El papa emérito Benedicto XVI ha muerto a los 95 años en el convento Mater Ecclesiae, en la Ciudad del Vaticano, después de unos años en un estado de salud complicado. La última aparición pública de Joseph Aloisius Ratzinger fue el pasado mes de agosto, cuando el papa Francisco lo visitó en el monasterio donde residía para la ceremonia del pontífice actual, que elevó a los eclesiásticos al rango cardenalicio, y los nuevos "príncipes de la iglesia" lo acompañaron en el breve saludo. En los primeros años de retiro, Benedicto asistió a un par de ceremonias de elevación a cardenal en la Basílica de San Pedro, pero en los últimos años, su estado de salud se lo había impedido.
Benedicto XVI, considerado muy conservador, pasará a la historia por ser el primer papa que ha renunciado al pontificado en los últimos 600 años. Debilitado física y psicológicamente, el pontífice anunció su marcha el 11 de febrero de 2013 alegando su incapacidad para afrontar la limpieza del Vaticano. Joseph Ratzinger nació en Baviera, Alemania, en el año 1927 y fue escogido con 78 años 265º Papa de la Iglesia católica, el 19 de abril de 2005, después de la muerte de Juan Pablo II, en el primer Cónclave del siglo XXI. Con el nombre de Benedicto XVI sucedía al carismático Juan Pablo II, el papa polaco, que fue mentor de Ratzinger y que había muerto el 2 de abril, después de haber ocupado el trono de San Pedro durante veintiséis años en los que el mundo transitó de la Guerra Fría a la globalización.
Intentos de limpiar la Iglesia
El pontificado de Benedicto XV empezó bajo la fama de inquisidor y de guardián de la ortodoxia más conservadora de la Iglesia católica. Durante 23 años dirigió la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio o Inquisición, una institución siempre vista con recelo, y desde este cargo, al que fue promocionado por Juan Pablo II, fue el responsable de las medidas disciplinarias adoptadas por el Vaticano contra algunos teólogos de la liberación por sus influencias marxistas.
El papa Benedicto XVI quedará en el recuerdo del Vaticano por haber hecho grandes esfuerzos, aunque fracasados, para limpiar de corrupción e irregularidades la Iglesia. En este contexto hay que situar, por ejemplo, su petición de perdón a las víctimas de los curas pederastas (escándalo que Juan Pablo II intentó ocultar), y una polémica en la cual se vio involucrado por el encubrimiento de un caso de abusos sexuales en una diócesis alemana de la cual Ratzinger había sido el pastor. Benedicto XVI decidió explicar su versión de estos hechos que suponían una mancha oscura en su vida y lo haría en un juicio abierto en un tribunal sur de Alemania para desvanecer todas las dudas sobre si encubrió a un sacerdote pederasta cuando era el arzobispo de Munich.
Otra de las cuestiones que marcó el pontificado de Benedicto XVI, fueron los escándalos destapados en el caso Vatileaks, un robo de documentos secretos del Vaticano por el cual su mayordomo, Paolo Gabriele, fue condenado a 18 meses de prisión y posteriormente perdonado por el mismo papa. La investigación del caso quedó en manos de tres cardenales, reveló la existencia de relaciones homosexuales, luchas de poder y malversaciones económicas en el Vaticano.
La faceta intelectual de Benedicto XVI
Una de las facetas más destacadas de Benedicto XVI fue la de intelectual. Era un hombre profundamente reflexivo, poseedor de más de ocho doctorados honoris causa y autor de una producción ensayística de un centenar de libros que, sin duda, el paso del tiempo consagrará como una magnífica y sólida contribución al desarrollo del pensamiento cristiano en general y occidental en particular. Ratzinger fue un prolífico escritor. Entre sus obras figuran más de 600 títulos, muchos de ellos estudios y documentos eclesiásticos. Como alemán, era heredero de la rica literatura (Goethe, Thomas Mann) y filosofía alemana, que estudió profundamente. Martín Luter, Immanuel Kant, Friedrich Hegel, Friedrich Schelling, Karl Marx, Friedrich Nietzsche, Max Scheler, Martin Heidegger, Albert Einstein, o Werner Heisenberg son pensadores que trabajó y estudió al detalle. Además, en sus obras también está presente la influencia de de nombres como los de Romano Guardini, Henry Newman, san Agustín, santo Tomás o san Bonaventura.
Intelectuales de todo el mundo y de varias ideologías quisieron escucharlo y lo tuvieron presente en sus pensamientos. Amante del diálogo y la argumentación filosófica, Ratzinger consideraba esencial entablar una conversación diáfana del cristianismo con la ciencia y la cultura actual. Benedicto XVI consideraba que el progreso, las nuevas tecnologías y las inquietudes científicas tenían que generar una libertad paralela a la que la fe propone. También era un experto pianista.
Pasado en las Juventudes Hitlerianas
Ratzinger estuvo afiliado en las Juventudes Hitlerianas, una cosa obligatoria para los seminaristas a partir de 1939, porque estos se consideraban sospechosos ir en contra del régimen nazi. A los 16 años fue llamado a las filas, como otros jóvenes de las Juventudes Hitlerianas. Fue destinado a la protección de la fábrica de BMW en las afueras de Múnich, ciudad que fue bombardeada masivamente. Prestó servicio al régimen nazi entre abril de 1943 y septiembre de 1944. Durante este tiempo asistió al instituto de segunda enseñanza Maximiliansgymnasium, aunque quería ser sacerdote. Después de la instrucción básica, fue destinado a Austria, concretamente en la protección antitanque. Era un servicio de defensa donde construyó sistemas para cerrar el paso en los tanques de guerra. Ratzinger acabó desertando en los últimos días de la guerra, pero fue hecho prisionero por soldados aliados en 1945. Finalmente, después de la guerra, Ratzinger pudo dedicarse a los estudios teológicos, primero en la Escuela Superior de Filosofía de Freising. Después se doctoró en teología por la Universidad de Múnich.
El 29 de junio de 1951 fue ordenado sacerdote y optó por la labor docente. Y en 1981 fue llamado en Roma para ser prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por el papa Juan Pablo II, quien años más tarde lo nombró decano del Colegio Cardenalicio y, como tal, cardenal-obispo de Ostia en 2002.
Consagración de la Sagrada Familia
El 7 de noviembre de 2010, en su primer viaje al Estado español, el papa Benedicto XVI convirtió a la Sagrada Família en basílica, la novena de la ciudad de Barcelona. La ceremonia fue seguida por 6.500 personas en el interior y más 35.000 en el exterior del templo. El pontífice fue recibido por los entonces monarcas, Juan Carlos I y Sofía, y el que era presidente de la Generalitat, José Montilla, el exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu y el presidente de la junta constructora del templo, Joan Rigol. En su homilía, Benedicto XVI destacó la monumental obra del catalán Antoni Gaudí, "arquitecto genial y cristiano consecuente". "Me ha conmovido especialmente la seguridad con la cual Disfrutó, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar", expresó.
La relación de Benedicto XVI con los Països Catalans está marcada por la aprobación de las beatificaciones de Josep Tapias y seis clérigos más de la diócesis de Urgell, muertos en 1936, y la de 495 mártires de la Guerra Civil Española, que fue aprobada el 28 de octubre de 2007 y que se convirtió en la beatificación masiva más importando de la historia de la Iglesia hasta aquel momento, y la canonización de Francesc Coll i Guitart, en octubre del 2009.