Esta semana todo el mundo hablará de las elecciones en los Estados Unidos y, sí, Donald Trump será el saco de los golpes en todas las conversaciones de progres, liberales y gente de bien. Pero después de decir "este hombre está pirado", se necesita una batería de temas para seguir la conversación si quieres sorprender a tu crush en Tinder, a tu compañero de trabajo en el ascensor o a un cliente en una videoconferencia. Está bien hablar sobre series como The West Wing, House of Cards o The Good Fight. Pero estos días lo que se lleva es hablar de la juventud: Donald Trump y Joe Biden. El martes 3 de noviembre se decide quién será el presidente de los Estados Unidos. Aquí va una propuesta de temas de conversación de alto interés.
1. Una noche electoral tan larga como una semana
El hecho que muchos norteamericanos voten anticipadamente mata la idea de que la noche electoral servirá para conocer de forma clara al ganador. ¿Biden o Trump? Será una Election Week (semana de elecciones) en vez de un Election Day (día de elecciones). No habrá un vencedor claro la noche del 3 de noviembre.
Hazte a la idea. Tendremos datos de Florida en cuestión de horas; Arizona y Carolina del Norte darán a conocer cifras muy rápidamente, aunque los resultados definitivos se sabrán en días posteriores; Georgia y Texas tendrían que contar la mayoría de papeletas el 3 de noviembre pero el recuento puede alargarse hasta el miércoles o jueves; tendríamos que conocer al ganador en Wisconsin el miércoles por la mañana; mientras que Michigan y Pensilvania probablemente lo dirán al final de la semana. El proyecto especializado en estadísticas FiveThirtyEight, creado por Nate Silver, ha elaborado un magnífico especial en que se pueden consultar los tiempos de publicación de los resultados en los diversos estados.
Viene a la cabeza el caos político del 2000, cuando Florida se convirtió en el campo de batalla entre George W. Bush y Al Gore, decidido finalmente por el Tribunal Supremo al legitimar que Bush se llevara los 29 votos electorales en juego, y por extensión, in extremis, la presidencia.
2. Estados clave que debes saber de memoria
Aunque los EE.UU. tienen 50 estados, menos de una decena son clave en cada elección. Trump y Biden lucharán a fondo en ocho estados que son considerados "pendulares" o swing states, territorios que cambian de color: Florida, Indiana, Iowa, Michigan, Ohio, Pensilvania, Carolina del Norte y Wisconsin. The New York Times añade un estado, tradicionalmente republicano, que puede decantar la balanza: Arizona.
En 2016, Trump ganó algunos por márgenes muy estrechos. En las últimas semanas, la recaudación de fondos, los mítines, la publicidad, las acciones en redes sociales, la agenda y el foco mediático se han centrado en esos estados pendulares.
Es importante el contexto: en las últimas citas electorales, los swing states representaban 80 millones de electores, ocho estados y 125 votos electorales, como se ve en el especial de TrumpLandMedia.
3. Las elecciones de TikTok y Twitch
Si las elecciones de 2016 estuvieron marcadas por la polémica de Cambridge Analytica y el uso fraudulentos de la publicidad en Facebook por la campaña de Trump, las de 2020 tienen una palabra clave: TikTok. La plataforma social china se ha convertido en un terreno de juego más donde la maquinaria propagandística de demócratas y republicanos se ha potenciado de forma extraordinaria. Sin embargo, Twitter y Facebook aun son dominantes. La primera porque es el canal favorito de Trump para ejercer su diplomacia 2.0; la segunda porque sigue siendo una plataforma de difusión de contenidos electorales y del discurso de odio de grupos como QAnon, el grupúsculo trumpista conspiranoico y ultra.
TikTok, la red social de la empresa china ByteDance, tiene un papel destacado por la proliferación de contenidos políticos de seguidores conservadores y liberales. Trump también la ha usado como excusa de campaña contra la influencia de China en la guerra de datos global. Trump ha forzado a ByteDance a asociarse con Oracle, una compañía de software norteamericana, para frenar la supuesta connivencia con el gobierno chino, a quien acusa de utilizar los datos de los fellow americans.
Twitch, la plataforma social de los gamers, es un espacio en más para las estrategias políticas. La pandemia ha hecho de TikTok la plataforma de mayor crecimiento y que en Twitch se visualicen dos millones de horas de videojuegos. Twitch "se ha utilizado para retransmitir mítines en directo, como la convención del Partido Republicano en junio de 2020", recuerda al consultor Antoni Gutiérrez-Rubí.
Alexandria Ocasio-Cortez, AOC, la congresista que muchos ven algún día en la Casa Blanca, amplía las bases demócratas en plataformas sociales y de videojuegos. El pasado mayo visitó a votantes demócratas del videojuego Animal Crossing: New Horizons, uno de los fenómenos gamer del 2020. Congregó casi a medio millón de personas en su primer directo en esta plataforma mientras jugaba a Among Us con la congresista Ilhan Omar. El directo, promoción del voto y de la campaña de Biden, lo vieron 5,4 millones de personas.
4. La influencia de QAnon
Más de veinte candidatos republicanos dan apoyo explícitamente a QAnon, movimiento de extrema derecha que promueve conspiranoias como Pizzagate o Plandemic. QAnon nació en plataformas como 4chan, 8chan y Reddit y ha extendido su odio a través de Facebook y Twitter. Trump ha compartido en numerosas ocasiones referencias de este movimiento radical, una vuelta de tuerca más de lo que durante el mandato de Obama significaba el Tea Party. El papel de QAnon ha sido muy importante estos últimos cuatro años.
5. Las mentiras de Trump hasta el último momento
The Washington Post decidió contrastar las polémicas declaraciones de Trump desde el primer día de su mandato y los resultados son muy indicativos. El presidente había dicho más de 10.000 mentiras en abril del 2019. En julio de 2020 ya eran más de 20.000. Es decir, mintió tanto el tercer año de mandato como los dos primeros juntos. Pasó de 12 al día a 23, y se ha disparado de cara a las elecciones, la pandemia y las protestas contra la discriminación racial.
La última etapa de la campaña electoral estuvo marcada por la filtración publicada en el New York Post, un tabloide propiedad de Rupert Murdoch, un magnate pro Trump. Según el Post, se encontró material en un ordenador de Hunter Biden, hijo de Joe Biden, que lo implicaba en tráfico de influencias y corrupción política. Aunque esas historias han tenido difusión en redes sociales,ni el diario de Murdoch ha podido aportar pruebas fehacientes, ni el resto de medios se ha hecho eco del cuento por falta de verificación. En los EE.UU., estas filtraciones que desinforman y ensucian la reputación de alguien se llaman hack-and-leak. Aquí se llama poner en marcha el ventilador.
Trump ha inviocado el nombre de Hunter en todos los últimos mítines para atacar a su rival. La difusión de esas historias, vinculadas a las teorías de la conspiración, tienen el mismo patrón que otras que en el pasado Trump exprimió para atacar a adversarios como Barack Obama o Hillary Clinton. Ensucia que ensuciarás, puso en duda el origen norteamericano de Obama. A Hillary la acusó de corrupta, secuestradora y encubridora de crímenes.
6. Biden, en mejor posición que Hillary
Dice Coldplay en Don't Panic que "todo lo que sé es que no hay nada de lo que huir". William Saletan escribe en Slate, que "no hace falta tener miedo", pues Biden está mejor situado que Hillary Clinton en el 2016.
El proceso electoral 2020 llega al fin y millones de norteamericanos están en pánico. Temen que Trump resurja y gane, como en 2016. Trump es un buen corredor de fondo y su final de campaña es interesante. Seguramente no tan impactante como en 2016, aunque llega a la recta del estadio a buena velocidad. La crisis sanitaria, la institucional, la social y la económica tendrían que ser escollos demasiado potentes para la reelección pero, de momento, sigue vivo sobre el cuadrilátero.
Hay buenas razones para pensar no se producirá el mismo resultado que en 2016. Biden es un candidato regular en las encuestas. Contando los estados azules, el color de los Demócratas, Biden ya tiene más de 200 votos electorales, probablemente en torno a 230. Para alcanzar los 270 de la victoria, sólo necesita tres estados que Clinton perdió por poco: Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Si Biden pierde alguno, aun puede llegar a 270 con los votos electorales de Arizona, Florida, Georgia o Carolina de Norte.
7. Si Biden gana, Trump no desaparecerá
Las campañas electorales de Trump, tanto en las primarias como en las presidenciales, y estos cuatro años de mandato, han representado un gran foco mediático para el magnate de Nueva York. Su reelección es posible pero la victoria de Biden se puede intuir en el momento que los medios de comunicación dejan atrás a los titulares y los chyrons televisivos sobre el actual presidente. El llamado Trump Bump o boom de Trump, ha representado un momento de rentabilidad extraordinaria para los medios de comunicación en cuanto a audiencias e ingresos.
Noah Shachtman, director del Daily Beast, cree que el "show no acabará si Trump pierde las elecciones". Primero, porque la transición hacia una nueva administración demócrata no será fácil. Segundo, porque la maquinaria propagandística de Trump no dejará de funcionar. Los últimos tiempos han aparecido informaciones que vinculan el interés de la familia Trump a One America News Networks (OANN), un canal de cable que podría considerarse el Granma del trumpismo. Con una derrota, no duden de que se hablará mucho del concepto Trump TV. Queda Trump Communication Machine para rato.
8. Biden, un presidente de transición
La campaña electoral de Trump ataca la edad de Biden, su salud mental, sus relaciones familiares o la influencia de socialdemócratas como Bernie Sanders y Ocasio-Cortez. Pero el candidato demócrata, vicepresidente con Obama, ha sabido rodearse de una compañera de candidatura como Kamala Harris, moderada, y ha potenciado su figura a través de referentes como el mismo Obama, la ex primera dama Michelle Obama o referentes póstumos de la lucha de los derechos civiles como John Lewis o Ruth Bader Ginsburg.
Biden es el candidato que tendría que ser la palanca que derrote a Trump en este referéndum en que se han convertido los comicios norteamericanos: Trump sí, Trump no. Pero este papel de transición no significa falta de liderazgo. Recuerda que tras el asesinato de John Kennedy, su vicepresidente Lyndon B. Johnson, tejano, se convirtió en el abanderado inverosímil que firmó desde la Casa Blanca la Ley de Derechos Civiles.
9. Debates que no pasarán a la Historia
Lo extrema polarización que viven los Estados Unidos se ha trasladado en datos concretos sobre la intención de voto. Han sido las elecciones en que los votantes han expresado su voto con más claridad y en que los debates electorales han sido menos decisivos. Los dos debates entre Trump y Biden han sido casi para olvidar. En el primero, en Cleveland, los insultos, las descalificaciones y las interrupciones marcaron una noche incivil según muchos analistas pero que demostraba el estado de enfrentamiento entre ambos candidatos. El segundo debate, en Nashville, se movió en unos estándares más tradicionales.
Ambas citas, a pesar de las limitaciones en tiempo de pandemia, demuestran que el formato está caducado en forma y fondo. 60 años después del primero, Kennedy-Nixon, los debates siguen la misma formula. Falta interacción con la audiencia, recursos audiovisuales y moderadores con un lenguaje más multiplataforma.
10. ¿Has apostado por el próximo POTUS?
No, un POTUS no es una planta. Son las siglas de President Of The United States. Y si has agotado los temas de conversación, te queda un último: la porra sobre el próximo presidente norteamericano gracias al #POTUSPredictor, un interactivo en que podrás acertar el resultado final de las elecciones. Mi apuesta: Joe Biden, 323 votos electorales, Donald Trump, 215. ¿Qué te juegas?