El primer ministro francés, Michel Barnier, ha asegurado que Francia "atraviesa una realidad" difícil en términos económicos que no desaparecerá "con una moción de censura", pocos minutos antes que se vote su posible destitución. Con el anuncio que la formación de Marine Le Pen votaria a favor de la moción de censura contra Barnier que se ha debatido este miércoles en la Asamblea Nacional francesa, el tiempo del primer ministro al cargo ya es historia.
El momento de la verdad
Barnier ha sido el último en intervenir en el hemiciclo, y ha subido a la tribuna entre aplausos de su partido y de los macronistas. Ha empezado su parlamento felicitándose por una de las pocas victorias que ha conseguido durante su breve mandato: un acuerdo entre diputados y senadores a la comisión paritaria para aprobar el proyecto de presupuesto de la Seguridad Social para 2025.
A continuación ha esgrimido un decidido mensaje hacia sus compañeros de hemiciclo: "Hemos llegado al momento de la verdad, de la responsabilidad," en medio de las constantes interrupciones de la bancada de la oposición. "He intentado afrontar la realidad, presentando un texto financiero difícil (...) Esta realidad económica no desaparecerá por una moción de censura". El primer ministro saliente ha remarcado que "urge responder a nuestra deuda presupuestaria, afrontando la realidad de nuestras cuentas públicas."
Asumiendo esta como su última intervención como primer ministro, ha decidido citar precisamente a Georges Pompidou, el único antecesor al cargo que hasta ahora había caído en una moción de censura, en 1962: "El hombre en toda circunstancia tiene que buscar la moral y la acción", ha proclamado. Barnier ha acabado su discurso a modo de despido, reconociendo que ha sentido "como un honor haber sido tres meses primer ministro", y que le quedará "el honor de haber servido al país".
"Cometen un error ante la historia"
El macronista Gabriel Attal ha sido lo único que desde el atril ha defendido el gobierno del conservador de Michel Barnier ante las mociones de censura que han propiciado su caída. Attal, predecesor de Barnier en el palacio de Matignon, ha condenado este miércoles "la alianza entre extrema izquierda y extrema derecha" para hacer caer al gobierno y ha dicho que "cometen un error ante la historia".
"El primer ministro no ha salido de nuestra familia política, pero a pesar de eso hemos tomado la decisión de secundarlo porque es por el interés del país", ha defendido en su turno de palabra. "Francia necesita estabilidad y el mundo necesita una Francia estable", ha manifestado Attal, que a duras penas ha podido acabar su discurso, entre las broncas tanto de la izquierda como la derecha.