Hay pocas dudas sobre quién ganará el caucus presidencial republicano en Iowa este lunes. Pero en los Estados Unidos siempre hay margen para las sorpresas. Donald Trump es el que tiene más números para acabar liderando a los republicanos, lo que está en juego es el porcentaje de votos o margen que obtendrá respecto de los otros candidatos. Entre los principales rivales están el gobernador de Florida Ron DeSantis y la exembajadora de los EE.UU. en la ONU Nikki Haley.
De esta manera, pues, este lunes los vecinos del estado de Iowa se reunirán en 1.700 escuelas, iglesias, polideportivos y otros centros de votación, como cafeterías, para decidir qué candidato merece a los 40 primeros delegados que se enviarán a la Convención Nacional Republicana, que escogerá en julio a su candidato para ocupar la Casa Blanca. Las encuestas, por ahora, dan una clara ventaja a Trump y sitúan en DeSantis y Haley en segunda y tercera posición. El gobernador de Florida es quien más energías ha puesto en su campaña, tal como destaca La Vanguardia.
Las noches difíciles de Iowa
El caucus de Iowa siempre ha tenido una importancia especial para la elección del candidato republicano, pero en los últimos tiempos han crecido las voces que cuestionan el poder de las votaciones. En todo el país, hay 150 millones de personas registradas para votar, mientras que en Iowa este número es solo de 2 millones y se estima que esta noche solo participarán entre 200.000 y 300.000, tal como constata Efe. A pesar de eso, hay más elementos de distorsión. Tal como destaca también el The New York Times, esta ha sido una década complicada para las asambleas partidarias o caucus de Iowa. En el 2012, Mitt Romney, gobernador de Massachusetts, fue declarado ganador del caucus republicano, pero 16 días después, el Partido Republicano del estado, que tenía dificultades para contar los votos perdidos, dijo que Rick Santorum, el exsenador por Pensilvania, en realidad había quedado en primer lugar. La asamblea partidaria demócrata del 2020 se convirtió en un desastre, llena de errores de recuento, y la brigada de periodistas que había ido a Iowa se marchó antes de que se conocieran los resultados finales.
Por otra parte, además, demográficamente, este primer estado no representa la diversidad del país: en los EE.UU. el 16,3% de la población es hispana y el 13,6% afroamericana, mientras que en Iowa solo hay un 5% de hispanos y un 3,4% de afroamericanos, según los datos del último censo, de las que se hace eco la misma agencia.
Las claves para entender el caucus de Iowa
El primero que hay que entender es que un caucus no son unas elecciones primarias. El abogado Rob Sand, que supervisa la organización de este proceso, explica a Efe que las asambleas son un acto colectivo, en el que el grupo debate y decide por un candidato, mientras que las primarias son individuales. En este sentido, destaca que es una decisión "en conjunto". No hay un horario de votación y tampoco papeletas para depositar en urnas. Una vez los vecinos se reúnan esta noche, el debate para escoger a un candidato se puede extender durante horas. La decisión no es individual, sino en grupo. Una vez empieza la reunión, los representantes de las campañas dan argumentos a favor de su candidato. Entonces, los electores se separan formando grupos para colocarse a un lugar específico de la sala y muestran su apoyo. También hay un lugar designado para los indecisos, que también es una opción.
El caucus de Iowa es importante, pero no determinante. Su peso es más bien simbólico. Tal como destaca Efe, concluidos todos los caucus, el Comité Nacional Demócrata (DNC) calcula a cuántos delegados se lleva cada candidato. En los EE.UU., los electores no escogen directamente mediante su voto al candidato de su partido en un proceso de primarias, sino que relegan esta responsabilidad en los delegados, cuyo número varía dependiendo del estado. Hay estados como California y Nueva York que otorgan un gran número de delegados, mientras que el valor de los otros, como Iowa, es simbólico. Un simbolismo que recae en el hecho de que es el primero y abre las votaciones cabe a la carrera presidencial que culminará el 5 de noviembre. Ahora bien, The New York Times, el simbolismo quedó manchado y los miedos ahora son los de no caer otra vez en la desconfianza del sistema de votación.