"Y esta es la fragilidad de la democracia: si no la vigilamos, si no la defendemos, simplemente no se aguantará". Según la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, esta es la lección que se desprende del asalto al Capitolio, un episodio negro en la historia norteamericana que tuvo lugar justo hace un año. Para no olvidarlo, tanto Harris como su presidente, Joe Biden, han comparecido este jueves desde el mismo edificio en el cual miles de seguidores de Donald Trump irrumpieron, dejando cinco víctimas mortales. La justicia norteamericana todavía no ha señalado directamente al expresidente como posible agitador de la insurrección, pero para Biden no hay ninguna duda: Donald Trump es el responsable de la "red de mentiras" que hizo creer a miles de ciudadanos que las elecciones fueron falseadas.
Ego herido
El 6 de enero de 2021, Joe Biden fue confirmado sucesor a la presidencia de los EE. UU. después de ganar los comicios de 2020. Tal como ha explicado este jueves, fue el "ego herido" de Trump lo que lo impulsó a tejer una "red de mentiras" para intentar detener la ceremonia. En aquel momento, decenas de miles de sus seguidores creyeron el fraude electoral y acudieron a su llamamiento. Todavía hoy, un año y varios procesos de investigación después, son muchas las personas que creen en Trump. "No puede aceptar que perdió", ha aseverado Biden, "valora más el poder que sus principios".
La democracia, en peligro
Tal como han asegurado a Biden y Harris, la democracia en los Estados Unidos se encuentra en un punto extremadamente delicado. "El asalto violento que tuvo lugar aquí, el mero hecho de que las elecciones estuvieron muy cerca de ser revocadas, refleja la fragilidad de la democracia", ha lamentado Harris. "Tenemos que unirnos en defensa de nuestra democracia para formar una unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la calma doméstica, proporcionar una defensa común, promover el bienestar general y asegurarnos las bendiciones de la libertad para nuestra prosperidad y posteridad", ha concluido.
En el último año, los Republicanos han bloqueado dos proyectos de ley impulsados por los Demócratas para contrarrestar las restricciones al voto que han impuesto en los últimos meses los conservadores a escala estatal. Estas nuevas medidas limitan el sufragio de los latinoamericanos, afroamericanos y personas con menos recursos económicos. Los conservadores aseguran que su objetivo es evitar irregularidades en el proceso electoral, pero los Demócratas creen que su verdadero objetivo es acabar con los controles que impidieron al expresidente revocar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.