El nuevo primer ministro francés, el conservador Michel Barnier, afirma que su política “no será solo de derechas” y que tiene intención de “escuchar a todo el mundo”. De esta manera, responde a las críticas desde la izquierda, que se ha manifestado en las calles porque consideran que el presidente Emmanuel Macron no ha cumplido con los resultados de las elecciones legislativas por haberse negado a nombrar a la candidata del Nuevo Frente Popular pese a haber sido la fuerza ganadora de los comicios. En un contexto de polarización y auge de la extrema derecha lepenista, en sendas entrevistas publicadas este domingo por La Tribune y Le Journal du Dimanche, Barnier ha querido expresar su comprensión a los franceses alejados de la política que “están hartos de que todo venga dictado desde arriba”. “Yo vengo de abajo, no hay ninguna ambigüedad sobre esa cuestión”, asegura el mandatario, que señala que su madre era una “militante asociativa” y de que su padre era un “pequeño empresario”.

Aunque no ha detallado sobre su proyecto, el nuevo primer ministro afirma que tiene intención de encarnar “una esperanza para Francia” y “elevar la línea de horizonte individual y colectivo" para el país. Barnier, que ha sido comisario europeo de Política Regional (1999-2004) y de Mercado Interior (2010-2014), ha enaltecido que en su experiencia en las instituciones de la Unió Europea ha aprendido “la cultura del compromiso”.

Sobre cuál será su relación con el presidente Emmanuel Macron, quien le ha elegido y designado para formar Gobierno, el primer ministro Barnier asegura que el jefe del Estado no le ha marcado cuál tiene que ser su programa. “El presidente ha dejado las cosas claras conmigo. Me da libertad para formar Gobierno y definir mi línea política. Tengo una gran libertad”, ha asegurado el dirigente, que pertenece a Los Republicanos, el partido conservador del que también han formado parte los expresidentes Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.

Le Pen dice que Macron la ha tenido en cuenta

Por su parte, la líder de la ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, considera que Macron "ha tenido en cuenta" los criterios de su partido a la hora de elegir a Barnier como primer ministro, aunque puntualiza que su partido no ha participado en la decisión. "No he elegido al primer ministro. No soy la directora de recursos humanos de Emmanuel Macron", ha subrayado Le Pen este domingo en su feudo electoral de Hénin Beaumont, donde ha dado el pistoletazo de salida al nuevo curso político.

En declaraciones a la prensa antes de pronunciar un discurso ante los militantes, la responsable de la Agrupación Nacional ha explicado que en el proceso para nombrar al primer ministro, Macron contactó con ella. Según su versión, precisó cuáles serían los criterios que les llevarían a votar con carácter inmediato la censura de un nuevo Gobierno. "Desde el momento en que esos criterios se respetan, cumpliremos nuestra parte", ha afirmado. En una entrevista con Le Journal du Dimanche este domingo, Le Pen afirmar que espera que Barnier será "respetuoso con lo que quieren los once millones de electores" de su partido y le advierte para que no siga con la "construcción europea" en la que participó cuando tuvo responsabilidades en las instituciones comunitarias.

La líder de la extrema derecha ve elementos positivos en el nuevo primer ministro, en particular porque "parece hacer sobre la inmigración la misma constatación que nosotros. Ahora esperamos acciones". Una alusión a las posiciones de Barnier, que cuando se presentó en 2021 a las primarias de su partido Los Republicanos, para elegir a un candidato para el Elíseo el año siguiente, llegó a proponer una moratoria de tres a cinco años para la inmigración. En cualquier caso, insiste en que no es la persona que querrían al frente del Gobierno porque "solo un primer ministro de Agrupación Nacional puede aplicar el programa de la Agrupación Nacional".

La izquierda estalla y sale a las calles

El nombramiento de Barnier ha sido muy criticado desde los partidos de la izquierda, agrupados bajo la coalición electoral Nuevo Frente Popular —La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista, el Partido Comunista y los Ecologistas—, que aseguran que Macron ha optado por este veterano político pese a que Los Republicanos solo obtuvieron el 6 % de los votos en las elecciones legislativas porque va a ser continuista con el proyecto liberal-conservador de Renacimiento, el partido de Macron.

Los 'insumisos' de Mélenchon incluso han acusado a Macron de robar las elecciones, dado que las izquierdas ganaron las elecciones como primera fuerza en escaños y el presidente francés se ha negado a designar como primera ministra a la candidata de del Frente Popular, la funcionaria y economista Lucie Castets. De hecho, este sábado se han producido multitudinarias manifestaciones convocadas por la izquierda en rechazo de la decisión de Macron. En el Elíseo, por su parte, se rechazan las críticas y se sostiene que el presidente se ha guiado únicamente por el imperativo constitucional que tenía de buscar un primer ministro que garantizara estabilidad política, es decir, una persona que no fuera susceptible de ser tumbada rápidamente por una moción de censura. 

En una encuesta del instituto demoscópico Ifop publicada este domingo por Le Journal du Dimanche, un 52 % de las personas encuestadas dicen estar satisfechas por la designación de Barnier como primer ministro, un porcentaje similar al que tenía al comenzar su predecesor en el cargo, Gabriel Attal (53 %) y superior al que tuvo la anterior, Élisabeth Borne (47 %). No obstante, un 74 % de los consultados por Ifop anticipan que su mandato será breve y que caerá por una moción de censura, teniendo en cuenta la fragmentación de la Asamblea Nacional con tres grandes bloques muy parecidos en número de diputados y alejados en programa.

Formar Gobierno

Barnier avanza este domingo en sus consultas y entrevistas para formar su Gobierno y se reunirá con Édouard Philippe, el que fue primer ministro de Macron entre mayo de 2017 y julio de 2020. Una vez que haya constituido su gabinete, uno de los primeros retos será la elaboración del proyecto de presupuestos para 2025, que debería presentarse antes del 1 de octubre, en un contexto de dificultad por el aumento del déficit público. La Comisión Europea abrió a Francia a finales de julio un procedimiento por déficit excesivo, después de que en 2023 creció al 5,5 % del producto interior bruto (PIB) y la tendencia es que va a continuar este año y el próximo si no hay fuertes recortes o aumentos de impuestos.