Muchas veces los ricos —y excéntricos ricos, que no siempre es lo mismo— tienen un interés por las aventuras en las cuales solo ellos, por su patrimonio, pueden acceder. Es humano y legítimo. A pequeña escala todo el mundo lo ha vivido, con sus posibilidades. Pero a más patrimonio, más capacidad de participar en aventuras de más envergadura. En Catalunya también tenemos algún ejemplo: el empresario de la lotería de Sort, Xavier Gabriel, intentó ir al espacio comprando el primer billete para ser el primer "turista" en salir de la tierra. De momento, todavía no lo ha conseguido.
🔴 EN DIRECTO | La búsqueda del submarino del Titanic, desaparecido desde el domingo
Pero volviendo al tema que llena horas y horas de televisión estos días, la desaparición del Titan, el submarino de OceanGate, la empresa que explota la ruta desde Terranova hasta el Titanic, la historia puede ser parecida. Además del director de la empresa, Stockton Rush, que también hace piloto del sumergible, viajan cuatro personas más. Un experto francés en el Titanic, Paul Henrio "P.H." Nargeolet, conocido como Mr. Titanic, por su obsesión y estudio del fuselaje que se hundió el año 1912. En el interior del Titan también hay Hamish Harding, un empresario multimillonario británico que vive en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Shahzada y Suleman Dawood, padre e hijo de una dinastía de empresarios del Pakistán que ahora tienen su base en el Reino Unido.
Un viaje VIP a la historia mundial
La oferta era tentadora. El Titanic —en 1912 se hundió y en 1985 fue descubierto, casi por casualidad— se está deshaciendo. Es una parte impresionante de la historia reciente mundial que, por el inevitable paso del tiempo, se está consumiendo y, aseguran los expertos, en pocas décadas, ya será irreconocible. Por unos 250.000 dólares por barba OceanGate ofrecía la posibilidad de pasar unos días de aventura y culminar con una aproximación, a 3.800 metros por debajo del nivel del mar, en los restos del Titanic. La ruta arrancaba en la isla de Terranova, en Canadá, y después de unas 400 millas, un barco dejaba el Titan en el agua para iniciar la inmersión.
El director de OceanGate y los otros cuatro tripulantes, todos movidos para poder ser parte de esta aventura hacia la historia —y su capacidad económica— decidieron zarpar dirección al Titanic, para contemplar la tragedia de cerca, con sus propios ojos, por una apertura que permitía al Titan acercarse a los restos del transatlántico británico y casi imaginar cómo fueron los últimos instantes de vida de Joseph Dawson, que inspiró el personaje de Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) en la película de James Cameron.
De observar la tragedia a ser protagonistas
Pero nada ha ido como los cinco hombres esperaban. Los que tenían que observar la tragedia se han convertido en la tragedia. Más allá de la pregunta ética sobre excursiones turísticas a lo que no deja de ser un cementerio con más de 1.500 cadáveres, las personas que no sobrevivieron la noche del 14 de abril de 1912, cuando el Titanic impactó contra un iceberg y se partió en dos.
Ahora la búsqueda ya ha entrado en momentos críticos. Durante esta mañana del jueves —madrugada en los Estados Unidos— el Titan agotará las 96 horas de autosuficiencia de oxígeno y la búsqueda se podría convertir en fatal. De momento, más allá de unos ruidos detectados en el fondo del mar por un avión de rescate canadiense, no hay ninguna pista más de dónde puede estar el sumergible. La Guardia Costera de los Estados Unidos temen lo peor y no esconden que la posibilidad de encontrarlos con vida ya es casi remota. Sobre el terreno hay decenas de efectivos de emergencia, de los Estados Unidos, quienes lideran la búsqueda, pero también con recursos enviados desde otros puntos del mundo, como desde el Reino Unido, que ayer activaron el envío a la zona cero de la desaparición.