Carlos III se sube sobre el trono de Inglaterra cogiendo el relevo de su madre, Isabel II, pero sobre su esposa cae otro relevo, el de Felipe de Edimburgo, como príncipe consorte. Desde ahora, la polémica Camila Parker Bowles es la nueva reina consorte de Inglaterra. El camino de Camila hasta la corona en estado largo, tortuoso y poco habitual, tanto que durante años se ha cuestionado que llegara a ostentar el título de reina consorte, la mayoría de quinielas apuntaban que se quedaría con el título de princesa. Los rumores y las dudas fueron silenciados recientemente con uno de los últimos postulados públicos de su suegra, la reina Isabel II.
🔴 Funeral de la reina Isabel II de Inglaterra | DIRECTO
El pasado mes de febrero, en el marco de su Jubileo de Platino, Isabel II se dirimió las dudas sobre el futuro título de Camila. "Cuando, en la plenitud de los tiempos, mi hijo Carlos se haga rey, sé que le daréis a él y a su mujer, Camila, el mismo apoyo que me habéis dado a mí; y es mi deseo sincero que, cuando llegue este momento, Camila sea conocida como reina consorte mientras continúa con su propio servicio leal", sentenció la reina. El simple hecho de que la monarca posicionara en torno a esta polémica disparó la popularidad de Parker Bowles del 20% al 70%. Una tarea titánica, teniendo en cuenta que la figura de Camila no ha despertado muchas pasiones entre la población británica. Rodeada de controversias y a la sombra de Lady Di, la nueva reina consorte siempre se ha movido en terrenos complicados.
Carlos, Camila, Diana y el futuro del trono
Nacida como Camila Shand, la nueva reina consorte de Inglaterra nació el 17 de julio de 1947, es decir, tiene 75 años. La familia de Camillia formaba parte de la pequeña nobleza, hecho que la situó joven en los mismos círculos que Carlos III. En varios libros, series y películas se ilustra el primer encuentro entre todos dos con una carismática Camila acercándose al heredero en el trono y lanzándole: "Sabía que su tatarabuelo, el rey Eduardo VII fue amante de mi bisabuela Alice Keppel"?. Todo pasó en el año 1970 en un partido de polo, tantos años después cuesta dirimir que es cierto y que ha ocurrido leyenda, en el que todos los cronistas están de acuerdo es que los dos empezaron un romance. La historia de Carlos y Camila no es sencilla, si bien parece que siempre estuvieron profundamente enamorados fuera por|para presiones familiares o por dudas personales, no se acabaron comprometiendo.
De esta manera, Camila acabó cansándose con Andrew Parker Bowles, de quién toma el apellido que ostenta hasta ahora. El matrimonio tuvo dos hijos. A pesar de construir una familia, la relación de Camila y Carlos estaba muy lejos de haber muerto. Durante años continuaron con su idilio, el cual quedó relativamente resguardado entre las imaginarias paredes de la nobleza británica. Sin embargo, los secretos raramente se pasan la eternidad bajo llave y el llamamiento del deber monárquico, es decir, continuar con la línea sucesoria en el trono, llamó en la puerta de Carlos III rompiendo la burbuja de todos dos. Para interpretar el papel de princesa fue seleccionada la jovencísima Diana Spencer, quien acabaría siendo conocida como Diana de Gales o Lady Di y se convertiría en una de las mujeres más conocidas del siglo XX, mientras que Camila seguía en la sombra.
El resto, como se suele decir, es historia. El matrimonio entre Carlos III y Lady Di engendró dos hijos, Guillermo, el heredero, y Enrique. Por lo demás, fue un matrimonio profundamente infeliz. Carlos continuaba su relación con Camila con bastante indiscreción, mientras que la nueva princesa se caía en una profunda depresión. Si bien los dos siguieron caminos separados durante un tiempo, en el cual las miradas del público se centraban sobre todo la princesa Diana, las tensiones e infidelidad constantes acabaron rasgando el matrimonio el año 1992, cuando Diana aireó por la puerta de atrás su versión de los hechos a través de un libro de Andrew Norton y poco después la aventura de Carlos y Camila se confirmaba ante el gran público.
Inevitablemente, el matrimonio entre Carlos y Diana acabó en divorcio, aunque el divorcio entre los Windsor está especialmente mal visto. De todas las historias se sacan grandes malvados y este papel cayó sobre Camila, quien fue el otro, la que rompió un hogar, quien había acabado con el cuento de hadas, según la opinión pública. Para más inri, Carlos estaba decidido a seguir con su relación con ella. La popularidad de los dos, como pareja y por separado, fue muy baja durante mucho tiempo. La sombra de Diana, agrandada después de su muerte, pensó como una losa sobre la pareja y su percepción pública.
Desde dentro de la familia también había reticencias sobre el grado de aceptación que se tenía que brindar a la nueva pareja de Carlos III, sobre todo por como de mal vista estaba por el pueblo británico. Tanto es así que la misma reina Isabel II no asistió a la celebración del matrimonio de la pareja el año 2005. Desde entonces y hasta ahora, poco a poco, desde el palacio de Buckingham se ha trabajado para mejorar la imagen de Camila trabajando prudentemente en su apariencia y palabras pública. Todo ha dado sus frutos, pero no ha sido hasta que este mismo año la reina sentenció cuál sería su cargo, que no se leyó abiertamente que Camila lo había conseguido, era y es una más del Windsor.