31 de enero del 2020. Este viernes se hace oficial el acuerdo del Brexit y eso quiere decir que el Reino Unido ya no forma parte de la Unión Europea. Sin embargo, ahora empieza un periodo de transición que durará 11 meses, donde ambas partes intentarán llegar a diferentes acuerdos y pactos para establecer qué relación tendrán a partir de ahora. Muchos expertos coinciden en el hecho de que quizás 11 meses no son suficientes para cerrar todos los asuntos pendientes. A pesar de todo, el primer ministro británico, Boris Johnson, ya ha dicho que no tiene intención de pedir prórrogas. Aun así, si se lo repiensa, tiene tiempo hasta el día 1 de julio.
"Ahora todas las partes buscarán gestionar las expectativas: expectativas sobre la rapidez con la que se moverán las negociaciones y expectativas sobre los intereses de a quién satisfarán", explica el profesor de Relaciones Internacionales de la Royal Holloway de la Universitat de Londres y director de la Unidad de Comunicación de Nueva Política, Ben O'Loughlin. "Buscarán formas de generar presión sobre el otro organizando momentos de urgencia. Londres sugerirá que la UE está siendo lenta y que se puede llegar a un acuerdo rápido. Los negociadores de la UE sugerirán que Londres está siendo imprudente y que las conversaciones tendrían que proceder de manera paciente y ordenada, pero más adelante, la UE presionará al Reino Unido para que acepte sus términos y se apresure a llegar a un acuerdo".
"Eso es una batalla por la sensación de velocidad. En esta batalla, los dos lados utilizarán estereotipos que atraigan al público doméstico. Para Boris Johnson es fácil, él asociará la UE con lentitud, porque es un estereotipo que está muy arraigado en el Reino Unido, el de bestia burocrática olvidada que tiene funcionarios decadentes que disfrutan de desayunos de tres horas y vacaciones de verano de tres meses", explica el profesor. Por otra parte, para los negociadores de la UE "es fácil enmarcar el Reino Unido como imprudente y, a corto plazo, vincular a Johnson con Trump. La decisión de celebrar un festival de 'celebración' del Brexit mucho antes de que se llegue a un acuerdo, da municiones a los negociadores de la UE para enmarcar en el Reino Unido como una mezcla de fiebre nacionalista y trastorno por déficit de atención".
En este contexto, y viendo cómo se han concedido varias prórrogas antes de llegar a día de hoy, todo hace pensar que lo que vendrá ahora tampoco será fácil. "Si la primera fase ha sido complicada y dolorosa, la segunda todavía lo puede ser más", especifica la investigadora especializada en la Unión Europea y editora del CIDOB Carme Colomina.
Los intereses de unos y otros
"Con respecto a los intereses, todos están jugando un juego a dos niveles: el Reino Unido tiene que involucrar a sus propios electores internos, así como a los negociadores de la UE. Los negociadores de la UE tienen que asegurarse que su posición involucre a los negociadores del Reino Unido, sin dejar de ser aceptable por el público y las empresas nacionales dentro de los Estados miembros de la UE". Y añade: "Eso requiere gran habilidad y coordinación".
"Ambas partes argumentarán que ya se han comprometido y que 'la pelota está en el tejado del otro'. Los negociadores de la UE dirán: 'Corresponde al Reino Unido decidir si quiere este acuerdo'. Y Johnson y su equipo dirán: 'Ahora es el momento de que la UE decida lo que quiere'". Subraya, además, que "intentarán responsabilizar al otro por cualquier cosa de que no encaje".
"En una negociación para entrar en la UE se presupone que las dos partes reman en el mismo sentido, una negociación de salida es más compleja porque puede ser que el modelo que se busque no sea el mismo", matiza Colomina.
¿Qué harán el Reino Unido y la UE a partir de ahora?
"El Reino Unido buscará acuerdos con todos los países posibles. Pero ha estado intentando hacer eso durante estos últimos años sin mucho éxito. Estados Unidos ofrecerá al Reino Unido un acuerdo comercial que se realiza totalmente en términos de los EE.UU.", comenta el profesor. "Será muy difícil para Boris Johnson rechazarlo porque necesita una victoria".
"La UE seguirá en silencio haciendo tratos comerciales y será una potencia comercial comparable a la de los Estados Unidos y China. Ahora bien, será necesario restaurar la confianza política y la cuestión de quien habla por Europa, que todavía no está resuelta", ha sentenciado.
Pero una vez haya acuerdo, ¿qué?
La negociación para establecer cuál será la relación a partir de ahora entre las dos partes se prevé, pues, difícil. Una vez se haya llegado a un acuerdo sin embargo, Colomina recuerda que tiene que haber una ratificación en los parlamentos nacionales y pone hincapié en que los tratados comerciales se encontraron con obstáculos en este sentido.