo de detalles.

Dos bomberos buscando y rescatando a víctimas en la zona cero / Fuente: Wikipedia

Micciola, que estuvo atendiendo a afectados del atentado de La Rambla de Barcelona del 17-A, precisa que no todas las personas viven y recuerdan las vivencias impactantes de la misma manera, a pesar de estar en el mismo sitio y en el mismo momento. "La afectación que esta vivencia pueda tener sobre las personas, dependerá de una serie de factores personales y sociales, como la personalidad, la presencia de patologías mentales, la situación personal, social y familiar particular de cada uno o las vivencias mejores o peores que la persona haya podido experimentar a lo largo de su vida".

Hay factores que son más decisivos que otros y que condicionan el impacto de las vivencias y de su recuerdo. "La gravedad del hecho, la duración o la sensación de peligro que pudo sentir aquella persona por ella o por alguien próximo ante un hecho concreto", son ejemplos.

La gravedad de los hechos, su duración o la sensación de peligro, condicionan el impacto de las vivencias y de su recuerdo

Después de vivir un hecho traumático, expone a la psicóloga, es común que las personas generen respuestas desadaptativas -llamadas síntomas-, vinculadas a esta vivencia cómo es la reexperimentación y la hiperactivación vinculadas con la sensación de inseguridad, la evitación a lugares, espacios o personas que nos evoquen recuerdos de la vivencia, al malestar emocional, a los recuerdos invasivos o flashbacks y emociones negativas vinculadas al trauma, como el miedo, la ira o culpa.

Monumento en recuerdo a las víctimas de los atentados del 11-S / Fuente: Piqsels

Como superar un hecho traumático como un atentado

Actualmente, la psicología ha avanzado mucho en el campo del tratamiento psicológico ante vivencias traumáticas, detalla Micciola, que apunta como existen numerosas líneas de intervención dirigidas a la gestión, a la integración y a la reducción de los síntomas y del malestar enfocados en que la persona recupere su funcionamiento habitual y su rutina.

"Más allá de la intervención psicológica, sabemos que factores como el soporte familiar, social, la seguridad económica y laboral, el mantenimiento de elementos positivos en la vida de las personas -el deporte, aficiones, etc. -, el uso del buen humor, entre otros, son decisivos para una mejor recuperación psicológica después de un hecho como este", concluye la experta.