La justicia belga no investigará la trama marroquí del Qatargate, el caso de presuntas injerencias de Qatar, Marruecos y Mauritania sobre el Parlamento Europeo y cede a la justicia marroquí la iniciativa para juzgar los dos nacionales implicados en este escándalo de corrupción, según ha informado este sábado el diario belga Le Soir. Así, Abderrahim Atmoun, actual embajador de Rabat en Polonia, y Mohamed Bellahrach, un oficial del servicio de inteligencia exterior del reino alauí (DGED), sospechosos de haber sobornado con dinero, regalos y viajes a varios eurodiputados, solo podrán ser procesados en Marruecos.
En concreto, la justicia belga sospechaba que Atmoun y Bellahrach, también conocido bajo el nombre en clave M118, habrían sobornado los eurodiputados italianos socialdemócratas Antoni Panzeri, considerado "el cerebro de la trama" y Andrea Cozzolino, así como su asistente Francesco Giorgi, a cambio de hacer políticas favorables a Marruecos desde el Parlamento Europeo.
En este sentido, el pasado 12 de abril un tribunal de primera instancia de Bruselas emitió un auto que denunciaba ante la justicia de Marruecos los presuntos delitos de corrupción, blanqueo de capitales y participación en una organización criminal que supuestamente cometieron Atmoun y Bellahrach. Con este auto dirigido a la justicia marroquí, Bélgica renunció de facto a asumir la parte de la investigación que salpicaba Marruecos y que hasta entonces investigaba un juez de instrucción en Bruselas. Con todo, si Bélgica hubiera conservado la investigación de esta parte de la trama, habría tenido problemas para avanzar con la instrucción, porque el embajador Atmoun disfruta de inmunidad diplomática.
El archivo de esta parte de la causa coincide con un acercamiento diplomático entre Bélgica y Marruecos, según apunta Le Soir. A mediados de abril el primer ministro belga, Alexander De Croo hizo una visita a Rabat, en la que acordó la expulsión de unos 700 marroquíes que residían de forma ilegal en Bélgica y estaban detenidos, y anunció la apertura de una oficina del servicio de inteligencia belga en Rabat. Con todo, un portavoz del Ministerio de Justicia de Bélgica ha desvinculado estos acuerdos del archivo de la causa, y ha recordado que en el país existe la separación de poderes.