¿Es posible transformar una extensión de desierto en tierra verde y fértil llena de vida salvaje? El ingeniero holandés Ties van der Hoeven cree que sí. Su mirada está puesta, precisamente, en la península del Sinaí, en Egipto, una extensión árida y triangular que conecta África con Asia. Hace muchos millares de años, estaba llena de vida, pero otras actividades humanas y una agricultura agresiva habría provocado que se haya convertido en un desierto estéril.

Van der Hoeven cree que puede revertir esta situación. Según detalla, se habría pasado años perfeccionando una iniciativa que tiene como objetivo restaurar la vida vegetal y animal de aproximadamente 35.000 kilómetros cuadrados de la península del Sinaí. El objetivo, destaca la CNN, es absorber el dióxido de carbono que calienta el planeta, aumentar las precipitaciones y llevar alimentos a la población local. En este sentido, ha explicado a la CNN que es la respuesta de una serie de problemas globales.

La idea de hacer que desiertos vuelvan a ser fértiles no es nueva. De hecho, este es una de las muchas ideas que hay en forma de proyectos con el fin de parar la desertificación. Un hecho que a Naciones Unidas denominan la crisis silenciosa, según dice la misma cadena norteamericana. Ahora bien, el concepto es controvertido. Los críticos dicen que esta transformación no está probada, es decir, es muy complicada y podría afectar negativamente al agua y al clima.

¿Qué haría falta para convertir el desierto en lago?

En el 2016, Van der Hoeven se involucró en una empresa para ayudar al gobierno egipcio a recuperar las menguantes poblaciones de peces en el lago Bardawil, una laguna de agua salada en el norte del Sinaí, separada del Mediterráneo por un estrecho banco de arena. Solía tener más de 30 metros de profundidad, pero ahora tiene menos de 3 metros en algunas partes, además de estar caliente y salada. En pocas semanas, ideó un plan por abrir la laguna creando entradas de marea y dragando "barrancos de marea" para permitir que fluyera más agua de mar, haciéndola más profunda, más fría, menos salada y más llena de vida marina. Y con estas investigaciones, quiso ir a más.

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Al examinar el terreno con Google Earth, vio el contorno de una red de ríos ahora secos que atravesaban el Sinaí como vasos sanguíneos, cosa que sugería que esta tierra, en algún momento, fue verde. Estudió modelos meteorológicos y estudios ecológicos y empezó a ver conexiones. Tal como recoge la CNN, podría utilizar los sedimentos extraídos del lago Bardawil para ayudar a reverdecer a la zona circundante. "Son salados, pero contienen muchos nutrientes y minerales, que son necesarios para empezar a restaurar la tierra", habría destacado en la cadena norteamericana.

Empezaría con los pantanales en torno al lago, ampliándolos para atraer aves y peces. Después, se adentraría más en las montañas de la región, abombando los sedimentos del lago y colocándolos en capas para crear suelos donde pudieran crecer diferentes variedades de plantas tolerantes a la sal. Eso ayudaría a revitalizar los suelos, detallaba al experto a la CNN, reduciendo los niveles de sal y haciendo que la tierra sea capaz de soportar una variedad mayor de plantas.

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La idea central de Van der Hoeven es que añadir vegetación al paisaje significará más evaporación, más formación de nubes y más lluvia. Incluso podría cambiar los vientos, ya que hacer que la región sea verde de nuevo puede traer de vuelta corrientes de aire cargadas de humedad, dijo. "Eso podría cambiar completamente los patrones climáticos". Eso, sin embargo, no sería rápido. Harían falta, según destaca en la publicación, entre cinco y siete años para revitalizar el lago y entre 20 y 40 años, para una reforestación más amplia.