Los que encuentren fascinante la Segunda Guerra Mundial, seguramente tienen, de manera permanente, un afán para descubrir cosas nuevas sobre el conflicto. En este sentido, toda experiencia es buena. Con 58 metros de altura, un poco más que la Torre Inclinada de Pisa, el búnker de Sankt Pauli, en Hamburgo, Alemania, ha dominado el horizonte de la ciudad durante 80 años. Y de hecho, está bastante cerca del estadio del club de fútbol que tiene el mismo nombre que el barrio: Sankt Pauli. Construido bajo el régimen nazi de Adolf Hitler, se trata de una reliquia de la historia de Alemania. Ahora bien, aparte de ser un búnker de hormigón, ahora se ha reinventado.
El renovado búnker cuenta ahora con dos restaurantes, un Hard Rock Hotel de cinco pisos y un bar y jardín en la parte de arriba en forma de pirámide. Por lo tanto, es posible ahora dormir en este búnker o tomar algo mientras uno intenta transportarse al pasado. El hotel está situado en el distrito de Karolinenviertel, moderno, urbano y adicto a la moda, hay tiendas, cafeterías vintage y la discoteca Knust, en un matadero reconvertido. Todo, el entorno idóneo para este búnker reconvertido.
Las habitaciones del hotel tienen diferentes precios. Pueden ir desde los 180 euros, por habitación clásica con todas las comodidades, hasta los 269, por una suite con vistas panorámicas en la ciudad. Además, el hotel dispone de todas las comodidades de un hotel moderno. Tal como destaca la CNN, hay una facturación automática, tecnología punta y espacios de coworking.
Si bien dormir en este hotel puede generar bastante curiosidad, no hay que ser huésped para disfrutar del búnker. En la planta baja, describe el mismo artículo, se encuentra una cafetería, un bar y una tienda Rock Shop para los que busquen productos de Hard Rock, un clásico de los clásicos turísticos. Finalmente, en la parte superior está el jardín, con un bar y una pasarela que rodea el edificio y al que el público puede acceder de forma gratuita.
Las características del búnker de Hamburgo
El búnker de Hamburgo fue una de las ocho torres antiaéreas (búnkeres antiaéreos que también servían como refugios) que Alemania construyó después de los ataques aéreos británicos sobre Berlín en 1940. El bunker de Hamburgo es un gigante de hormigón de 76.000 toneladas con paredes de 2,5 metros de grosor, por lo tanto, no se puede tirar al suelo fácilmente. La única torre antiaérea que quedó completamente destruida fue la del zoológico de Berlín, las otras están en zonas densamente pobladas donde los explosivos utilizados representarían un riesgo demasiado grande, según destaca AFP. "La idea de aumentar la altura del edificio con vegetación era añadir una cosa pacífica y positiva a este bloque enorme que quedó de la dictadura nazi", explica a la agencia AFP Anita Engels, de la asociación de vecinos de Hilldegarden que dio apoyo al proyecto.