Aparición confusa de Putin en la televisión rusa después del alzamiento de Wagner de este sábado. En una entrevista previamente grabada y emitida este domingo, el presidente ruso ha reafirmado su determinación de continuar la guerra en Ucrania, a pesar de haberse enfrentado a "desafíos inesperados", haciendo referencia al alzamiento del grupo Wagner este sábado. La entrevista, grabada el miércoles 21 de junio y emitida después de la resolución del primer intento de golpe de estado contra Moscú en tres décadas, quiere poner de manifiesto la concentración de Putin en la "operación militar" en Ucrania.

El mensaje, donde el líder ruso busca mostrar una imagen de control total a pesar de haber quedado debilitado después del alzamiento, se ha emitido después del intento de revuelta este sábado por parte del Grupo Wagner, una fuerza de mercenarios rusos que había sido instrumental en el conflicto en Ucrania. No obstante, Putin ha evitado la llegada de los mercenarios a Moscú con la ayuda del presidente bielorruso, Aleksandr Lukaixenko, quien medió un acuerdo con el jefe de Wagner, Ievgueni Prigojin, que se marchará exiliada en Bielorrusia a cambio de no ser procesado.

"Le dedico la máxima prioridad (a la guerra en Ucrania). Empiezo el día con eso y con eso lo acabo", afirma el mandatario ruso, quien también explica que está "operativo" todo el día y preparado para recibir comunicaciones sobre este tema a cualquier hora del día, aunque reconoce que últimamente va a dormir "muy tarde". "Claro, yo siempre tengo que estar disponible. Y así sucede", explica. Según Putin, eso permite "crear una situación en la cual todos nos sentimos seguros". "Sin lugar a dudas, estamos en condiciones de cumplir con todos los planes y tareas que nos hemos propuesto. Eso se refiere tanto a la defensa del país como la operación especial militar, la economía en general y algunas de sus direcciones", añade. El presidente recalca que "hay que dedicarse a eso las 24 horas al día". "De otra manera es imposible", concluye.

La entrevista se ha emitido en un momento crítico, después del intento de revuelta del Grupo Wagner, una fuerza de mercenarios rusos en que Moscú ha confiado mucho en la guerra contra Ucrania y en operaciones militar de todo el mundo. El Grupo Wagner sorprendió a la élite rusa y el mundo con una marcha rápida desde Rostov hacia Moscú, poniendo en entredicho la autoridad del Kremlin y de Putin, quien se dirigió al presidente bielorruso Aleksandr Lukaixenko para conseguir ayuda. Lukashenko intervino personalmente y negoció con éxito un acuerdo con Ievgueni Prigojin, cabeza del Grupo Wagner. El acuerdo implicaba que Prigojin se instalara en Bielorrusia, y como resultado, las tropas de Wagner se retiraron el domingo.