El Reino Unido está cada vez más asfixiado por las consecuencias del Brexit. Aparte de los problemas de suministro de gasolina, la falta de trabajadores en la industria alimentaria ha llevado los granjeros y ganaderos a una situación límite. "Si continúa así muchos tendrán que cerrar; no podemos seguir así por siempre", explica David Exwood a ElNacional.cat, granjero de Westons Farm (Sussex) y presidente de la junta regional de la Unión Nacional de Campesinos del Reino Unido (NFU).
Sin charcuteros suficientes, muchos animales se acumulan en las granjas sin ninguna posibilidad que acaben llegando a los supermercados. De hecho, National Pig Association calcula que miles de cerdos sanos ya se están sacrificando para liberar la presión en las granjas, y la cifra podría llegar a superar los 120.000 animales. Una situación extrema que hace que comida y dinero se malgasten, y muchas estanterías de los supermercados queden vacías. "E irá a peor", creen desde la British Meat Industry, con la mirada puesta en Navidades.
¿Qué pasará con la Navidad en el Reino Unido?
La Navidad es la época del consumo por excelencia. Grandes cantidades de alimentos se venden durante este periodo del año para llenar las mesas de los británicos en las comidas festivas. Aunque cada vez más personas optan por dietas sin carne, no deja de ser este el ingrediente estrella de muchos platos tradicional. Este año, sin embargo, puede ser que falte. "Normalmente empezamos a producir algunos preparados de carne para Navidad en julio, cosa que no hemos hecho este año", explican desde la British Meat Industry a ElNacional.cat. Ya hace meses que faltan trabajadores en los mataderos, unos 15.000 según la misma organización, y aseguran que la producción ya se ha visto reducida y ahora es imposible recuperar el tiempo perdido. "Los productos para una Navidad normal ya no los tendremos", advierten.
Desde la granja de Westons, a Sussex, David Exwood también lo vive con preocupación. Dice que, por suerte, su trabajo en la granja familiar no se ha visto demasiado alterado, pero en la Unión Nacional de Campesinos del Reino Unido hay granjeros y ganaderos que lo está pasando mal. "Es una crisis real, hay una falta masiva de trabajadores, se necesita mucha gente", explica Exwood.
Camioneros y charcuteros son los puestos de trabajo donde más se notan los efectos del Brexit y la pandemia. Con la irrupción de la covid, muchos trabajadores de la UE que estaban en el Reino Unido se marcharon a casa, y ahora volver les es mucho más complicado. La salida de la Unión Europea, efectiva desde el 1 de enero de este año, hace ahora que todos los ciudadanos europeos que quieran trabajar tengan que pedir un visado. Y para obtener uno de larga duración hay que demostrar certificados oficiales de inglés, y un contrato de al menos £25,600 anuales, entre otros requisitos.
Además, el Reino Unido no ha previsto con tiempo lo que supondría abandonar la Unión Europea, y no hay suficientes trabajadores nacionales para cubrir la demanda. Y ahora, algunos productos no son fáciles de encontrar porque o bien no se producen, o bien tardan mucho más en llegar a las tiendas por la falta de transportistas. Exwood tampoco cree que las cosas mejoren en los próximos meses. "Tenemos un problema, ya hay estanterías vacías, y la Navidad, cuando se hacen la mayoría de compras, sólo hará que empeorar las cosas", alerta.
Solución: dejar entrar ciudadanos de la UE
Desde la NFU y otros organismos defienden que el gobierno del Reino Unido otorgue visados especiales para aliviar la situación. "Queremos controlar la inmigración y dejar que la gente venga a trabajar por un periodo de tiempo. Hará que nuestras empresas sigan trabajando, porque si no, no podremos hacerlo", defiende David Exwood. La propuesta de la NFU sería otorgar unos permisos extraordinarios a los trabajadores de la UE cualificados para poder frenar el golpe y poner solución a la crisis, almenos a corto plazo.
"La única cosa que mejoraría sería que el gobierno relajara las normas de inmigración y dejara entrar trabajadores especializados en el Reino Unido", reclaman también desde la British Meat Industry. "Si no tenemos acceso a los trabajadores de la UE, la situación irá a peor" remarcan.
El negacionismo de Boris Johnson
Desde el gobierno de Boris Johnson, sin embargo, no hay grandes respuestas para frenar la crisis. De hecho, se mantienen en la negativa de que el país no está atravesando ninguna situación crítica. "Simplemente niegan que sea un problema. Hace meses que se lo estamos diciendo, y no nos escuchan", lamenta Exwood.
Este mismo viernes, el secretario de Transportes, Grant Shapps, aseguraba que la "Navidad continuará adelante" ya que la actuación del gobierno está dando sus frutos. "Podremos ver nuestros amigos y familiares. Habrá comida, y habrá regalos", prometía en una entrevista a SkyNews.
La gravedad de los problemas de suministro, sin embargo, ha hecho imposible que el gobierno británico se mantuviera completamente en el margen. Después de sacar al ejército a la calle para distribuir gasolina, otra de las medidas ha sido la concesión de 10.000 visados temporales para camioneros y trabajadores del sector avícola. Una cifra, sin embargo, que consideran insuficiente desde los dos sectores y que sólo serviría de manera temporal.
Y ahora, después de que el sector porcino haya alertado de los sacrificios masivos de animales, pretenden añadir 800 más para charcuteros extranjeros. El secretario de Medio Ambiente, George Eustice, anunció estas medidas el jueves, diciendo que el sector sufría los efectos de la pandemia y la situación de los mercados, sin mencionar el Brexit.
Desde la British Meat Processors Association, consideran que las medidas son insuficientes. "Necesitamos entre 12.000 y 15.000 trabajadores cualificados, así que 800 está muy lejos de eso", considera el director ejecutivo de la asociación, Nick Allen, en declaraciones al Financial Times.
Mientras el tiempo corre y los granjeros temen tener que sacrificar miles de animales más, el primer ministro británico ha estado toda esta semana de vacaciones familiares en una villa de lujo de Marbella. Un viaje que también le ha servido para esquivar el informe del parlamento sobre su polémica gestión de la pandemia que ha situado el Reino Unido como uno de los países con más muertes por covid del mundo.