Alemania endurecerá los controles en sus fronteras a partir del 16 de septiembre, una decisión que puede tener un impacto significativo en el espacio Schengen y la libre circulación de personas dentro de la Unión Europea. El gobierno alemán anunció el pasado 9 de septiembre la decisión de establecer controles temporales en todas sus fronteras terrestres, más de 3.700 kilómetros en total, durante seis meses, con el objetivo de "reducir la migración por vía irregular y mejorar la seguridad interior. Berlín dijo el lunes que los controles vigentes en su frontera con Austria desde el 2015, y desde el año pasado con Polonia, República Checa y Suiza, se extenderían la próxima semana en Francia, Luxemburgo, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca. Esta medida, que forma parte de los cambios impulsados desde el ejecutivo alemán en reacción al atentado del mes de agosto pasado en la ciudad de Solingen, donde un yihadista apuñaló mortalmente a tres personas en un festival e hirió ocho más, supone para algunos una "suspensión de facto" del acuerdo Schengen en sus fronteras. Eso afecta directamente a uno de los pilares fundamentales de la Unión Europea: la libre circulación de personas entre los países miembros.

Controles temporales permitidos

El espacio Schengen de Europa sin pasaportes se creó el año 1985 e incluye 25 de los 27 Estados miembros de la UE (todos excepto Irlanda y Chipre) más otros cuatro, Islandia, Liechtenstein, Suiza y Noruega, y permite la libre circulación entre todos ellos sin controles fronterizos. Se permiten controles temporales en situaciones de emergencia y circunstancias excepcionales para evitar amenazas específicas a la seguridad interna o al orden público, y normalmente se han impuesto después de ataques terroristas, para grandes acontecimientos deportivos y durante la pandemia. Estos controles temporales son medidas que tienen que aplicarse como último recurso, y en situaciones excepcionales, y su aplicación tiene que ser proporcional. Pero su uso es cada vez más frecuente y prolongado por parte de varios países miembros, lo que plantea dudas sobre la viabilidad a largo plazo del sistema Schengen en su forma actual. La decisión de Alemania, que es un país central en la UE, podría acelerar este debate sobre el futuro del espacio de libre circulación europeo. De hecho, no solo Alemania, otros miembros del espacio Schengen como Austria, Italia, Eslovenia, Suecia o Francia han establecido controles fronterizos este año.

Posible efecto dominó

Existe el riesgo y el temor a que otros países sigan el ejemplo de Alemania y refuercen también sus propios controles fronterizos. Eso podría desencadenar un efecto dominó que erosione todavía más el principio de libre circulación en el espacio Schengen. La decisión alemana de establecer estos nuevos controles puede tener un efecto negativo a la movilidad de trabajadores transfronterizos, para las rutas europeas de transporte de mercancías y el flujo de viajeros entre países. Por eso representa un revés para la integración económica y social europea que el acuerdo de Schengen ha facilitado durante décadas.

La decisión alemana ha generado rechazo y reacciones negativas en algunos de los países vecinos. Así, Polonia, a través del primer ministro Donald Tusk, ha calificado la medida como "inaceptable", y ha calificado este movimiento de una "suspensión de facto y a gran escala del espacio Schengen", y podría considerar implementar sus propios controles como respuesta. Austria, por su parte, ha anunciado que no aceptará migrantes rechazados por Alemania, mientras que los Países Bajos existe preocupación por los posibles perjuicios que estos controles pueden causar a los viajeros transfronterizos y por el impacto en la movilidad de las personas que atraviesan la frontera regularmente por motivo de trabajo, estudio o turismo.

Controles fijos o móviles

Los controles alemanes que se establecerán a partir del día 16 se pueden producir en cualquier punto de la frontera, y pueden ser fijos o móviles. "La policía federal responsable decidirá el alcance, la intensidad, el lugar y la duración de los controles respectivos en función de la situación. Por lo tanto, no se pueden descartar perjuicios al tráfico transfronterizo, pero se tendrían que evitar en la medida en que sea posible", explicó el ministerio del Interior de Alemania. La ministra alemana, Nancy Faeser, ya dejó claro que la medida se ha tomado ante la carga global que pesa sobre Alemania, "especialmente la capacidad limitada de los municipios para proporcionar vivienda, educación y servicios de integración, después de haber acogido a 1,2 millones de refugiados de la guerra en Ucrania y un gran número de solicitantes de asilo en los últimos años". Con respecto a la segunda razón que ha llevado a tomar estas medidas, está "la necesidad de protegerse contra el terrorismo extremista islámico y la delincuencia transfronteriza grave". De esta manera, se ha interpretado la postura del gobierno liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz como una asunción del discurso de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) que se proyecta como la segunda fuerza en intención de voto en las encuestas.