Oír a un líder político pedir perdón por sus actos nunca no es una buena señal. Y todavía menos si las disculpas son a medias y la responsabilidad no se admite del todo.
"Quiero pedir perdón", decía Boris Johnson esta semana en la Cámara de los Comunes del Parlamento británico. El primer ministro admitía por primera vez que asistió a una fiesta en el jardín del número 10 de Downing Street el 20 de mayo del 2020. Entonces, la primera ola de Covid arrasaba en el Reino Unido dejando más de 12.000 muertos a la semana y solo estaban permitidos los encuentros al aire libre entre dos personas.
Johnson, sin embargo, aseguró que creía que la fiesta donde más de 100 personas habían sido invitadas con la premisa de "traed vuestra propia bebida" se trataba de un encuentro de trabajo.
Ahora, una investigación estudia determinar qué pasó aquel día y qué normas se rompieron. Johnson espera a ver las conclusiones antes de dar otro paso, pero ya hay unos cuantos diputados conservadores que le han dado la espalda y consideran que tiene que dimitir.
La caída de quien quería ser "el rey del mundo"
Boris Johnson está viviendo las horas más oscuras de su carrera como primer ministro británico, aunque su camino hasta convertirse en el líder del Reino Unido tampoco ha sido libre de escándalos.
Desde bien pequeño, Johnson (Nueva York, 1964) se ha caracterizado por ser ambicioso y tomarse la vida como una competición. "Él siempre quiere estar al frente. Cuando de pequeño le preguntaban qué quería ser de mayor, él decía rey del mundo", confesaba a su hermana Rachel Johnson en una entrevista con la BBC.
Como buena parte de la clase política británica, Boris Johnson fue a la elitista escuela de Eton, donde solo aceptan chicos y de donde han salido más de una veintena de los primeros ministros británicos. De allí, pasó a estudiar filosofía, literatura e historia clásica en la Universidad de Oxford y se convirtió en presidente de la prestigiosa sociedad privada de debates Oxford Union Society.
Su carisma lo convirtió en un personaje popular en ambas prestigiosas instituciones, donde destacó por su sentido del humor y la oratoria más que por tener un expediente brillante.
Después de graduarse, inició una corta y escandalosa carrera como periodista. Empezó en The Times, de donde fue despedido por inventarse una cita, después pasó a ser corresponsal del Daily Telegraph en Bruselas con un carácter claramente euroescéptico, y más adelante, cuando era editor de The Spectator, tuvo que disculparse por un artículo donde se culpaba a los fans del Liverpool del avalancha humano en el estadio Hillsborough en 1989 donde murieron 96 personas.
Los affaires de Johnson
Su vida privada tampoco ha sido libre de críticas, y casi le ha costado la carrera política más de una vez.
Ya como diputado conservador en el parlamento británico, en el 2004 fue relevado de su cargo en el gobierno conservador en la sombra cuando se extendieron los rumores de un affaire con la periodista Petronella Wyatt cuando estaba casado con su primera mujer, Allegra Mostyn-Owen.
Johnson ha estado casado tres veces y tiene siete hijos, dos de los cuales con su actual mujer Carrie Symonds con quién se casó en 2021.
De alcalde de Londres a primer ministro
A pesar de los escándalos de la vida privada y pública de Johnson, nada impidió que se convirtiera en una de las caras más mediáticas del partido conservador británico. En el 2008 fue elegido por primera vez como alcalde de Londres y salió reelegido el 2012, convirtiéndose en el huésped de los Juegos Olímpicos de aquel año.
Con la llegada del referéndum del Brexit en 2016, Johnson desafió la postura del entonces primer ministro David Cameron, partidario de quedarse en la Unión Europea. Así, se convirtió en una de las cabezas de la campaña por el Brexit y cuando Theresa May relevó a Cameron en el cargo, Johnson se convirtió secretario de exteriores.
Las tardanzas en conseguir un acuerdo para abandonar la UE, sin embargo, hicieron de Johnson un crítico del gobierno de May y acabó dejando el cargo. Después de una ardua carrera para llegar al liderazgo del gobierno, en 2019 se convirtió oficialmente en primer ministro del Reino Unido.
Partygate: ¿el fin de Boris Johnson?
Desde entonces, su paso por el número 10 de Downing Street no ha sido un camino de rosas. Aparte de las complicaciones que el Brexit ha comportado, desde finales del año pasado que su gobierno está salpicado por unas cuantas fiestas ilegales durante los confinamientos.
Una de estas, en la misma casa ministerial la Navidad del 2020, se confirmó el diciembre pasado con un vídeo filtrado por la cadena ITV. El terremoto político provocó la dimisión de la entonces portavoz del gobierno británico, Allegra Stratton.
La caída de la portavoz, sin embargo, no ha impedido que desde aquella filtración las pruebas de otras fiestas llegaran con cuentagotas, manchando varios miembros del gobierno hasta llegar al primer ministro.
El mismo Boris Johnson confirmaba esta semana haber asistido a un encuentro en el jardín del edificio ministerial, sin pensar que se trataba de una fiesta. Sin embargo, no es el último caso que se ha sabido. Este mismo jueves, un nuevo escándalo ha visto la luz y ha conmovido al público británico: la celebración de una fiesta con miembros del gobierno en abril del 2021, justo la noche en que las normas anticovid impidieron que la Reina pudiera celebrar el entierro de su marido con normalidad.
Todo esto va sumándose y haciendo crecer la bola de nieve que amenaza con acabar con la carrera política de Boris Johnson. Aparte de la oposición, que ha reclamado con contundencia la dimisión del primer ministro, ya hay cinco diputados tories que se han sumado a las peticiones para hacer que dimita. Al menos tres habrían escrito cartas en el 1922 Committee del Partido conservador. Hacen falta, sin embargo, un total de 54 para promover un cambio de líder.
Con la mirada ya puesta en las elecciones generales que se esperan en mayo del 2024, el liderazgo de Johnson al frente del partido conservador podría caer este mismo año. Todo se precipitará si la semana que viene, tal como está previsto, se hace pública la investigación sobre la fiesta en el número 10 de Downing Street y confirma que Johnson rompió las medidas anticovid de su propio gobierno.