La compañía de Elon Musk, SpaceX, ha vuelto a vivir una madrugada agridulce. La segunda etapa de la nave Starship, el cohete más grande y poderoso del mundo, explotó y se perdió este jueves después de un despegue sin problemas desde la base de la compañía, SpaceX, en Boca Chica, en el sur de Texas, en la frontera con México. Antes de confirmar la pérdida del cohete, la empresa de Elon Musk ha detallado que durante la transmisión en directo que había perdido contacto con el cohete, que tenía que amerizar en el océano Índico. La explosión se produjo ocho minutos y veintinueve segundos después del despegue, y los restos de la nave espacial han sido vistos desde numerosas islas en el mar Caribe.

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Los restos de la nave Starship de SpaceX en Santo Domingo (República Dominicana) / EFE

El despegue se hizo con éxito, e incluso la primera etapa —Super Heavy- también consiguió volver a la base y ser cogido, por segunda vez, por los brazos mecánicos de Mechazilla. Sin embargo, el módulo superior, Starship, sufrió un fallo de telemetría y se ha acabado desintegrando antes de conseguir la órbita. "La nave espacial Starship ha sufrido un desmontaje rápido e imprevisto durante su ascenso. Los equipos seguirán revisando los datos de la prueba de vuelo de hoy para comprender mejor la causa raíz", ha señalado SpaceX en su cuenta de X. Con todo, han añadido que en una prueba como esta, "el éxito depende de lo que aprendemos, y el vuelo de hoy nos ayudará a mejorar la fiabilidad de la nave espacial Starship".

Los éxitos de la misión

El cohete había sido mejorado para este séptimo vuelo de prueba y la parte que se perdió llevaba por primera vez carga al espacio, en este caso una decena de réplicas de satélites de internet Starlink. La nave extraviada tenía que volar en una trayectoria suborbital durante aproximadamente una hora, en la que tenía previsto empapar en el océano Índico, tal como se había hecho en las últimas pruebas. En estos vuelos de prueba iniciales, la idea no es conseguir la órbita, sino dar la vuelta en el planeta y descender por la cola por delante y propulsadas por cohetes en el océano Índico.

El cohete se elevó este jueves a las 16:37 hora local, impulsado por el Super Heavy como estaba previsto después de varios retrasos debidos a desfavorables condiciones meteorológicas. Uno de los momentos claves ha sido cuando el gigantesco cohete se ha vuelto a acoplar a Mechazilla. Por segunda vez, la maniobra se ha completado con éxito, una que sitúa SpaceX un paso más cerca de su objetivo que es reutilizar el propulsor en futuras misiones tripuladas. Con eso, la compañía de Elon Musk busca abaratar costes y preparar el terreno para misiones mayores, como llevar humanos a la Luna, e incluso, a Marte.

SpaceX se había propuesto en esta nueva prueba del Starship lanzar una nave con mejoras significativas, e intentar la primera prueba de despliegue de carga útil, los Starlink. Además, buscaba volar múltiples experimentos de reentrada orientados a la captura y reutilización de naves, y lanzar y devolver el propulsor Super Heavy en la base en Texas, como lo ha conseguido. En la misma línea que el resto de pruebas, la primera etapa ha impulsado la superior fuera de la densa atmósfera inferior antes de volver de manera controlada.

Objetivos no cumplidos

El objetivo de la misión era por primera vez el despliegue de 10 réplicas de satélites Starlink y hacer diferentes experimentos de reentrada, pero finalmente no se ha podido conseguir. Así y todo, expertos coinciden en que SpaceX conseguirá avances significativos gracias a los datos recaudados en esta última prueba de Starship. La filosofía de la empresa es la de analizar los errores y diseñar unas mejoras en un tiempo récord. Elon Musk ha expresado su deseo de hacer al menos 25 vueltas de Starship durante el 2025, ante los cuatro realizados en 2024. Sin embargo, para llevar a cabo todos estos viajes, necesita la aprobación de la Administración Federal de Aviación (FAA), que mantiene la atención en los posibles problemas medioambientales y en la normativa de seguridad. Sin embargo, con la inminente toma de posesión de Donald Trump, el lunes 20 de enero, parece que podría hacer que este camino sea más sencillo.