"Joseph estaba esperando el metro en Manhattan el mes pasado cuando un acto de violencia aleatoria transformó su vida". Así empieza el artículo del The New York Times sobre la historia de Joseph Lynkskey, un hombre de 45 años, que la noche del 31 de diciembre pasado estaba en el lugar y el momento inoportuno. ¿El lugar? Delante del andén de la estación de metro de la calle 18 de Manhattan, en el barrio de Chelsea, mientras esperaba un tren que lo tenía que llevar a Brooklyn. ¿El momento? Cuando se cruzó con un individuo que, sin ninguna razón, decidió llevar a cabo un acto violento y Joseph se convirtió en su víctima. El atacante, identificado como Kamel Hawkins, de 23 años, y que llevaba una chaqueta oscura y la cabeza bajo una capucha, se le acercó cuando estaba mirando su teléfono en la plataforma, y le dió un empuje un segundo antes de que el tren de la línea 1 llegara al andén.

El incidente fue captado por las cámaras de seguridad, que grabaron este acto de violencia sin sentido contra Lynkskey, y cualquiera que mire el vídeo, piensa que este pobre hombre en este momento debe estar muerto. Pero no. "Milagrosamente", tal como reconocieron las autoridades, el hombre sobrevivió al ataque, aunque sufrió graves lesiones: fractura de cráneo, fractura de costillas, perforación del bazo y un brazo roto, además de las secuelas emocionales y psicológicas que sufre y de las cuales tardará más que su cuerpo en recuperarse. Kamel Hawkins fue detenido por la policía aquel mismo día. Se ha declarado no culpable de intento de homicidio en segundo grado, agresión e intento de agresión.

 

 

Suerte, a pesar de todo

Sin embargo, aunque no lo parezca, Joseph Lynkskey también tuvo mucha suerte, porque consiguió salvar la vida gracias a una combinación de factores fortuitos y a su sangre fría. Cayó entre las vías en lugar de hacerlo directamente bajo el tren, y eso evitó que fuera chafado por las ruedas del vagón. También tuvo suerte de no ser golpeado de frente por el tren, sino que fue impactado de manera indirecta, y eso también redujo la gravedad de las lesiones, aunque estuvo en estado crítico. El tercer factor es que Lynkskey tuvo bastante aplomo y cabeza para quedarse inmóvil en el espacio de entre las vías, evitando el contacto con el tercer raíl electrificado, lo que evitó que muriera electrocutado. Los bomberos y también algunos testigos actuaron rápidamente para rescatar a  Lynkskey de bajo el tren, lo que también contribuyó a salvar su vida.

Por una fracción de milisegundo

"Miré hacia arriba y estaba bajo el tren", recuerda Lynkskey en el reportaje que le dedica The New York Times. "Una fracción de milisegundo, y este tren probablemente habría puesto fin a mi vida o me habría quedado paralítico", explica. No está seguro de cómo darle sentido a lo que ocurrió. "Sobreviví. No sé cómo lo hice", explica este profesional del mundo de la música. Lynkskey es jefe de programación de contenidos y música de Gray V, una empresa que crea música de fondo y listas de reproducción para hoteles, restaurantes, gimnasios y comercios detallistas. Cuando tenía 20 años, se trasladó de Miami a Nueva York, conduciendo desde South Beach hasta el South Slope de Brooklyn. Había estado trabajando como productor musical y rápidamente se integró en las escenas de producción musical y discotecas de Nueva York.

"Volé por el aire"

"Escuché y vi el tren que llegaba", añade "Probablemente miré mi teléfono durante, tan solo lo sé, 10, 15 segundos. "Entonces sentí el empujón más duro", sigue relatando Lynskey. "No estaba preparado para que nadie me atacara. Soy un chico fuerte, pero me empujaron muy fuerte y por detrás. Y volé por el aire". Tal como relata al rotativo neoyorquino, Joseph Lynkskey aterrizó en el lado izquierdo de la trinchera. Su cabeza y las costillas cayeron al suelo. Levantó la vista y vio el tren sobre él. Y avistó el tercer raíl a pocos centímetros de distancia. Sabía que podría quedar electrocutarlo si su cuerpo o incluso su chaqueta de agua lo tocaban. Se mantuvo lo más quieto posible y empezó a gritar: ¡"Me han empujado! ¡Alguien, por favor, ayúdenme"! Y afortunadamente, la ayuda llegó.

Una pesadilla compartida

Caer o ser empujado en el metro es una pesadilla compartida por los millones de personas que se mueven en este transporte, uno de los más y concurridos del mundo. Pero las cifras no demuestran que sea un incidente muy extendido. El año pasado, 26 personas fueron empujadas en las vías del metro en Nueva York, que diariamente acoge a 3,9 millones de pasajeros y que anualmente mueve en torno a 1.400 millones de pasajeros. La cifra bajó con respecto al 2022 (34 incidentes de este tipo) o 2021 (30) por el incremento de la presencia policial en las estaciones, la instalación de más cámaras de seguridad y las campañas de concienciación pública sobre la seguridad en el metro. A pesar de la experiencia que revivirá toda la vida, Lynkskey no renuncia a seguir cogiendo este medio de transporte, porque "el metro es la línea de vida de esta ciudad", afirma. "No creo que ningún neoyorquino tenga que plantarse contra una pared o agarrarse a un pilar para sentirse seguro mientras se acerca el tren". Eso sí, tiene muy claro que lo que le pasó "es inaceptable", y pide a las autoridades que lo hagan mejor. "Proteged a vuestros ciudadanos".