La fecha del segundo referéndum para la independencia de Escocia empieza a acercarse. Y aunque todavía hay muchas incógnitas abiertas, algunos detalles se han empezado a perfilar esta semana. Tal como la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon anunció este lunes, su gobierno tiene la intención de celebrarlo en 2023, incluso si desde Londres no lo permiten.

En 2016, los escoceses votaron sobre su futuro en un referéndum que contaba con el visto bueno del gobierno británico. Ahora, sin embargo, el ejecutivo de Boris Johnson ya ha repetido reiteradas veces que celebrar un segundo referéndum sobre la independencia no entra en sus planes. Sturgeon es consciente de esta barrera, pero ya ha avisado que está dispuesta a esquivarla siempre dentro de los límites de la ley. Hay varias opciones sobre la mesa que podrían permitir que los escoceses volvieran a las urnas aunque el gobierno británico no lo acepte.

¿Cuál es la estrategia de Escocia para conseguir la independencia?

"Es momento de hablar de independencia", dijo Sturgeon el lunes. Así presentaba Más rico, más feliz, más justo: ¿por qué no Escocia?, el primero de una serie de documentos que pretenden "permitir a la gente tomar una decisión informada sobre el futuro de Escocia antes de que tenga lugar el referéndum". En una conversación con ElNacional.cat, el Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Derecho de Universidad de Bristol, Simon Tormey, considera que "lo que hemos visto esta semana es el inicio de la campaña para poner el debate sobre el referéndum de independencia sobre la mesa".

"Una cosa es decir que 'hacemos un referéndum', y después otra es intentar convencer al electorado escocés de que este es un buen momento para buscar la independencia de Escocia y cuáles serán los impactos económicos y todas las otras cuestiones sobre las cuales la gente querrá debatir", explica Tormey. También para Sir John Curtice, profesor de Políticas en la universidad de Strathclyde, el inicio del debate de la campaña ha empezado esta semana. "Es la primera vez que el Partido Nacionalista Escocés (SNP) hace saber realmente cuál es su visión de la independencia en el escenario posterior al Brexit", analiza Curtice en declaraciones en ElNacional.cat.

¿Qué hará Escocia si Londres no permite el referéndum?

La salida del Reino Unido de la Unión Europea hace que ahora el segundo referéndum por la independencia de Escocia tenga una connotación totalmente diferente. "Es fundamentalmente un cambio en la opción", comenta Curtice, ya que ahora los escoceses votarán si quieren continuar en el Reino Unido y mantenerse fuera de Europa, o volver a unirse a los estados europeos. Y según el profesor emérito de la Universidad de Edimburgo y miembro del Centre on Constitutional Change, David McCrone, "el Brexit ha fusionado el apoyo a la independencia, la identidad nacional y el sentimiento proeuropeo". Aunque los vientos parezcan favorables a la causa independentista, la gran cuestión ahora es ¿cómo se lo harán para votar si el gobierno del Reino Unido no lo permite?

En el primer referéndum del 2016, el gobierno de David Cameron aplicó la Sección 30, que permite otorgar al gobierno de Escocia el poder de consultar a la población sobre temas que toquen la constitución de la unión del país. Y es que Escocia sí que puede convocar referéndums sobre algunos temas concretos, siempre que no afecten a su estado dentro del Reino Unido. Por eso, para preguntar a los escoceses si quieren convertirse en un estado independiente, hace falta que el gobierno británico se lo permita aplicando la Sección 30.

Sir John Curtice confiesa que en 2016 no se esperaban que el gobierno británico les diera permiso para celebrar un referéndum de este tipo y ya habían explorado otras opciones. "Pasaron mucho tiempo pensando en eso, sobre todo porque, francamente, nunca esperaban que un gobierno del Reino Unido estuviera de acuerdo", explica. Una de las soluciones a las cuales llegaron entonces fue plantear un referéndum con una pregunta como la siguiente: "Estáis de acuerdo que el gobierno escocés tendría que iniciar negociaciones con el gobierno del Reino Unido a fin de que Escocia se convierta en un país independiente?".

Esta pregunta quizá permitiría celebrar un referéndum sin la Sección 30 y que ante los ojos de un tribunal la votación se declarara legal y válida. "Escocia no tiene competencias en estas áreas, pero es perfectamente legítimo que el gobierno escocés haga presiones y hable con el gobierno del Reino Unido. Un referéndum que indique al gobierno escocés que debe negociar no es necesariamente ilegal", apunta Curtice, puntualizando que todavía no se sabe si el gobierno de Sturgeon optará por esta opción.

"No hay ningún escenario en que el ejército o las fuerzas inglesas pasen la frontera para volver a imponer un Reino Unido", contrapone Tormey al Estado español

Lo que está claro es que su intención es buscar una salida dentro de la legalidad británica, que no es exactamente la misma que en el Estado español. Primero de todo, porque la unión de Escocia como parte del Reino Unido fue voluntaria y se llevó a cabo el siglo XVIII. Eso permite que también esté contemplado separarse si el pueblo escocés así lo decide.

Si Escocia decidiera que formular un referéndum sin la sección 30, el gobierno del Reino Unido bien decidiría lucharlo en el Tribunal Supremo o introducir alguna nueva ley que no permitiera en Escocia hacer este tipo de referéndums.

En cualquier caso, nadie duda que todo el debate sobre el referendum se mantendrá en el terreno político y, si se llega, judicial. "No hay ningún escenario posible en que el ejército o las fuerzas inglesas pasen la frontera para volver a imponer un Reino Unido. Aunque haya mucha conversación en torno al referéndum, no hay manera de ver un escenario donde los ingleses entren y empiecen a luchar contra los escoceses", asegura Tormey, contraponiéndolo con la actuación del Estado español durante el referéndum del 1 de octubre.

¿Qué apoyos tiene el independentismo en Escocia?

Otra de las opciones está que un cambio de gobierno en Westminster, bien por elecciones anticipadas o por elecciones generales, haga que la aplicación de una sección 30 para permitir el referéndum se vea con mejores ojos. Y si en unas nuevas elecciones el SNP gana fuerza, podrá hacer más presión al nuevo gobierno. Sin embargo, según David McCrone, del Centre on Constitutional Change, el segundo referéndum por la independencia de Escocia no será permitido por "el estado británico si hay muchas posibilidades que gane un voto favorable". "Si es más probable que gane el No, sí que lo permitirían", considera McCrone.

El profesor emérito defiende que el Brexit ha impulsado el sentimiento nacionalista e independentista. Curtice, por su parte, cree que el efecto real de la salida de la Unión Europea todavía no se ha visto reflejado en las encuestas porqu  el debate sobre las implicaciones reales de una Escocia independiente dentro de la UE ha empezado justo esta semana. Con todo, hace tiempo que el Sí está cerca del 50% de los apoyos.

Simon Tormey, por su parte, cree que "si Europa dijera que acepta una entrada rápida de Escocia a la UE, eso sería positivo para el apoyo a la independencia".

El efecto dominó de una Escocia independiente

Sin embargo, podría ser que la UE pospusiera la posibilidad de una Escocia independiente de unirse, poniéndola en una cola, como ya ha hecho con otros estados en algunas ocasiones, apunta McCrone. Tormey también cree que algunos países no lo pondrían fácil, como España. "El Gobierno probablemente intervendrá para evitar que la Comisión Europea y los actores de la UE sean demasiado generosos con Escocia por las consecuencias que eso podría tener en Catalunya", prevé Tormey.

El decano de la facultad de Bristol considera que "una Escocia que se independiza, que es recibida con los brazos abiertos a la Unión Europea, y que da garantías de estabilidad económica" desencadenará un efecto dominó en Irlanda del Norte y probablemente también en Gales. "Podríamos encontrarnos de aquí a cinco o diez años con una Escocia que se separa, una Irlanda del Norte vuelve a unirse a la República de Irlanda y una agitación del movimiento nacionalista  de Gales como no hemos visto hasta ahora", plantea Tormey, que añade que eso podría ir mucho más allá del Reino Unido, llegando a impactar otros movimientos nacionalistas como el catalán.