Si hay un asunto que incomoda (y mucho) al socialista Josep Borrell en su cargo de Alto Representante de la Unión Europea es el conflicto entre Kosovo y Serbia. Y este martes se ha producido un nuevo episodio. Y es que por primera vez en un año, ambos países se han reunido en una mesa de diálogo impulsada por la misma UE y la figura de Borrell.
Hay que recordar que a pesar de este entusiasmo de la UE para normalizar la situación de Kosovo, España sigue siendo uno de los pocos países del Club que no reconoce su independencia, postura que Borrell defendía no hace mucho tiempo como ministro de Exteriores de Pedro Sánchez. La postura de España (y de Borrell) no es inocente, ya que reconocer la independencia unilateral de Kosovo (avalada por la Corte Internacional de Justicia) supondría un precedente muy importante para Catalunya y el País Vasco.
Pero ahora el cargo de Borrell es otro y ya se ha apresurado a cumplir con las directrices de la UE urgiendo a las dos partes a avanzar en el diálogo.
"Existe un nuevo impulso y hay que aprovecharlo. Hay un nuevo impulso en Europa sobre los debates centrados en los Balcanes y es importante para toda la región aprovechar esta oportunidad", ha afirmado la cabeza de la diplomacia europea antes del encuentro que han mantenido el presidente serbio, Alexsandar Vucic, y el primer ministro kosovar, Albin Kurti, en la capital comunitaria.
En este sentido, Borrell ha recalcado su petición para que ambas partes se comprometan con el diálogo y "se enfoquen al generar resultados", a pesar de las adversidades que puedan amenazar la buena marcha de la iniciativa. "Sabemos que no es fácil el diálogo, pero este proceso y el contacto sincero es necesario y va en beneficio de la población de Kosovo y Serbia", ha defendido.
¿Qué negocian Kosovo y Serbia?
En el último encuentro en Bruselas, en julio de 2020, la agenda se centró en la búsqueda de soluciones para el problema de las personas desaparecidas y desplazadas, así como en la cooperación económica.
Kosovo insiste en que Serbia reconozca su independencia, autoproclamada en el 2008 de manera unilateral. Serbia, que no acepta la soberanía de su antigua provincia, insiste en ir resolviendo varios asuntos pendientes paso a paso, hasta llegar a un compromiso, sin dar de momento señales que podría un día aceptar oficialmente Kosovo como país. Una de estas cuestiones es conseguir una autonomía para los municipios de mayoría serbia en Kosovo.