La pequeña ciudad japonesa de Otaru (Hokkaido) se está viendo ahogada por una ola de turistas que desbordan las autoridades municipales. Últimamente, esta ciudad se ha devuelto un destino popular para los turistas extranjeros, por si solo podría no parecer un problema, pero se ha convertido. Concretamente, las aglomeraciones que se generan en una calle empinada de la ciudad, que permite una gran vista del puerto para hacer fotos, dificultan la vida de los ciudadanos y son un peligro. De hecho, según informa The Guardian, este enero una turista ha muerto tratando de hacer fotografías a la ciudad. En este contexto, las autoridades han dicho basta y han desplegado guardias de seguridad en la zona para gestionar las aglomeraciones de turistas, especialmente contra aquellos más rebeldes que no siguen las indicaciones municipales.
A principios de enero, una mujer china murió al ser atropellada por un tren después de caminar por las vías del ferrocarril en Otaru. Su marido declaró a la policía que su esposa había estado intentando fotografiar una ubicación de la película china Cities in Love del 2015 y no se había dado cuenta de que el tren se acercaba. No es la única película que ha hecho famosa la ciudad, también fue la ubicación de Love Letter, una película japonesa de 1995 que también fue un éxito en China y Corea del Sur, de donde son la gran mayoría de los turistas que llegan.
Se calcula que el número de turistas extranjeros que recibe esta ciudad se ha disparado desde la pandemia y ronda los 98.000, casi la misma población del municipio. "Los turistas que están parados en la calle o caminante el uno al lado del otro a menudo impiden el paso de vehículos. El impacto sobre los residentes es muy considerable", ha denunciado a un funcionario del consistorio. Aunque el consistorio ha puesto carteles en diferentes idiomas pidiendo a los turistas a los visitantes que respeten su entorno y los vecinos, no ha sido suficiente. Por eso, las autoridades apuestan por medidas como el despliegue de guardas de seguridad.
Japón y la lucha contra el turismo masivo
Otaru no es la única localidad japonesa que ha empezado a poner medidas estrictas para limitar los efectos del turismo masivo. Fujikawaguchiko es una ciudad nipona que vive bajo esta presión turística y ha decidido ir directamente. Concretamente, el pasado mes de mayo, el consistorio bloqueó la vista del monte Fuji desde un punto de la ciudad que se había vuelto muy conocida y estaba colapsado por la presencia de turistas.
El ayuntamiento de la localidad nipona instaló barreras metálicas y una cortina que impiden a los visitantes tomar la popular fotografía del volcán. El turismo masivo bloqueaba la circulación tanto de peatones como de vehículos en la calle. Un problema similar al de Otaru.