Noche de caos en Roma, que vivió una batalla campal con la policía, grupos de antivacunas y militantes fascistas como protagonistas. Todo empezó con la convocatoria de protestas en diferentes ciudades italianas contra las medidas del ejecutivo para gestionar la crisis sanitaria, en especial contra la implementación del pasaporte covid.

Numerosos militantes del movimiento fascista Fuerza Nueva se sumaron a las manifestaciones organizadas por los grupos antivacunas para este sábado, que en Roma consiguieron juntar en torno a unos diez mil manifestantes. La marcha avanzó por el centro de la capital, gritando insultos contra el gobierno de Mario Draghi y contra la prensa. El medio italiano Corriere della Sera ha recogido algunas de estas imágenes.

Una vez delante la sede del ejecutivo, la tensión incrementó exponencialmente: los manifestantes lanzaron petardos y bombas de humo contra el edificio, lo que desencadenó la reacción de los equipos antidisturbios de la policía. Los agentes de seguridad utilizaron mangueras de agua y cargas para intentar frenar la marcha conjunta de los antivacunas y los fascistas.

Uno de los momentos más lamentables de la noche fue cuando los manifestantes asaltaron la sede nacional de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), el principal sindicato del país. Las imágenes difundidas por Corriere della Sera muestran algunos de los momentos más tensos de este ataque contra la organización de trabajadores. Además, una treintena de manifestantes atacaron al servicio de urgencias de un hospital, hiriendo a cuatro personas: dos agentes de seguridad y dos enfermeras, una con un golpe de botella en la cabeza.

La batalla campal entre la policía y los grupos de antivacunas y fascistas acabó con 38 agentes heridos, seiscientos manifestantes identificados y doce detenidos. Entre estos detenidos se encuentra el líder nacional de Fuerza Nueva, Giuliano Castellino, y el responsable romano de la formación, Roberto Fiore.

Después de esta noche de caos, Italia se ha planteado este domingo la necesidad de ilegalizar a los movimientos fascistas. Unos movimientos que se nutren del malestar de la pandemia, como se ha podido ver con el asalto a un sindicato y un hospital en Roma este fin de semana.

Disturbios antivacunas fascistas Italia Roma Efe

La policía carga contra los manifestantes antivacunas y fascistas en el centro de Roma / Efe

Ilegalizar los movimientos fascistas

El secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, ha sido el primero a hacer esta exigencia: "Todas estas formaciones que se identifican con el fascismo tienen que ser disueltas. Es el momento de decirlo claramente". Muchos políticos y expertos italianos se han sumado a la condena de los hechos que se han vivido este sábado, ya que recuerdan a "tiempos pasados". Solo hay que recordar que el fascismo de Benito Mussolini dio sus primeros pasos hace un siglo, el año 1919, con el acoso constante a sindicalistas.

En un acto de este domingo para contrarrestar la actividad fascista del sábado, Landini ha asegurado delante de centenares de personas que los hechos de ayer fueron "un ataque a la democracia y una ofensa en la constitución" republicana, que nació después de la caída del régimen. De hecho, la carta magna italiana prohíbe en sus disposiciones finales la reorganización "bajo cualquier forma" del Partido Fascista de Mussolini.

 

 

Imagen principal: Los manifestantes antivacunas y fascistas se enfrentan a la policía en Roma / Efe