Después de un escrutinio de casi tres días, los dos grandes partidos de centroderecha han ganado las elecciones en Irlanda y todo apunta que volverán a formar una coalición de Gobierno. Sinn Féin, el partido nacionalista más a la izquierda y que ganó en votos en el 2020, cae a la tercera posición.
El Fianna Fáil, el partido que más tiempo ha gobernado Irlanda, vuelve a ser primero, con el 22% del voto, superando a su socio de gobierno, el Fine Gael, del actual primer ministro, Simon Harris, que ha obtenido en torno al 21% de los votos. Sinn Féin se queda solo en el 19%, cinco puntos por debajo del 2020, según los datos del escrutinio casi completo.
Este escenario abre la puerta a que los dos partidos de centroderecha vuelvan a formar una nueva coalición con el apoyo de los grupos pequeños del Dáil Éireann, para llegar a los 88 escaños de la mayoría de la cámara baja irlandesa. Hasta ahora gobernaban con los Verdes, que han perdido muchos apoyos en estos comicios, haciendo que las opciones de pacto sean más probables con los laboristas, los socialdemócratas o con los dos partidos.
El primer ministro paga cara una crisis de última hora y las disputas internas hunden a Sinn Féin
El Fine Gael lideraba hasta ahora la coalición de gobierno, pero en los últimos días de campaña ha perdido comba por|para una polémica del primer ministro Simon Harris en un supermercado. Allí lo interpeló una trabajadora social de una fundación dedicada a las personas con discapacidad, que le recriminó que el Gobierno haya mantenido los recortes a los empleados de organizaciones como la suya que dan servicios al Estado. El primer ministro negó las palabras de la mujer de malas maneras, en un vídeo que se ha derramado como la pólvora por las redes sociales y que le puede haber costado las elecciones.
La caída a la tercera posición de Sinn Féin podría ser fruto de varios escándalos dentro del partido. La campaña de la líder Mary Lou McDonald se ha visto empañada en las últimas semanas por las cartas de recomendación a un antiguo portavoz condenado por abuso de menores, la renuncia por mensajes "inapropiados" de un exsenador de Irlanda del Norte a un menor, y los intentos de encubrir investigaciones y disputas internas. El partido nacionalista de izquierdas, que defiende la unificación con Irlanda del Norte, también tiene una base de apoyo rural que incluye católicos conservadores, y podría haber perdido su apoyo por haber apoyado al Gobierno en incluir en la Constitución una definición de familia no basada en el matrimonio, y las posiciones poco claras en inmigración, una cuestión que preocupa a los irlandeses.
Quien ha aprovechado las crisis de las formaciones rivales ha sido el Fianna Fáil, el partido nacionalista que ha gobernado más tiempo desde la independencia de Irlanda, tendrá la clave para escoger al primer ministro. Al menos para los próximos dos años, si los dos grandes partidos se vuelven a dividir el mandato. Quien más papeletas tiene es Micheál Martin, hasta ahora ministro de Exteriores y que fue primer ministro entre 2020 y 2022.
Un largo escrutinio
Aunque las elecciones se celebraron el viernes, el escrutinio se ha alargado hasta este lunes, por culpa que Irlanda utiliza un sistema de representación proporcional denominado voto único transferible (PR-STV), que permite a los votantes clasificar a los candidatos según su preferencia. Los votantes eligen candidatos en orden de preferencia en distritos donde se eligen entre tres y cinco diputados. Para ganar un escaño, un candidato tiene que conseguir un umbral que varía según una fórmula en cada distrito. Eso significa que "prestar" un voto de segunda preferencia tiene el poder de traducirse en escaños en el Dáil.
El escrutinio va por varias rondas: primero se cuentan las preferencias principales, y, si un candidato supera el umbral, el resto de sus votos se redistribuye según las otras preferencias indicadas por el votante. En caso de que ningún candidato llegue al umbral, el aspirante con menos votos es eliminado, y sus votos se transfieren a los otros. Este proceso se repite hasta que se asignan todos los escaños con la idea de minimizar el "desperdicio" de votos. Pero con tanta ronda, el resultado final de las elecciones tarda en saberse varios días.
Este año, además, había hasta una veintena de candidatos en cada distrito por la multiplicación de los llamados candidatos independientes, ya que se presentan unos 171 entre todos los distritos. Por ejemplo, Sinn Féin pidió el voto para su formación o para las otras de izquierdas si se quería hacer un voto de castigo al actual gobierno de la derecha, y evitando dar apoyo a los candidatos independientes.