Los conservadores y los socialdemócratas suman suficientes diputados para formar gobierno en Alemania, después de las elecciones de este domingo. Es decir, que los bloques del ganador de los comicios, Friedrich Merz, y del canciller saliente, Olaf Scholz, no necesitarán ningún partido más para formar una gran coalición. Ni los Verdes, ni Die Linke, ni la minoría danesa del SSW —ni, por descontado, ni los ultras de la AfD—: ninguna de estas formaciones son necesarias en las conversaciones postelectorales, ya que la CDU (con la CSU, de Baviera) y el SPD tienen los escaños más que suficientes para explorar a un ejecutivo conjunto.
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Si miramos la distribución de escaños en el Bundestag (la cámara baja alemana), la CDU y la CSU tienen 208 diputados, mientras que el SPD tiene 120. Todos juntos suman 328 de un total de 630, es decir, que tienen 12 escaños más de los 316 necesarios para formar gobierno. "Esto es exactamente lo que queremos", ha asegurado este lunes Merz, que ya ha puesto en marcha las conversaciones y llamadas para negociar el nuevo ejecutivo. Según ha explicado, este lunes tenía que hablar con los copresidentes de los socialdemócratas, Lars Klingbeil y Saskia Esken, mientras que hablaría con Scholz en los próximos días. "Ahora nos estamos preparando para esta fase, que durará inevitablemente algunas semanas", ha señalado, a la vez que ha añadido que quiere estar en condiciones de tener un gobierno "aproximadamente en Semana Santa".
El SPD ha indicado que está dispuesto a asumir la responsabilidad de formar parte del ejecutivo, con el foco sobre la política internacional. "El mundo es turbulento y las decisiones no esperan. Vemos lo que el nuevo gobierno estadounidense hace o deja de hacer y no sabemos qué decisiones se podrán plantear en Alemania en los próximos días en relación con Ucrania. La política alemana tiene la tarea de hacer fuerte a Europa en esta fase histórica", ha dicho Klingbeil, en una rueda de prensa de este lunes. Ahora bien, ha pasado la pelota a Merz y ha afirmado que le corresponde al conservador dar los primeros pasos para acercar posiciones, hasta que se produzca una eventual negociación.
"Cuando veo algunas declaraciones de Merz en las últimas semanas, incluso en los últimos días, entonces no ha construido puentes sobre las brechas con el SPD, sino que las ha hecho más profundas. Y estoy intrigado para saber cómo se imagina el señor Merz una cooperación con los socialdemócratas", ha advertido Klingbeil, después de recordar que los miembros del partido tendrán que ratificar el posible acuerdo y que solo el curso de las conversaciones permitirá dilucidar si se formará o no una gran coalición.
Política exterior, migración y economía sin los Verdes
El líder conservador ha apuntado que los contactos con los socialdemócratas se centrarán en tres grandes temas. Uno de ellos es la política exterior y de seguridad, en un momento en el cual Europa tiene que ser capaz de actuar "muy rápidamente", motivo por el cual esta cuestión tiene "prioridad absoluta". Los dos partidos comparten posiciones con respecto a la guerra de Ucrania y el resto de la política exterior, pero tienen grandes diferencias tanto en migración como en economía —los otros dos grandes temas.
Respecto a la migración, Merz ha supuesto que los socialdemócratas estarán dispuestos a "resolver el problema" de la migración irregular. Pero para el SPD el cierre de fronteras a los solicitantes de asilo y las consiguientes devoluciones en caliente son una línea roja, porque van en contra del derecho comunitario. Sobre la parte económica, los socialdemócratas quieren asumir más deuda para poder financiar inversiones y subvenciones para atraer empresas extranjeras con el objetivo de reactivar la economía, mientras que la CDU apuesta por bajar impuestos y reducir los costes. Sea como sea, el líder conservador confía en que será más fácil llegar a un acuerdo sobre economía, ya que finalmente no harán falta los Verdes como terceros socios de gobierno —que insisten en la electrificación de la industria—. Si finalmente hubiera conseguido representación la izquierda populista de la BSW, que se quedó fuera por unos 13.400 votos, habría sido imposible una gran coalición y se tendría que haber contado con los ecologistas. La líder de la BSW, Sahra Wagenknecht, ha adelantado que estudian acciones legales por posibles irregularidades en la votación y el recuento, así como por la posible manipulación de sondeos durante la campaña.